Artículo del Instituto Mises Hispano:
"Una carta abierta a mi arrendador
Por desgracia, se ha hecho necesario que exprese mi disgusto y el de mi familia con la forma en que su empresa nos ha estado tratando como clientes. Nuestras interacciones recientes con la dirección indicaban que su empresa da una importancia ínfima a los pasados seis años de nuestra relación contractual. Aunque hemos estado pagando la renta cada mes de los pasados seis años sin ninguna incidencia, su personal supuso que la mejor manera de comunicar un pago atrasado el mes pasado es un aviso N4 de desahucio. El aviso N4 indica con una fuente grande, en negrita y subrayada que “es un aviso legal que podría llevar a que sea desahuciado de su hogar”. Este aviso de desahucio estaba acompañado por una carta que “pide que en el futuro ustedes (se refiere a mi mujer y a mí) hagan más esfuerzo para hacer que su renta se pague a tiempo”.
Me preguntó por qué su personal asume como tarea juzgar la cantidad de esfuerzo que pongo en mis actividades diarias. Su personal supone incorrectamente que mi falta de esfuerzo fue la causa del pago atrasado. ¿No es posible que pusiera un esfuerzo extraordinario en pagar a tiempo y aun así no pudiera hacerlo? Espero que estén de acuerdo en que hay situaciones en las que, a pesar de esfuerzos extraordinario, la gente no consigue alcanzar sus objetivos. Espero que también estén de acuerdo en que alguna gente puede tener bastante éxito en muchas actividades aunque ponga un esfuerzo mínimo en ellas. Pero al juzgar mis decisiones personales y aconsejar cuánto esfuerzo debo dedicar en alcanzar mis fines diarios, su personal está sobrepasando los límites de la conducta respetuosa y de buen gusto.
Sin embargo, como esto es solo un síntoma de un problema subyacente más grave, dejaré a un lado el lenguaje impreciso y, mi modo de ver, arrogante de su empleado. Déjeme, por el contrario, expresar mi completa comprensión por la forma en que se me trata como su inquilino. Dado el entorno regulatorio actual en Ontario, es de hecho razonable que un arrendador proporcione un servicio de baja calidad a sus inquilinos. ¿Por qué? Porque bajo el sistema regulatorio actual un arrendador puede obtener ganancias financieras incluso proporcionando un servicio de baja calidad. Ontario es una de las regiones más legisladas y burocráticas en el mundo para la gestión de la relación inquilino-arrendador. Bajo este sistema regulatorio, los arrendadores están sometidos al programa de estabilización de rentas y a multitud de otros requisitos. Este programa tiene al menos tres consecuencias principales: (1) reduce el ingreso que el arrendador tiene a su disposición para proporcionar calidad en el servicio; (2) crea un exceso de demanda para unidades de alquiler; (3) proporciona incentivos a los arrendadores para desahuciar a inquilinos con arrendamientos más prolongados.
Las regulaciones de estabilización de rentas impiden que los arrendadores aumenten la renta de año en año en más que cierto porcentaje. Ese porcentaje para la renta de 2014 respecto de 2013 es del 0,8%, que es una fracción de la tasa general de inflación para este año. Las restricciones de la renta aplicadas a lo largo de un periodo más largo de tiempo suprimen alquileres por debajo del nivel que establecería el mercado en ausencia de esta regulación. Como consecuencia, hay una mayor cantidad de demanda de apartamentos para alquilar: hay un exceso de demanda. Debido a este exceso de demanda, los arrendadores tienen pocos incentivos para hacer felices a sus actuales inquilinos con su servicio de vivienda. En un mercado con un exceso de demanda, es relativamente fácil encontrar un nuevo inquilino en un periodo corto de tiempo. Además, bajo la regulación actual, la renta inicial de un nuevo inquilino no está ligada con la cantidad de renta pagada por el inquilino anterior. Esto significa que, comparada con la renta pagada por el inquilino anterior, la del nuevo inquilino pude aumentarse en más que el porcentaje máximo permitido para antiguos inquilinos. Bajo estas condiciones, yo, como inquilino con una historia más larga de alquiler en este edificio, puede convertirme en un pasivo en lugar de en un activo para su empresa si esta puede conseguir un mayor ingreso poniendo un nuevo inquilino en el apartamento que estoy utilizando actualmente. Puede resultar beneficioso para su empresa que esté insatisfecho con la calidad del servicio y por tanto decida irme.
Está claro que bajo la actual estructura de incentivos, que es en su mayor parte una consecuencia del entorno regulatorio, ser amable o respetuoso con sus inquilinos no tiene ventajas financieras evidentes para su empresa. Al contrario que otros negocios menos regulados, que necesitan atraer a sus clientes proporcionando servicio que sea mejor que el de la competencia, el sector de la vivienda arrendada en Ontario no tiene este incentivo. Un acto de amabilidad o respeto sería un favor personal hacia sus inquilinos, no algo que hagan para asegurar una mayor viabilidad financiera en su negocio.
Acepto la realidad de que su personal no está dispuesto a proporcionarme a mí ni a mi familia este favor y tratarnos con el respeto que creemos merecer. Sin embargo me pregunto por qué su personal espera que hagamos favores a su empresa. Uno de sus gestores de propiedad sugirió que mi mujer y yo podíamos evitar estos avisos de desahucio N4 si depositábamos cheques postdatados y si establecíamos una transferencia automática en nuestro banco. Pero lo único que estamos obligados a hacer bajo la ley es hacer nuestro pago antes de las 11:59 pm del primer día de cada mes. En relación con nuestra obligación legal, las dos opciones que sugirió su personal son claramente favores que estaríamos haciendo a su empresa. Los favores hay que ganárselos y, a mi juicio, su empresa no se ha ganado ningún favor de mí o de mi familia.
También pienso que dejaremos de hacerles los favores que hicimos en el pasado cuando omitimos mencionar una serie de errores cometidos por su personal. Por ejemplo, debido al mal juicio de su personal, mi familia tuvo de estar más de un año viviendo puerta con puerta con un violento adicto a las drogas con serios problemas psicológicos. Estuvo claro para mí desde el primer día de este arrendamiento que había algo gravemente incorrecto en este individuo y no entiendo cómo su personal no fue capaz de advertirlo. Su personal trató de presionar a mi familia para que proporcionara una queja por escrito para facilitar su tarea de desalojar a este individuo. Su empleado debería ser consciente de que, como tengo dos niños pequeños, esa queja habría puesto en peligro a mi familia frente a esta persona altamente impredecible, que acabó ocasionando varias intervenciones policiales. No es de mi incumbencia arreglar los errores que hayan cometido sus empleados. He omitido mencionar este y varios otros ejemplos de falta de profesionalismo en su personal y lo hice porque quería hacerles un favor perdonándoles sus equivocaciones. Esto se acabó. Debe hacerse público que su personal ha tomado varias malas decisiones en este lugar. No tengo razones para creer que estas malas decisiones terminen pronto.
Es una pena que lleguemos a esta situación, pero tal vez su experiencia y las experiencias de otra gente de Ontario puedan utilizarse para ilustrar el hecho de que las actuales leyes de alquiler no promueven la resolución de conflictos y la cooperación pacífica, como se pretende que hagan las leyes y como enseño a mis alumnos. Por el contrario, estas leyes crean incentivos para una falta de respeto mutuo, lo que genera desconfianza y hostilidad, justamente lo opuesto de lo que se supone que hacen las buenas leyes.
Atentamente,
Pedrag Rajsic"
Publicado el 20 de enero de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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