Los últimos datos de la Agencia Tributaria indican que el salario medio del sector público fue en 2014 un 50% más alto que en el privado, algo insostenible en un país (y que tampoco se da en el resto de Europa, donde los salarios públicos son menores al sector privado), lo que permite una mayor sostenibilidad del sistema.
Uno de los argumentos que se emplean (y es cierto que haga aumentar esa diferencia) es que la cualificación media en la administración es superior a la del sector privado, muy enfocada al sector servicios, de baja cualificación, lo que explica parte de dichas diferencias.
Lo que no se tiene en cuenta, es que aún así, dichas diferencias son muy superiores a lo que ocurre en otros países (y hay que tener en cuenta que es esa gente, con bajos sueldos, los que se ven azotados por crecientes impuestos para mantener los mayores sueldos del sobredimensionado sector público) y en segundo lugar que aún en igualdad de cualificación del puesto de trabajo, (como también indican los datos y he mostrado en otros artículos), los salarios en el sector público también son bastante superiores a los del sector privado, lo que es una aberración irracional (entre otras cosas puesto que sus beneficios no salariales son enormemente superiores, y porque la seguridad laboral es infinitamente mayor, otro error por cierto, que no se da en los envidiados países nórdicos, aunque solo para lo que interesa).
Cuanto más intensidad y agravamiento de estos hechos, menos productiva es una economía, menos rica y menos capitalizada, provocando menores salarios en el sector privado y menos empleos (y por extensión a futuro en el público), impuestos más elevados (todavía menos poder adquisitivo en manos de la gente) y menos capacidad para mantener dicha situación, que conlleva y conllevará una situación creciente de desigualdad salarial, una lucha y presión del lobby (en este caso funcionarial) mayor para mantener sus privilegios, un aumento del conflicto "social" y finalmente un empeoramiento para todas las partes.
Por supuesto, una cosa es lo que es mejor para el conjunto o mayoría de ciudadanos y para todos en el largo plazo y otra cosa cosa son los intereses personales de cada grupo de presión o interés (lobby). Así, vemos en este caso, los empleados públicos y funcionarios reaccionarán agresivamente ante toda crítica que se les haga para mantener SUS intereses, de la misma manera que otros grupos (empresariales, políticos, sociales...) pretenderán emplear las herramientas de la política (presionar al político de turno, arrimarse al poder, corromper al poder, dar apoyo político y propaganda del partido de turno a cambio de favores y privilegios o leyes favorables) para SUS beneficios particulares, a cambio de arrebatarles dinero a la fuerza (vía impuestos, subvenciones...) al resto de la sociedad.
Esta es la manera en la que estamos y hemos llegado a esta situación: Una enorme red clientelar hacia múltiples direcciones imposible de desmantelar por político alguno, puesto que el rechazo a esto o la intención de hacer perder los privilegios provoca un nulo apoyo político e incapacidad obtener el poder, que es el fin último del político.
Y mientras unos se quejan de los privilegios de otros (los bancos por ejemplo o cámbiese por otro grupo), aplauden hipócritamente sus privilegios (funcionarios por ejemplo o cámbiese por otro grupo).
No se dan cuenta de que mientras recibe por un lado de un lado, dan aún más por otro, haciendo la economía más improductiva, corrupta y burocrática (despilfarradora y destructora de capital), lo que afecta negativamente a la creación de riqueza, la productividad, la innovación y el crecimiento de los salarios, haciéndola además más injusta e inmoral, pues mediante el uso de la ley, se legitima al robo coactivo de unos contra otros, se crean odios entre unos y otros e injusticias, no permitiéndose una mucho mayor satisfacción de las necesidades de las personas.
Pero a ver quién es el "valiente" que cambia esto, mientras la mentalidad de la gente siga siendo la misma debido a los perversos incentivos que hacen que siga esta situación.
El siguiente artículo se hace eco del informe de la Agencia Tributaria.
Uno de los argumentos que se emplean (y es cierto que haga aumentar esa diferencia) es que la cualificación media en la administración es superior a la del sector privado, muy enfocada al sector servicios, de baja cualificación, lo que explica parte de dichas diferencias.
Lo que no se tiene en cuenta, es que aún así, dichas diferencias son muy superiores a lo que ocurre en otros países (y hay que tener en cuenta que es esa gente, con bajos sueldos, los que se ven azotados por crecientes impuestos para mantener los mayores sueldos del sobredimensionado sector público) y en segundo lugar que aún en igualdad de cualificación del puesto de trabajo, (como también indican los datos y he mostrado en otros artículos), los salarios en el sector público también son bastante superiores a los del sector privado, lo que es una aberración irracional (entre otras cosas puesto que sus beneficios no salariales son enormemente superiores, y porque la seguridad laboral es infinitamente mayor, otro error por cierto, que no se da en los envidiados países nórdicos, aunque solo para lo que interesa).
Cuanto más intensidad y agravamiento de estos hechos, menos productiva es una economía, menos rica y menos capitalizada, provocando menores salarios en el sector privado y menos empleos (y por extensión a futuro en el público), impuestos más elevados (todavía menos poder adquisitivo en manos de la gente) y menos capacidad para mantener dicha situación, que conlleva y conllevará una situación creciente de desigualdad salarial, una lucha y presión del lobby (en este caso funcionarial) mayor para mantener sus privilegios, un aumento del conflicto "social" y finalmente un empeoramiento para todas las partes.
Por supuesto, una cosa es lo que es mejor para el conjunto o mayoría de ciudadanos y para todos en el largo plazo y otra cosa cosa son los intereses personales de cada grupo de presión o interés (lobby). Así, vemos en este caso, los empleados públicos y funcionarios reaccionarán agresivamente ante toda crítica que se les haga para mantener SUS intereses, de la misma manera que otros grupos (empresariales, políticos, sociales...) pretenderán emplear las herramientas de la política (presionar al político de turno, arrimarse al poder, corromper al poder, dar apoyo político y propaganda del partido de turno a cambio de favores y privilegios o leyes favorables) para SUS beneficios particulares, a cambio de arrebatarles dinero a la fuerza (vía impuestos, subvenciones...) al resto de la sociedad.
Esta es la manera en la que estamos y hemos llegado a esta situación: Una enorme red clientelar hacia múltiples direcciones imposible de desmantelar por político alguno, puesto que el rechazo a esto o la intención de hacer perder los privilegios provoca un nulo apoyo político e incapacidad obtener el poder, que es el fin último del político.
Y mientras unos se quejan de los privilegios de otros (los bancos por ejemplo o cámbiese por otro grupo), aplauden hipócritamente sus privilegios (funcionarios por ejemplo o cámbiese por otro grupo).
No se dan cuenta de que mientras recibe por un lado de un lado, dan aún más por otro, haciendo la economía más improductiva, corrupta y burocrática (despilfarradora y destructora de capital), lo que afecta negativamente a la creación de riqueza, la productividad, la innovación y el crecimiento de los salarios, haciéndola además más injusta e inmoral, pues mediante el uso de la ley, se legitima al robo coactivo de unos contra otros, se crean odios entre unos y otros e injusticias, no permitiéndose una mucho mayor satisfacción de las necesidades de las personas.
Pero a ver quién es el "valiente" que cambia esto, mientras la mentalidad de la gente siga siendo la misma debido a los perversos incentivos que hacen que siga esta situación.
El siguiente artículo se hace eco del informe de la Agencia Tributaria.
Artículo de Voz Pópuli:
Los empleados públicos cobraron en 2014 un 50 por ciento más de media que los trabajadores del sector privado, de acuerdo con las estadísticas de la Agencia Tributaria difundidas este jueves. El dato se conoce justo un día antes de que Mariano Rajoy anuncie dos buenas nuevas para los trabajadores de la Administración. Por un lado, un alza salarial del 1 por ciento en 2016. Y por otro, la restitución este mismo año de un 25 por ciento de la paga extra suprimida en 2012 y el abono del 50 por ciento restante en 2016.
En 2014, el sueldo medio del sector público ascendió a los 33.531 euros anuales, mientras que la retribución del ámbito privado se situó en los 22.392 euros. Se trata de unos datos recabados por la Agencia Tributaria y por lo tanto altamente fiables. Las cifras se dan en términos brutos sin contemplar el coste de la Seguridad Social.
Salvo en 2011 que repuntó un leve 0,4 por ciento, la remuneración media del sector privado ha descendido en los últimos cinco años y acumula un retroceso del 3,6 por ciento.
Por el contrario, las retribuciones de los trabajadores de las diversas administraciones y empresas públicas tan sólo han cedido un 1,9 por ciento de 2010 a 2014. Aunque en 2010 y 2012 sufrieron recortes por valor de 6,4 puntos en total, durante los ejercicios 2011, 2013 y 2014 repuntaron, compensando una parte de la pérdida como se puede apreciar en la tabla mostrada a continuación. Incluso si el sector público ha encajado dosis de austeridad, el sector privado ha sufrido mucho más, tanto en términos de pérdida de empleo como por unos niveles de salarios mucho más pequeños.
En 2014, el sueldo medio del sector público ascendió a los 33.531 euros anuales, mientras que la retribución del ámbito privado se situó en los 22.392 euros. Se trata de unos datos recabados por la Agencia Tributaria y por lo tanto altamente fiables. Las cifras se dan en términos brutos sin contemplar el coste de la Seguridad Social.
Salvo en 2011 que repuntó un leve 0,4 por ciento, la remuneración media del sector privado ha descendido en los últimos cinco años y acumula un retroceso del 3,6 por ciento.
Por el contrario, las retribuciones de los trabajadores de las diversas administraciones y empresas públicas tan sólo han cedido un 1,9 por ciento de 2010 a 2014. Aunque en 2010 y 2012 sufrieron recortes por valor de 6,4 puntos en total, durante los ejercicios 2011, 2013 y 2014 repuntaron, compensando una parte de la pérdida como se puede apreciar en la tabla mostrada a continuación. Incluso si el sector público ha encajado dosis de austeridad, el sector privado ha sufrido mucho más, tanto en términos de pérdida de empleo como por unos niveles de salarios mucho más pequeños.
Haga click para ampliar la imagen. Fuente: Agencia Tributaria
Evidentemente, en ambos sectores puede haber desempeñado un papel a considerar el componente estadístico: como una porción sustancial de los puestos que se recortan tiene los sueldos más bajos, estadísticamente la retribución media se eleva.
Aunque obviamente estas cantidades no recogen la economía sumergida existente en el sector privado, semejantes guarismos constituyen una radiografía bastante fiel de ambas esferas de actividad y subrayan que las mejores oportunidades para ganar dinero se hallan en el ámbito de la Administración.
Tradicionalmente se ha considerado que los empleados públicos gozaban de una cierta seguridad a cambio de cobrar menos que en el sector privado. Pero estos datos que ya adelantó Vozpópuli vuelven del revés toda esa narrativa. Fruto de la estructura productiva dominante, el sector privado concentra un elevadísimo porcentaje de pagas muy bajas en ramas como la hostelería, las actividades del hogar o la agricultura. Para colmo, en cuanto un trabajador percibe un estipendio anual superior a los 200.000 euros, enseguida tiene la tentación de crear una sociedad y que la empresa le pague vía dividendo.
En cambio, en el sector público las rentas no se escapan y abundan los sueldos pertenecientes a la franja alta porque hay una proporción importante de funcionarios cualificados y directivos de empresas públicas. De hecho, tales estadísticas corroboran la teoría de Raghuram Rajam de que en ciertos países como España el sector público y los sectores regulados absorben a los trabajadores con mayores talentos para emplearlos en prácticas no comercializables y, por lo tanto, menos productivas para la economía.
Otro motivo que ayuda a explicar tamañas diferencias estriba en que los trabajadores de la res publica acumulan mayores antigüedades y, en consecuencia, sueldos más altos.
A pesar de haber recortado el número de empleados públicos en unos 400.000 efectivos, el capítulo de remuneraciones del conjunto de las AAPP apenas se sitúa unos 4.000 millones por debajo de los 118.000 millones registrados en 2008 y unos 15.000 millones por debajo de los 125.000 millones anotados en 2009.
De estos datos se trasluce, no obstante, una estructura económica difícil de mantener. Al tiempo que los salarios privados bajan, las pensiones medias suben todos los años como se puede comprobar en la tabla de arriba. Y el propio informe de la Agencia Tributaria revela que en 2014 se contabilizaron 10,1 millones de asalariados del sector privado y 3,3 millones de empresarios y profesionales. A su vez, éstos tuvieron que sostener con sus impuestos y cotizaciones unos 2,4 millones de asalariados públicos, 8,9 millones de pensionistas y 2,3 millones de beneficiarios de prestaciones de desempleo. O lo que es lo mismo, una relación de 13,4 millones frente a 12,6 millones. Casi de uno a uno. Lo cual precisamente obligó a que en 2014 la recaudación de IRPF e IVA alcanzasen cotas récord con tal de poder rebajar el déficit.
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