Otra prueba más de cómo gestiona el sector público respecto al privado. Si en España el rescate a la banca fue realmente el rescate a las Cajas de Ahorro (similar a la banca pública y gestionada por políticos y sindicatos), la gestión del ICO durante la crisis es una evidencia más de la enorme hipocresía política (el día a día).
Se nos decía que la banca había gestionado mal porque había asumido muchos riesgos y no había hecho una buena gestión del mismo (mala gestión y asunción de riesgos impulsada e incentivada por la política a través de la bajada artificial de los tipos de interés para promover más crédito y más endeudamiento de los diferentes agentes económicos con la intención de impulsar -artificialmente- la economía, lo que provocó una enorme burbuja productiva, esencialmente en el sector inmobiliario.
Cuando una vez aparecen las consecuencias y explota la burbuja, la banca tiene que desendeudarse dados los enormes agujeros provocados en sus balances por los impagos y su incapacidad de devolver los préstamos en los que habían incurrido para prestar. Y ante la elevada morosidad, tienen que hacer un uso más eficiente del crédito con una mejor gestión del riesgo (para no hacer el agujero más grande y las consecuencias sociales más dramáticas, y que es lo que se tendría que haber hecho desde el principio, impedido en gran medida por los incentivos perversos estructurales del sistema financiero y estimulados por una política regulatoria y monetaria que llevaban a ello).
Y precisamente cuando el sector financiero está gestionando los riesgos de manera correcta, aparecen los políticos (nuevamente, pues ya lo hicieron para exigir más laxitud en la gestión de riesgos durante la burbuja) para exigir justo lo que había promovido el empeoramiento de la crisis. Esto es, exigen no hacer una buena gestión del crédito (poner en riesgo los depósitos y ahorros de la gente) y que presten a todo el mundo en mayor proporción (se quejan de la mala gestión de la banca responsabilizándola de la crisis y exigen más leña al fuego a su vez. El colmo de la incongruencia, que es el día a día en política).
Ahí, es cuando aparecen nuevamente como "salvadores" y "buenistas preocupados por los débiles" diciendo que como el sector privado no presta en mayor medida y a grupos de más riesgo, tiene que intervenir el sector público para dar (tu dinero) a grupos de enorme riesgo, sin escuchar ni tener en cuenta las consecuencias.
Este argumento de conceder facilidades de crédito independientemente del riesgo y la capacidad de devolverlos es justo lo que impulsa la crisis en EEUU, la denominada subprime donde políticos por distintos métodos provocan mayor crédito subprime (de alto riesgo), explicado muy gráficamente en la obra de Johan Norberg "Fiasco Financiero" siempre bajo argumentos buenistas (que acaban en desastre para toda la sociedad).
Pues he aquí el resultado de tan estupenda idea (que ya criticaba en su día en diferentes artículos mostrando cuál iba a ser el resultado): Morosidad e impagos disparatados, más deuda, más impuestos y más justos que pagan por pecadores arrastrándoles también al abismo por irresponsabilidad política.
Luego ves a los mismos políticos ignorantes, irresponsables, populistas, hipócritas y propagandistas que exigen ante el desastre de la banca pública española (gestionada por ellos mismos durante la crisis y que llevó a una pésima gestión del riesgo, al masivo endeudamiento, a corrupción, a pago de proyectos políticos propios sin rentabilidad alguna, a burocracia, a usar la caja en función de intereses propios...) nacionalizar toda el sector bancario (politizar todo el sector), quejándose de un rescate (que fue básicamente a sus propias cajas gestionadas) pretendiendo hacer verlo como la solución, cuando lo que ocurriría (y el ejemplo del ICO -banca pública- es una muestra más) es que el contribuyente rescataría de manera anual bajo el presupuesto (impuestos y deudas) al sector cada año. Un sector que perdería independencia, eficiencia, internacionalización y diversificación de riesgos, profesionalización, y que ganaría en riesgos, en burocratización, en incremento de costes, empezando por plantillas (a costa del contribuyente y el sector privado), en pérdida de competitividad, en dejar de ser rentable siendo un coste para el contribuyente (o para el cliente si en su defecto aumentan comisiones para compensar los mayores costes).
Pero claro, esto supone dar más poder al político (que es su objetivo primordial) y hacer más dependiente a la sociedad (justificando su presencia y facilitando su labor populista y propagandística).
Iñigo de Barrón informa en el siguiente artículo.
Se nos decía que la banca había gestionado mal porque había asumido muchos riesgos y no había hecho una buena gestión del mismo (mala gestión y asunción de riesgos impulsada e incentivada por la política a través de la bajada artificial de los tipos de interés para promover más crédito y más endeudamiento de los diferentes agentes económicos con la intención de impulsar -artificialmente- la economía, lo que provocó una enorme burbuja productiva, esencialmente en el sector inmobiliario.
Cuando una vez aparecen las consecuencias y explota la burbuja, la banca tiene que desendeudarse dados los enormes agujeros provocados en sus balances por los impagos y su incapacidad de devolver los préstamos en los que habían incurrido para prestar. Y ante la elevada morosidad, tienen que hacer un uso más eficiente del crédito con una mejor gestión del riesgo (para no hacer el agujero más grande y las consecuencias sociales más dramáticas, y que es lo que se tendría que haber hecho desde el principio, impedido en gran medida por los incentivos perversos estructurales del sistema financiero y estimulados por una política regulatoria y monetaria que llevaban a ello).
Y precisamente cuando el sector financiero está gestionando los riesgos de manera correcta, aparecen los políticos (nuevamente, pues ya lo hicieron para exigir más laxitud en la gestión de riesgos durante la burbuja) para exigir justo lo que había promovido el empeoramiento de la crisis. Esto es, exigen no hacer una buena gestión del crédito (poner en riesgo los depósitos y ahorros de la gente) y que presten a todo el mundo en mayor proporción (se quejan de la mala gestión de la banca responsabilizándola de la crisis y exigen más leña al fuego a su vez. El colmo de la incongruencia, que es el día a día en política).
Ahí, es cuando aparecen nuevamente como "salvadores" y "buenistas preocupados por los débiles" diciendo que como el sector privado no presta en mayor medida y a grupos de más riesgo, tiene que intervenir el sector público para dar (tu dinero) a grupos de enorme riesgo, sin escuchar ni tener en cuenta las consecuencias.
Este argumento de conceder facilidades de crédito independientemente del riesgo y la capacidad de devolverlos es justo lo que impulsa la crisis en EEUU, la denominada subprime donde políticos por distintos métodos provocan mayor crédito subprime (de alto riesgo), explicado muy gráficamente en la obra de Johan Norberg "Fiasco Financiero" siempre bajo argumentos buenistas (que acaban en desastre para toda la sociedad).
Pues he aquí el resultado de tan estupenda idea (que ya criticaba en su día en diferentes artículos mostrando cuál iba a ser el resultado): Morosidad e impagos disparatados, más deuda, más impuestos y más justos que pagan por pecadores arrastrándoles también al abismo por irresponsabilidad política.
Luego ves a los mismos políticos ignorantes, irresponsables, populistas, hipócritas y propagandistas que exigen ante el desastre de la banca pública española (gestionada por ellos mismos durante la crisis y que llevó a una pésima gestión del riesgo, al masivo endeudamiento, a corrupción, a pago de proyectos políticos propios sin rentabilidad alguna, a burocracia, a usar la caja en función de intereses propios...) nacionalizar toda el sector bancario (politizar todo el sector), quejándose de un rescate (que fue básicamente a sus propias cajas gestionadas) pretendiendo hacer verlo como la solución, cuando lo que ocurriría (y el ejemplo del ICO -banca pública- es una muestra más) es que el contribuyente rescataría de manera anual bajo el presupuesto (impuestos y deudas) al sector cada año. Un sector que perdería independencia, eficiencia, internacionalización y diversificación de riesgos, profesionalización, y que ganaría en riesgos, en burocratización, en incremento de costes, empezando por plantillas (a costa del contribuyente y el sector privado), en pérdida de competitividad, en dejar de ser rentable siendo un coste para el contribuyente (o para el cliente si en su defecto aumentan comisiones para compensar los mayores costes).
Pero claro, esto supone dar más poder al político (que es su objetivo primordial) y hacer más dependiente a la sociedad (justificando su presencia y facilitando su labor populista y propagandística).
Iñigo de Barrón informa en el siguiente artículo.
Artículo de El País:
José Luis Rodríguez Zapatero interviene este domingo en San Sebastián en un acto de lo socialistas vascos. JAVIER HERNÁNDEZ
El reciente informe del Tribunal de Cuentas sobre el Instituto de Crédito Oficial (ICO) destaca que la Línea ICO Directo arrastra una morosidad del 83%. El Gobierno desarrolló esta línea entre 2010 y 2012 para contrarrestar el cierre del grifo del crédito de los bancos. El Ejecutivo decidió que el ICO diera préstamos directamente a autónomos y pymes, asumiendo todo el riesgo, con un penoso resultado. Tuvo el apoyo de IU, ERC y CiU.
“La morosidad de la línea de crédito es muy elevada. El 83% del saldo vivo de gestión corresponde a fallidos y dudosos (provisionados al 100%). Aproximadamente, dos tercios (5.072) de las operaciones vivas (8.012) a final del ejercicio fiscalizado estaban en una situación de morosidad (1.301) o en suspenso (3.771)”, resume el Tribunal de Cuentas. La morosidad total del ICO al cierre del pasado ejercicio se situaba en el 9%.
En marzo de 2010, la entonces vicepresidenta económica, Elena Salgado, declaró que la banca no hacía bien sus deberes “a la hora de evaluar los riesgos al financiar a las pymes”. Por ello, se decidió que el ICO se convirtiera en banca pública y concediera los préstamos directamente al cliente, asumiendo el Estado el 100% del riesgo. Ante la falta de personal y la escasez de recursos del ICO, el Gobierno recurrió a jubilados y prejubilados bancarios para que analizaran la solvencia de los clientes. La experiencia no ha sido positiva.
Según el ICO, esta línea sumó un total de 551 millones en créditos formalizados a través de 13.961 operaciones. “ICO Directo representaba solamente el 0,7% de la actividad crediticia del ICO en 2011”, indican fuentes del instituto.
La laxitud de los riesgos
Ahora se está procediendo “al seguimiento de los créditos concedidos y las posibles refinanciaciones y recuperaciones. Hasta la fecha se han formalizado 654 operaciones de refinanciación por un importe de 22,1 millones, lo que ha contribuido a contener la ratio de morosidad, permitiendo al cliente la reducción de la cuota mensual en más de un 50%”, apunta el ICO.
En colaboración con el BBVA y el Santander, continúan estas fuentes, “se está llevando a cabo la recuperación de impagados”, y se han conseguido hasta la fecha “unos 24,3 millones que estaban clasificados como dudosos”.
El informe del tribunal admite que “en el momento de concesión de los créditos nos encontrábamos en unos años de crisis financiera pero, aun cuando no estamos hablando de colectivos estrictamente semejantes, la comparación con ratios de morosidad del sistema financiero es desfavorable, lo que evidencia una mayor laxitud en la política de riesgos asumida”. También apunta que hubo una “falta de especialidad en la banca minorista por parte del ICO que hacían imposible el axioma de ‘conoce a tu cliente”.
Tras analizar la cartera, el Tribunal de Cuentas afirma que “se aprecia una escasa interacción entre el analista y el cliente, limitándose a un mero análisis de cumplimiento de unos ratios aun cuando fuese el segundo, tercero o incluso cuarto crédito concedido. Esta situación mejoraría si parte del riesgo se hubiera asumido por la entidad financiera colaboradora”.
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