martes, 27 de marzo de 2018

Los Presupuestos de 2018 consagran el fin de la austeridad y la vuelta al gasto

La tendencia del político y de los Estados es a gastar sin fin, independientemente de sus posibilidades, sostenibilidad o consecuencias. 

Es fruto de la mentalidad e incentivos de la burocracia y del político, centrado en su propio interés (el poder y todo lo que le rodea) que tratará de vender como el interés general. 

No por otra cosa, las democracias se van deteriorando sustituyendo el gobierno de las leyes por el gobierno del pueblo, donde se considera que el poder político puede abarcarlo todo y alcanzar todo aquello que se proponga, aunque para ello, los derechos del individuo sean cada vez más sometidos y erradicados en favor de los del "colectivo", una trampa verbal que implica una guerra continua de intereses enfrentados, de colectivos, lobbies y minorías entre sí para alcanzar el poder político, presionarle o acercarle a él para obtener réditos particulares (dinero, financiación, puestos de trabajo, subvenciones, privilegios, leyes favorables y restrictivas de la competencia) impuestos por ley, a costa del resto de la sociedad. 


Esta guerra continua va in crescendo, desvirtuando, degradando y corrompiendo la democracia y la sociedad, que produce un sistema más corrupto, más burocrático, más infinanciable, más injusto, más arbitrario...y vuelve a la sociedad civil más dependiente del poder, menos independiente financieramente, más infantilizada, más victimista, más desigual, más conflictiva, más insolidaria, más irresponsable, menos libre...

Así, la lógica del poder tiende a gastar más (de tu dinero vía impuestos y deuda) para prometer (lo imposible o irrealizable) endeudando a la sociedad masivamente (con consecuencias largoplacistas trágicas) con el fin de obtener, alcanzar o mantener el poder y empleando todas las herramientas del Estado para vender y hacer propaganda manipulando a la sociedad sobre los efectos, la conjunción de intereses propios (por ajenos)...
Los beneficios son de corto plazo, los costes o pérdidas de medio-largo plazo, donde se desvirtúa la causa de los mismos o cuando los responsables ya no están. 

Y todos juegan al mismo juego, pues la demagogia y propaganda es elevada, el conocimiento del votante limitado y los intereses (el reparto del pastel entre una amplia y generalizada red de clientelismo político) muy elevado. Y quien no participe de él no es directamente votado, y además es acusado vilmente de no estar preocupado por dichos temas financiados (insolidaridad...). Se trata de comprar voluntades con tu propìo dinero (presente y futuro) y el de terceros, con un coste social, de eficiencia, de asignación de recursos, de despilfarro, de falta de priorización...enorme. 

Teresa Lázaro muestra en el siguiente artículo el creciente y despreocupado incremento del gasto en múltiples partidas estructurales, que se incluyen en los presupuestos presentados por el PP en 2018 (y no importa el presupuesto de quién cojas, es Guatemala o Guatepeor, pero por tu bien, claro). Medidas que producen problemas, tapadas con más medidas y dinero ineficientemente empleado, que provoca nuevas distorsiones agravando los problemas. Y la rueda gira sin fin...

Artículo de Voz Pópuli: 

Cristóbal Montoro.Cristóbal Montoro. EFE

Hoy se aprueban los Presupuestos. Tras meses de parálisis, bloqueo y muchas incertidumbres, el Gobierno finalmente dará luz verde a las cuentas de 2018 este martes en un Consejo de Ministros extraordinario.Hoy conoceremos solo las grandes cifras, para ver el detalle habrá que esperar una semana más, hasta el martes 3 de abril, que será cuando el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lleve el Presupuesto alCongreso de los Diputados. Pero sí sabemos una cosa: las cuentas de este año consagran el fin de la austeridad y la vuelta al chorreo del gasto público para ganar votos.

Y es que las elecciones autonómicas ymunicipales están a la vuelta de la esquina. Se celebrarán, previsiblemente, antes del verano y hay muchos votos en juego. El Partido Popular es consciente de ello y no va a desperdiciar una oportunidad tan buena como la de los Presupuestos para captar adeptos. Además, su posición en el Congreso le obliga a ceder a gran parte de las demandas de la oposición para que den el visto bueno a unas cuentas que, hoy por hoy, siguen sin tener el camino totalmente despejado a pesar del acuerdo con Ciudadanos, su principal socio.
De hecho, el partido naranja también quiere sacar tajada del momento. Como hemos podido ver este lunes, a Albert Rivera le ha faltado tiempo para salir a la palestra a ponerse medallas y asegurar que han sido ellos los que han forzado al Gobierno a subir las pensiones mínimas un 2%. La pelea por llevarse el mérito y el voto ha comenzado, a pesar de que PP y Ciudadanos no suman y necesitan al PNV para sacar adelante las cuentas. Y los nacionalistas vascos siguen enrocados en la derogación del 155 en Cataluña.
En cualquier caso y como ya hemos dicho, las cuentas dan carpetazo a la austeridad que lleva años marcando los Presupuestos. Esta vez no hay recortes y sí hay margen para rebajas fiscales y mejoras para pensionistasempleados públicos. El hecho de que España finalmente no haya salido del procedimiento de déficit excesivo da más margen al Gobierno para poder gastar y contentar a sus votantes. Estas son algunas de las medias que veremos en las cuentas de 2018:
  • Rebaja de IRPF. Es una de las medidas que pactaron PP y Ciudadanos en el acuerdo de investidura. No conocemos el detalle de la medida, pero sí sabemos que se va a elevar el mínimo exento de 12.000 a 14.000 euros de forma generalizada y hasta los 17.000 euros en algunos casos. Y que se van a introducir nuevas deducciones para los contribuyentes de más edad tengan más dinero disponible para hacer frente a los costes del envejecimiento.
  • Subida de pensiones mínimas y de viudedad. Lo anunció el presidente, Mariano Rajoy, hace unas semanas en el Congreso sin dar más detalles. Este lunes Albert Rivera ha dicho que la subida será del 2% para las pensiones más bajas. En de viudedad, la base reguladora pasará del 52% hasta el 60%, una medida ya acordada y pendiente desde el año 2011. Este incremento se hará en dos veces: uno en 2018 hasta el 53% que costará unos 175 millones y otro en 2019 hasta el 60%, con un coste de 1.400 millones al año. 
  • Mejora salarial a los funcionarios. El Gobierno y los sindicatos firmaron hace unas semanas un acuerdo para los próximos tres años que permitirá que los sueldos suban más del 8%. Solo en 2018, los salarios crecerán un 1,75%, lo que podría costar cerca de 2.000 millones, según un cálculos realizados a partir de las cifras que Montoro facilitó a los sindicatos.
  • Equiparación salarial de las fuerzas y cuerpos de seguridad de Estado. Es otra de las medidas exigidas por Ciudadanos para igualar los salarios de estos trabajadores en las comunidades autónomas. La equiparación se hará a lo largo de tres años y tendrá un coste de unos 1.000 millones para las arcas del Estado.
  • Ampliación del permiso por paternidad. Iniciativa pactada con el partido naranja en el acuerdo de investidura. El permiso pasará de cuatro a cinco semanas, lo que tendrá un coste de unos 116 millones de euros. En este caso, el pacto también va un poco más allá de 2018 y contempla más aumentos hasta equiparar los permisos de paternidad a los de maternidad, que hoy duran 16 semanas.
  • Rebaja del IVA cultural. Esta medida lleva mucho tiempo sobre la mesa y mermará, aunque poco, los ingresos del Estado. El impuesto que soportan este tipo de actividades pasará del 21% actual al 10%.
  • Tasas universitarias. Tampoco se conoce el detalle de esta medida, pero el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, dejó claro hace unos días que las cuentas incluirían una bajada de la horquilla de los costes de las matrículas de las titulaciones universitarias de grado.
  • Impuesto sobre el Patrimonio. El Gobierno no prorrogó la vigencia de este impuesto al arrancar el año, así que tendrá que hacerlo en los Presupuestos si quiere contar con los 1.000 millones de recaudación que aporta esta figura.
Y que puede que haya más sorpresas. Lo que no está tan claro es si el hecho de poner todas estas medidas en marcha permitirá al Gobierno cumplir el objetivo de déficit en 2018, situado en el 2,2%, como dijo hace solo unos días el propio Banco de España. Hoy por hoy, parece que el horizonte electoral es mucho más importante que cumplir con Bruselas. Veremos si las cosas siguen así cuando nos vengan a pedir cuentas.

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