Robert P. Murphy muestra cómo la agenda del cambio climático de la ONU es tan extrema que ni sus propios analistas pueden defenderla.
Artículo de Mises Institute:
Los defensores de la intervención agresiva del Estado en nombre de la lucha contra el cambio climático se han planteado como defensores de la «ciencia del consenso», calificando de «negacionistas» a quienes disienten de su agenda con todo el bagaje que ese término conlleva. Y sin embargo, como he estado señalando durante años, la literatura económica revisada por pares no apoya las metas políticas populares de las Naciones Unidas, de limitar el calentamiento global a 2,0°C o el límite aún más estricto de 1,5°C. En 2014, utilicé el último número del informe autorizado de las Naciones Unidas –el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)– para presentar mi caso, y el otoño pasado expliqué que el nuevo laureado con el Premio Nobel, William Nordhaus, tenía una carrera en modelado climático que no se acercaba en absoluto a apoyar los agresivos objetivos de las Naciones Unidas.
En el presente artículo haré mi punto de vista con otro ejemplo llamativo. Mostraré que uno de los autores principales del «Informe Especial» de la ONU sobre el objetivo de 1,5°C es coautor de un artículo de 2018 que admite que el objetivo es difícil de justificar. Esto debería ser chocante para los ciudadanos ingenuos y para aquellos que asumieron que «la ciencia» debe apoyar los objetivos de la ONU sobre la temperatura. Sin embargo, como demuestra este ejemplo, el nuevo objetivo de la ONU es tan extremo que es difícil incluso para los simpatizantes encontrar una forma de intentar justificarlo utilizando el análisis económico convencional.
Las credenciales de Rachel Warren
Para establecer el contexto: El otoño pasado, el IPCC de las Naciones Unidas publicó un Informe Especial en el que se indicaban a los responsables de la formulación de políticas diversas maneras de alcanzar (intentar alcanzar) el objetivo de limitar el calentamiento global acumulativo a 1,5°C. El tercer capítulo del informe resume la investigación económica reciente que se había publicado desde el informe anterior del IPCC (el Quinto Informe de Evaluación o IE5). Rachel Warren del Tyndall Centre for Climate Change Research (ubicado en la Universidad de East Anglia en el Reino Unido) es una de las autoras principales del capítulo. Además, Warren fue autor o coautor de al menos cuatro de las publicaciones citadas en el capítulo. Aquí hay un extracto de su biografía:
Rachel Warren es profesora del Global Change and Environmental Biology at the Tyndall Centre for Climate Change Research, de la Universidad de Anglia Oriental, Reino Unido. Su investigación se centra en la producción de políticas científicas relevantes relacionadas con el cambio climático y la sostenibilidad. Recientemente se ha prestado especial atención a la cuantificación de los impactos del cambio climático que pueden evitarse mediante la mitigación oportuna de las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular en relación con los riesgos para la biodiversidad. Fue la autora principal coordinadora de la quinta evaluación (2014) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), y autora principal de la cuarta evaluación, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2007. Actualmente es una de las principales autoras del Informe Especial del IPCC sobre el calentamiento de 1,5°C. Ha producido más de 70 publicaciones revisadas por pares y más de 40 informes científicos para departamentos gubernamentales.
…
Su formación académica y entrenamiento es en física y ciencias naturales en la Universidad de Cambridge. Después de terminar su doctorado, se interesó por las ciencias atmosféricas y rápidamente se involucró en investigaciones relevantes para las políticas, un propósito con el que sigue comprometida hoy en día. Ha colaborado en el desarrollo de políticas nacionales, europeas e internacionales relacionadas con la lucha contra el agotamiento del ozono estratosférico, la deposición ácida, la eutrofización y (desde 2002) el cambio climático. En particular, su anterior trabajo en los Laboratorios de Investigación Ambiental de la NOAA proporcionó pruebas sobre la aceptabilidad ambiental de los sustitutos de los CFC, lo que llevó a la inclusión de fluorocarbonos en el Protocolo de Kyoto, ganando el premio Aeronomy Laboratories Outstanding Scientific Paper Award de la NOAA.
Como la descripción anterior deja claro, no se trata de una «negacionista» o de una «títere de las Grandes petroleras». Warren es un líder entre los científicos que asesoran a los gobiernos sobre diversas políticas a través de las cuales pueden intervenir en el mercado para reducir las emisiones de las empresas.
El artículo de Rachel Warren (coautora) sobre la economía del objetivo climático de la ONU
Dados sus antecedentes, es extremadamente revelador ver que Warren (y sus coautores) tienen un artículo en 2018 titulado «The Economics of 1.5°C Climate Change». Ahora que sé lo ridículo (dadas las suposiciones del modelo estándar) que es este último objetivo de la ONU, tenía curiosidad por ver cómo Warren y sus coautores podrían tratar de justificarlo.
El lector puede apreciar mi sorpresa cuando leo las dos primeras frases del Resumen de su artículo: «Los argumentos económicos para limitar el calentamiento a 1,5°C no están claros, debido a las múltiples incertidumbres. Sin embargo, no se puede descartar que el objetivo de 1,5°C supere una prueba de coste-beneficio».
El lector escéptico debe seguir adelante y hacer clic para leer la cita en su contexto; estoy siendo completamente justo. Lo creas o no, los autores –incluido un Autor Líder del Informe Especial de la ONU que asesora a los gobiernos sobre cómo alcanzar el límite de 1,5°C– argumentan que, debido a que entendemos tan mal esta área, por lo que sabemos, el objetivo de la ONU tiene sentido desde el punto de vista económico.
¿Es esa la «ciencia del consenso» de la que se ha asegurado a los ciudadanos la que sustenta la toma de poder sugerida? Apenas. Como he estado advirtiendo a los lectores durante años, el caso de un impuesto al carbono es mucho más débil de lo que se les ha hecho creer.
Conclusión
Uno de los puntos de discusión estándar entre los progresistas es que la máquina de ofuscación de la derecha se esconderá detrás de la «incertidumbre» para frenar las acciones necesarias sobre el cambio climático. Y sin embargo, en este último episodio, las cosas han cambiado. Como Rachel Warren, autora principal de varios informes importantes del IPCC, y sus coautores argumentaron en un documento de 2018, la incertidumbre en nuestro entendimiento mantiene viva la posibilidad de que la última meta climática de la ONU pueda pasar una prueba de costo/beneficio después de todo.
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