domingo, 6 de octubre de 2013

Terremotos, inyección de gas y alarmismo. (Energéticas. 163)

Daniel Lacalle analiza la polémica suscitada en torno a los movimientos sísmicos del área de Castellón mostrando los distintos errores que han surgido, entre ellos el confundir las actividades que se están desarrollando allí con el fracking (al que se critica interesadamente y que no tienen nada que ver).

Artículo de El Confidencial:

"In more than 90 years of monitoring, human activity has been shown to trigger only 154 quakes, most of them moderate or small” - US National Research Council

Se ha generado una polémica enorme por los movimientos sísmicos vinculados, presuntamente, al almacenamiento subterráneo de gas llamado Castor. Y creo que merece la pena revisar algunos conceptos que se han comentado en los medios durante toda la semana.

Uno de los errores que he podido comprobar en las redes sociales es identificar la inyección de gas en un almacenamiento subterráneo con el fracking, del que hablamos en detalle en mi artículo Fracking Si, Por Favor. Hablar de los terremotos de Castellón para criticar el fracking es como hablar de un accidente de avión para criticar los automóviles. No tienen absolutamente nada que ver. Para empezar, los almacenamientos subterráneos de gas se encuentran a 1.750 – 2.300 metros de la superficie, mientras que la perforación hidráulica (fracking) se lleva a cabo a más del doble de esas profundidades.

Los almacenamientos subterráneos aprovechan pozos vacíos para inyectar gas, mientras que la perforación horizontal solo inyecta agua y una pequeñísima parte de componentes químicos para fracturar la roca, utilizando muchísima menos presión, para extraer gas o petróleo.

En más de noventa años de análisis, la actividad humana ha sido responsable de sólo 154 temblores, la mayoría pequeños, comparado con 14.450 terremotos de magnitud 4 o superior anuales, según un estudio del National Research Council de Estados Unidos. En el caso del fracking, sólo dos temblores, uno en Oklahoma y otro en Reino Unido, ambos de menos de 3 en la escala Richter, de 10.000 pozos anuales.

Castor, el almacenamiento subterráneo de la polémica, es uno de los 650 que existen en el mundo, donde no se ha detectado ninguna actividad sísmica relevante. Es un antiguo yacimiento de petróleo agotado, explotado por Shell en los años 70 y 80. Cuenta con una capacidad de extracción de 25 millones de metros cúbicos/día y una capacidad de inyección de 8 MMm3/día.

Se utiliza un máximo de 50bcm de presión, con lo cual es bastante difícil pensar que con dicha energía se vaya a crear un terremoto. El problema es que, según los técnicos, en la zona se localiza una falla activa, y probablemente los terremotos se hubieran dado igualmente con o sin inyección de gas.

En España existen cuatro almacenamientos: Serrablo, Gaviota, Yela y Marismas, que funcionan con absoluta normalidad y donde se realizan controles y seguimiento minuto a minuto. Gaviota funciona desde 1994; Serrablo, desde 1989; y Yela comenzó a operar en 2012.

La Unión Europea obliga a los países miembros a tener reservas estratégicas de gas en almacenamientos subterráneos para garantizar el suministro. En Alemania hay 48 de estos almacenamientos; en Francia 15; y en Italia 10.



De hecho, la Unión Europea regula las condiciones y requisitos de estos almacenamientos, para evitar que haya problemas de abastecimiento en picos de demanda, o entornos de problemas de suministro como los que vimos en la disputa entre Rusia, principal proveedor de gas a Europa central, y Ucrania, o cuando se redujeron las exportaciones de Argelia, principal suministrador de gas a España, por conflictos políticos.

El tema de la seguridad de suministro es absolutamente crítico. No se crean almacenamientos subterráneos por decisión arbitraria. En Alemania se exige disponer de noventa días de demanda cubierta en reservas estratégicas. Una cifra similar en Francia. En España la demanda cubierta en almacenamientos estratégicos es de unos 20 días, pero nuestro país tiene además siete plantas de regasificación que también funcionan como almacenes. ¿Y por qué se utilizan pozos subterráneos? Porque es mucho más seguro y eficiente que usar enormes tanques en la superficie. Y puestos a quejarse, ya se encargaría algún agorero de protestar contra los riesgos de tener grandes cantidades de gas inflamable almacenado en tierra.

No es un problema de falta de regulación o control. Todos los almacenamientos subterráneos son estudiados y aprobados por los gobiernos y empresas en un proceso que dura varios años. Por ejemplo, en el almacenamiento de Yela se empezó a trabajar con los primeros estudios en el año 1991 y se puso en marcha en 2012.

Tampoco se puede partir de la base de un error generalizado en la concesión de permisos. Todos los estudios han sido realizados y aprobados por departamentos técnicos muy especializados. Que en el caso de Castor pueda existir alguna duda en este momento sobre los estudios de repercusiones sísmicas no invalida todos lo que se han realizado en el pasado con total seguridad.  La decisión adoptada por el ministerio de Industria de paralizar la inyección en Castor es la correcta, hasta realizar las pruebas oportunas que determinen la causa de estos seísmos.



Lo importante es que no se utilice un incidente aislado para alarmar y exagerar cuando estamos hablando de una actividad extremadamente regulada y monitorizada, que tiene muy poco riesgo (un incidente de 650) y que es esencial para la seguridad de suministro. Y también es importante evitar confundir churras con merinas y comparar lo que ocurre en un almacenamiento subterráneo con la perforación de hidrocarburos de cualquier otro tipo. Las condiciones geológicas son diferentes, las técnicas muy dispares y los procedimientos incomparables.

En este incidente particular, España puede estar orgullosa de haber actuado de manera expeditiva, controlada y bien coordinada entre Gobierno y empresas. Reconozcámoslo.

Pero sobre todo no nos lancemos a ataques generalizados a diestro y siniestro, incluidas tecnologías que no tienen nada que ver con la inyección de gas en un almacén, y poner en peligro a toda una industria que funciona bien por un incidente aislado. ¿Se acuerdan de los agujeros del AVE en Zaragoza que iban a hacer imposible todo el proyecto? ¿O los desastres que se iban a dar si Argelia dejaba de suministrar gas a España?

En España tenemos gestores técnicos del sistema y empresas líderes que no desmerecen a los mejores del mundo. Yo siempre digo "nunca apuestes contra la capacidad de mejora de la industria". Si nos hubiésemos dedicado a mesarnos los cabellos y prohibir, aun estábamos iluminándonos con lámparas de aceite y viajando en coches de caballos."

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