martes, 9 de julio de 2013

“¿De verdad sabemos la herencia que queremos dejar a nuestros hijos y nietos?...” (Política, Economía. 1.727)

El problema demográfico en España es muchísimo más serio de lo que ciudadanos y políticos piensan.

La preferencia por el corto plazo, la presión social, las ansias de poder (votos), y por tanto la renuncia a hablar claro y decir la verdad (no serán votados puesto que el ciudadano prefiere las promesas aunque sean falsas y que le den más y a menor precio, pese a las dramáticas consecuencias que ello pueda suponer en el largo plazo, que por otra parte desconocen) llevan a no considerar con la importancia que tiene la realidad que se avecina, no llevando a cabo medidas más que indispensables si no queremos vivir un futuro mucho más complicado, y especialmente también para las nuevas generaciones, a las que estaremos condenando:


"Empleo, Educación, Sanidad y Jubilación son los pilares básicos de la estructura socioeconómica actual en los denominados países desarrollados. Las cuatro patas no hay por dónde cogerlas en muchos países europeos. España se enfrenta, entre otros fenómenos preocupantes, a estos retos ¿Por qué no comenzar ya a operar a corazón abierto pensando en la herencia que les vamos a dejar a nuestros nietos e hijos? Los cuatro pilares están sufriendo transformaciones radicales y aún lo harán más en el futuro. Sospecho que los políticos no está preparados para coger el toro por los cuernos e ir más allá en lo que respecta a las Reformas necesarias de este cuarteto. Unos a otros se pasan la patata ardiendo. Es cierto que el partido en el Poder lo ha intentado, lo intenta, pero, con frecuencia, da marcha atrás en medidas necesarias por la fuerte presión social, aunque sea pura demagogia y, lo que es peor, acicate político. Si la cirugía no se realiza con precisión y más allá de lo que es una fisura superficial, nuestros hijos y nietos serán herederos de las deudas enormes que la Economía ha contraído y, lo que es peor, sigue contrayendo en esta época de Gran Recesión a la que, según todos los augurios, le seguirá otra de Gran Estancamiento", me dice el analista jefe de un banco de inversión, que me envía los siguientes enlaces. No tienen desperdicio.
La transición demográfica es un fenómeno común en muchos países desarrollados de todo el mundo. En Alemania, el número de personas en edad de trabajar se espera que disminuya al mismo tiempo que aumenta la demanda de mano de obra. Por lo tanto, el sector empresarial se enfrenta al desafío que supone una fuerza laboral más reducida, más envejecida y más diversa. En un trabajo publicado por el profesor de Economía Bodo Herzog en el centro especializado en estudios económicos de DWS Investments, el experto argumenta que este reto requerirá que las empresas y los responsables políticos adopten una serie de acciones. ¿Cuáles serían?
En primer lugar, Herzog cree que ha quedado demostrado que es necesario mejorar la oferta de trabajo, tanto en términos de cantidad como de calidad, aprovechando al máximo todos los recursos laborales disponibles y fomentando la inmigración. “Aunque las compañías alemanas parecen despreocupadas por las inminentes transiciones demográficas que se avecinan, los preparativos realizados por las empresas y los responsables políticos hasta ahora pueden llegar a ser demasiado escasos y haber llegado demasiado tarde”, afirma.
En segundo lugar, Herzog considera que también se demuestra que los mercados financieros respaldan un ajuste armonioso entre el ahorro y el consumo durante esta transición demográfica. “En términos generales, para hacer frente a los desafíos demográficos es necesario poner en marcha cambios profundos y de largo alcance en los modelos de negocio, las modalidades de trabajo, el estilo de vida y las políticas gubernamentales”, señala el profesor de Economía en el documento colgado en el DGFI Global Financial Institute.
envejecimiento

Nuestra esperanza de vida se ha incrementado notablemente…¿estamos preparados? Uno de los factores económicos más importantes desde el punto de vista estructural es el demográfico, y en el caso específico del continente europeo, el envejecimiento de la población.
Países como India, China, Vietnam, y varios del continente africano, tienen un elevado potencial de crecimiento dada la juventud de su población, que implica una mayor capacidad de consumo, y un menor gasto asistencial. Como decía anteriormente, no es el caso de Europa. Y la situación se agravará en el futuro.
Me gustaría llevar a estas páginas un interesante análisis realizado en el apartado de ciencia del FT, dónde se expone a la opinión de varios científicos sobre el elevado aumento de la esperanza de vida de los seres humanos en las últimas décadas. Si bien esto es una magnífica noticia para todos nosotros desde el punto de vista social, no lo es tanto desde el punto de vista económico, pues la mayoría de los países occidentales no están preparados para el importante incremento de coste que va a suponer este aumento de la vida de sus ciudadanos. El artículo señala lo siguiente:
La longevidad humana mejoró tan rápidamente durante el siglo pasado que los 72 años actuales son los nuevos 30, dicen los científicos.
Los investigadores del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Rostock, Alemania, dijeron que el progreso en la reducción de las probabilidades de muerte en todas las edades ha sido tan rápido desde 1900 que la esperanza de vida ha aumentado más rápidamente que lo hizo en los anteriores 200 mil años, desde que el hombre moderno comenzó su evolución.
El alto ritmo del aumento de la esperanza de vida no ha preparado a las economías industrializadas para el coste de proporcionar ingresos de jubilación a tantos individuos durante tanto tiempo.
El estudio, publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, miró a los hombres suecos y japoneses - dos países con la mayor esperanza de vida de hoy. Llegó a la conclusión de que sus contrapartes en 1800 habrían tenido esperanzas de vida que estaban más próximas a los de los primeros cazadores-recolectores. Los cazadores-recolectores primitivos, a los 30 años tenían las mismas probabilidades de morir que un hombre moderno sueco o japonés a los 72 años.

Los científicos que trabajaron en el estudio, dijeron que no estaba claro cuál es el límite superior para la esperanza de vida. "¿Cuánto tiempo más podemos extender la vida?" dijo Oskar Burger, investigador principal del estudio. "Simplemente no lo sé".
El estudio no trató de sacar conclusiones sobre si la extensión de la vida humana era moral o conveniente, o si podría ocurrir sin agotar las capacidades necesarias para disfrutar de los años adicionales.
En su lugar, trató de ver cuánto había cambiado con el tiempo la probabilidad de morir a edades específicas. Los investigadores utilizaron datos de longevidad de los chimpancés en cautiverio para estimar las esperanzas de vida para pre-humanos y los datos de hoy en día de las tribus de cazadores-recolectores como punto de referencia para los primeros periodos de vida humanos.
"Los saltos recientes en la reducción de la mortalidad son notables en el contexto de la diversidad de mamíferos, porque especificando por edad, las tasas de mortalidad de los cazadores-recolectores ya eran excepcionalmente bajas, probablemente entre las más bajas de cualquier primate no humano", señaló el estudio.
De hecho, la tasa de aumento de la esperanza de vida humana es incluso más rápida que el conseguido por los científicos cuando tratan ciertos organismos, tales como las moscas de la fruta, para crear genéticamente especies de vida más larga. Aunque estos experimentos produjeron fuertes aumentos en la longevidad, el aumento de la longevidad humana durante el siglo pasado, que no se basa en las mejoras genéticas, ha sido mucho más marcado.
El señor Burger señaló que la rápida mejora en la esperanza de vida coincidió con la invención de los antibióticos y las vacunas, grandes mejoras en la eficiencia agrícola que hizo mucho más disponible el alimento y el desarrollo de sistemas que hacen más fácilmente accesible el agua limpia.
La mortalidad humana, añadió, ha demostrado ser mucho más "plástica" lo que nadie había imaginado.
Interesante el artículo, que se une a otros tantos en el mismo sentido. Cada vez seremos más longevos, lo cual es esperanzador, pero también nuestras necesidades financieras dependerán durante más tiempo de un estado, en la mayoría de los casos, con capacidades cada vez más limitadas. El problema aún no se ve como real en la sociedad, más preocupada por otros factores más coyunturales. De cualquier forma, y desde el punto de vista de largo plazo, es uno de los mayores retos a los que se tendrá que enfrentar en el futuro.

Tic, tac, tic, tac... España esconde una bomba de relojería. Está semioculta porque la crisis antepone lo urgente a lo importante; pero está ahí. La gente nunca ha prestado mucha atención a una cuestión clave: cuánto hay que ahorrar para que el nivel de vida no se resienta cuando llegue la edad de jubilación. Y no lo ha hecho por el colchón de la pensión pública. Sin embargo, las matemáticas y la demografía son tozudas y cuestionan la sostenibilidad del actual sistema público de pensiones. Más tarde o más temprano habrá que poner en marcha un plan para desactivar este artefacto que amenaza con estallar. (David Fernández El País).

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