sábado, 18 de octubre de 2014

Krugman siempre tiene la razón

Javier Paz sobre Krugman y sus delirios habituales. Los graves errores de sus recomendaciones y las mentiras en sus declaraciones son puestas de manifiesto una vez tras otra.

Y es que el truco de Krugman (máximo exponente de las políticas keynesianas, dominantes en la esfera política), es el mismo de siempre. Hace unas recomendaciones (más déficit, más emisión monetaria y más gasto, no importa en dónde, como el propio Keynes recomendaba para estimular la demanda). Se llevan a cabo y se dispara el déficit, la oferta monetaria y el gasto.


Y aquí suceden siempre dos cosas: Un repunte cortoplacista de la actividad (fruto del incremento de la oferta monetaria y del gasto constante vía inversiones y subvenciones) a costa de mayores problemas en el largo plazo (pues los problemas que se pretenden resolver, lejos de resolverse se agravan postergándolos a futuro, creando burbujas productivas y financieras que acaban explotando).

Durante ese momento de puntual crecimiento (artificioso e insostenible pues no está sustentando en ahorro real y donde se crean desajustes de diverso tipo e intensidad), llegan las celebraciones, las loas y el apoyo mediático y político (y de las masas) y el "veis cómo esta es la solución". Luego llegan las consecuencias de esas pésimas, erradas y engañosas políticas, con grandes crisis, burbujas que explotan, altas inflaciones (ya sea de bienes de consumo o de activos), más pobreza en ciertos grupos...y que conlleva correcciones, recesiones, deflación, subidas de impuestos, deuda impagable, recortes...para las que nunca se responsabiliza a dichas políticas como las causantes, sino a las correcciones (obligadas por la imposibilidad de seguir dicho camino ad infinitum por las graves consecuencias que conllevan y que explotan al final).

La solución del político y del economista de turno, como es el caso de Krugman es sencilla y siempre la misma. Los problemas han venido porque dichas medidas no se han llevado a cabo con mayor intensidad o en algún caso, porque se han llevado a cabo con excesiva intensidad (se han pasado de frenada).

Así, siempre se está en "la razón". Como bien comenta el articulista, nunca es por causa de sus recetas (falso), sino por su mala aplicación. Y a seguir pontificando...

Artículo de El Instituto Independiente:

El más prominente economista keynesiano contemporáneo es el Nobel de economía Paul Krugman. La receta de Krugman para salir de una crisis es “incurrir en déficits e imprimir mucho dinero” ("Macroeconomic populism returns").

La receta de Krugman para EE.UU. luego de la crisis del 2008 fue (adivinen) incurrir en déficits e imprimir dinero. En 2007 la deuda del gobierno de EE.UU. era de 9 billones de dólares (9 x 1012) y representaba un 63% del PIB. En 2013 la deuda era de 16,7 billones y representaba un 100% del PIB estadounidense. El 1ro de enero de 2008 el stock de dinero M1 era de 1,38 billones de dólares; el 1ro de agosto de 2014 subió a 2,82 billones. Estos son los niveles más altos de deuda y emisión monetaria en la historia del país, por lo que difícilmente se puede argumentar que EE.UU. no ha seguido la receta keynesiana y sin embargo para Krugman, hace falta más: “un estímulo fiscal inadecuado y una prematura austeridad podría conducir a una década perdida o más de depresión económica y que la Reserva Federal debería hacer más para levantar la economía…” ("Want to strengthen the recovery? Stop listening to paranoid inflationistas", Salon, agosto de 2014).

Un ejemplo aun más contundente es el de sus opiniones sobre Argentina. El 2012 Krugman afirmaba que Argentina “es un destacable historia de éxito, una que, se podría decir que contiene lecciones para la zona euro” (Down Argentina Way). Pero posteriormente, cuando el desastre argentino era innegable dijo en una entrevista hecha por Andrés Oppenheimer ("La Argentina, según Krugman") que “si se hubiera hecho un giro hacia políticas más moderadas en 2007, la historia de la Argentina hubiera sido totalmente positiva. En cambio, mantuvieron el pie sobre el acelerador". Y uno se pregunta ¿por qué entre el 2008 y el 2012 seguía alabando las políticas de Argentina?

Y es que para Paul Krugman si un gobierno gasta, imprime dinero y no sale de la recesión, la explicación es que no gastó demasiado. Y si existe un (aparente y engañoso) repunte, como es normal que ocurra en los periodos iniciales de expansión monetaria y gasto fiscal, pues la califica como historia de éxito, pero cuando las inevitables consecuencias a largo plazo de esas políticas se hacen evidentes y la situación no solo vuelve a deteriorarse (como ocurre en Argentina), pues el señor Krugman dice que se excedieron al aplicar sus recetas. Nunca son las políticas de Krugman las causantes de una crisis, sino su mala aplicación. ¡Paul Krugman siempre tiene la razón!

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