viernes, 31 de octubre de 2014

The U.S.S.A.

Victor Solsona muestra el desastroso camino hacia el que se encamina cada vez en mayor grado EEUU, un camino cada vez más intervencionista, burocrático, socialista y antiliberal, mostrando diversos ejemplos en distintos ámbitos ciertamente preocupantes.


Artículo del Instituto Juan de Mariana:

"Hay una gran diferencia entre tratar a toda la gente igual y obligar a que todos sean iguales".
Friedrich Hayek 1899-1992.

 
The United Socialist States of America puede parecer una exageración, pero la administración Obama deja al país con lastres y "tics" nerviosos hace años impensables en lo que fue la tierra de la oportunidad.

22 millones de empleados públicos, burócratas y funcionarios federales, estatales y locales han superado el umbral de "masa crítica". Esto ya solo puede crecer y crecer y, como el uranio, explotar dejando un país que, desde luego, ya no es el adalid de las libertades económicas.

La teoría de la "Elección Pública" de Buchanan y Tullock predice el crecimiento desmedido de la administración. Algo ha ocurrido con el pueblo americano, se ha vuelto un niño mimado en brazos un papá estado que tiende a hiperregular y meter las narices por doquier.

Vale, pero ¿y a nosotros en Europa qué más nos da? Pues sí que importa, todo el planeta tiende a imitar lo que los americanos hacen y deshacen. Su influencia global es enorme.

Todo empieza a torcerse cuando John Kenneth Galbraith publica en 1958 su libro The affluent Society, tacha de consumista a la sociedad y pide todo tipo de intervención de la administración. Dice que el sector privado es rico y que el sector público es pobre; propone el crecimiento del gasto federal, educación estatal, impuestos al consumo y más gasto para los más desfavorecidos.

Desgraciadamente lo consiguió todo.

La población que necesita recibir Food Stamps -cupones de comida- para poder alimentarse pasó de 3 millones en el año 1969 a 46 millones en 2013. Todo un "éxito".

Evidentemente, el diagnóstico no pudo ser más equivocado, los 50 fueron años de bonanza precisamente porque lo privado era grande y lo público todavía pequeño.

La Guerra Fría y la Teoría del Dominó proporcionaron la excusa para el crecimiento de la administración. Posteriormente, la caída del Muro de Berlín hizo resurgir otras ideas: El medioambientalismo radical (Obama), la guerra al terrorismo (Bush ll), la guerra contra la pobreza (Johnson) y la guerra contra las drogas (Nixon).

Al intervencionismo superlativo lo llaman guerra y a la guerra, intervención. A los resultados negativos del primero le dicen Unintended Consequences y a los de la segunda Collateral Damages. (N. del T.).

La guerra a la pobreza declarada por el presidente Johnson consiguió aumentar el número de pobres. El sistema de beneficencia desincentiva el trabajo y atrapa a grandes capas de la población. Se consiguen más beneficios permaneciendo en la pobreza que la paga que se obtiene en muchos trabajos manuales, lo que fomenta un círculo vicioso del que no se puede o se quiere salir.

Veamos ejemplos (entre hilarantes y trágicos) de cómo está cambiando la forma de pensar de muchos ciudadanos estadounidenses hacia el intervencionismo. Una serie de anécdotas que, aunque por separado pueden no parecer importantes, van marcando una peligrosa tendencia sociológica. Hace años estas cosas eran impensables en América.

Metadatos. Intromisión en lo privado

Los enormes desarrollos en informática están sirviendo para el control de la vida privada de los ciudadanos. Los metadatos de las llamadas telefónicas, correos electrónicos y los movimientos de cuentas corrientes son capturados por las agencias federales sin autorización judicial y sin conocimiento de los interesados.

Quieren incluso impedir que Google y Apple distribuyan aplicaciones para la encriptación de los correos electrónicos.

Esto era impensable hace décadas, cuando abrirle una carta al vecino podía traer graves consecuencias. Tenía antes más protección una carta escrita en papel que ahora una escrita en un teclado. ¿Cómo hemos podido ir hacia atrás? Actualmente, por alguna paranoia federal, 50.000 envíos postales son fotografiados exteriormente cada año.

Home Schooling o educación en casa

Las escuelas públicas americanas son uno de los desastres más caros. Unos 12.000 dólares por alumno y año, esto significa que una clase de 20 alumnos cuesta casi un cuarto de millón de dólares cada año. Si el profesor cobra la cuarta parte, ¿dónde va el resto?

El informe PISA es tan demoledor en el caso americano como en el español. Y como reacción ha hecho surgir la educación en casa, fenómeno que empezó siendo ilegal, pero al que los políticos y sindicatos de maestros han tenido que aceptar por su gran popularidad y el patético resultado de las escuelas públicas.

Obamacare

La sanidad privada americana trajo al mundo todo tipo de avances médicos de los que se beneficiaba toda la humanidad. La Socialización que trae consigo estos nuevos programas va a producir cambios tan radicales que se desconoce que impactos tendrá a largo plazo. Pero a la luz del resultado de otras medidas similares, podemos inferir que tendrá graves consecuencias inesperadas, como la paralización de nuevas tecnologías médicas. Avances como la tomografía por emisión de positrones, la resonancia magnética nuclear, la farmacología de nuevas moléculas, la tomografía axial, o la cirugía Excimer quedarán como cosas del pasado.

F.D.A.

La Administración de alimentos y medicamentos tiene semidetenida la aprobación de cientos de medicamentos. La demora media es de 16 años con un coste para el fabricante de unos 1.300 millones de dólares. Da igual que se le niegue el medicamento incluso a enfermos terminales, lo importante es la burocracia y el procedimiento, no los pacientes.

Como sólo los grandes laboratorios pueden asumir esos costes, podemos intuir que grandes descubrimientos estarán enterrados en montañas de papel y que jamás verán la luz.

Existen muchos ejemplos dramáticos. Como publicaba Time, Los hermanos Leclaire de 12 y 10 años tienen los dos una gravísima y rara enfermedad para la que existe un medicamento recién desarrollado. Pero la F.D.A. solo deja que se le administre a uno de los dos. Podemos imaginar los sentimientos de la madre.

Desinventemos el fuego

La E.P.A. o agencia medioambiental  llega a extremos casi cómicos en su radicalismo. La interferencia de esta agencia con la economía es tal que requeriría todo un libro. En unos años no va a quedar sector que no esté afectado. Lleva camino de convertirse en el comité de planificación central de toda la industria americana hasta bloquear a su discreción cualquier nuevo desarrollo económico.
El influyente Senador Newt Gingrich pide abiertamente la desaparición de la esta agencia.

Una de las últimas perlas de esta agencia es la regulación de las estufas de madera (aunque dos millones y medio de hogares las usen). Esto básicamente ilegaliza la venta del 80% de las mismas. No obstante, no tiene inconveniente en que se exporte madera para ser quemada. Si por la EPA fuera, el hombre no hubiera inventado el fuego.

¡Que el azúcar siga siendo legal!

¿Parece una broma? Las ciudades de San Francisco y Berkeley van a introducir un impuesto  de unos 30 centavos a cada botella de refresco azucarado. Ahora es la guerra al "michelin". Esto es solo el principio. Dejemos que pasen unos años, la medida prospere y se extienda a otros productos. Cuando los políticos vean que esto recauda, veremos alijos ilegales de Coca-Cola de contrabando.

El mismo azúcar (y tabaco) que por otro lado el gobierno federal subvenciona.

Licencia para ser aparcacoches

Es increíble que en la tierra de la libre empresa se haya desarrollado todo un entramado de absurdas licencias, para las que hay que pasar cursos y exámenes y así poder ejercer las más simples profesiones. Con esto los gremios consiguen evitar nueva competencia, crear barreras de entrada, encarecer los servicios, entorpecer la movilidad laboral y aumentar el paro.

En Minnesota es necesaria licencia para ser maquillador y para ejercer la manicura. En Luisiana para ser florista, o aparcacoches en Washington D.C. La eclosión de las licencias ha llegado en algunos estados a las profesiones de enterrador, operario de mudanzas, vendedor por teléfono, barbero, peluquero, también para ser peluquero de trenzas a lo afro (difícil especialización), e incluso para trabajar en una agencia de viajes, o dar clases de yudo.

Licencia para magos con conejo

Esto ya es de risa. El Mago Marty Hahne solía trabajar en fiestas de cumpleaños para niños. Un buen día recibe la visita de dos inspectores federales, en concreto del Departamento de Agricultura de los EEUU, pidiéndole su licencia. A lo que él contesta que sí, que tiene licencia para ser mago (hasta ahí podíamos llegar, ¡dónde va un mago sin licencia! Eso solo le ocurre a Potter). Le responden que la licencia la necesita para... el conejo (¡!).

Y no contentos con eso, le indican que además Marty debe redactar por escrito un "plan de catástrofes" (terremotos, tornados, galernas) para el animalito.

Recibió en total diez visitas de los inspectores (la gravedad del caso así lo requería).
Los inspectores también le aclararon que nada de esto era necesario si el conejo hubiera sido para comérselo. La noticia apareció en el Washington Post y en la revista Reason.

Emociona ver el celo profesional y el buen uso que se da o los impuestos.

... Y hablando de "The land of the Free", ¿cuántos americanos están entre rejas? Pues 2,2 millones, más otros casi 5 millones en libertad condicional (muchos porque no caben). Casi el 1% de los varones está a la sombra. Proporcionalmente al número de habitantes la población penal americana es cinco veces la de España, el cuádruple de la de China y el doble que la de Rusia. Otro "éxito" de otra guerra, esta vez contra las drogas.

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