Los especuladores o intermediarios comerciales tienen muy mala fama (la causa es milenaria debido a una mala compresión de la economía, pero entendible en siglos anteriores cuando la mayoría de la economía se basaba en el trabajo físico pesado en la agricultura) no entendiendo la importante función de este desempeño aunque no produjera algo físico, lo que creaba resentimientos hacia ciertos grupos, en muchos casos marginados y marginales (como los judíos en Europa, minorías chinas en el sudeste asiático o los chetis en la India).
No es raro tampoco que fueran además grupos marginales de extranjeros, contra los que se dirigían las culpas de todo mal (chivos expiatorios), se les expulsaba del país o se les expropiaba sus riquezas (había resentimiento al considerarlos parásitos). Y esto era también porque internamente en dicha sociedad o país estaba mal vista esa función y no la hacían los nativos, y eran llevadas a cabo por grupos marginados que ya estaban mal vistos.
Tampoco es raro que sea fácil lanzar críticas contra ellos (por distintos motivos e intereses) debido muchas veces a la complejidad de su función (que a la gente le cuesta comprender), lo que les hace vulnerables políticamente.
Pero ¿es esta reputación merecida? ¿Son parásitos del mercado que explotan a los consumidores, o cumplen un importante rol en la coordinación económica?
Una comprensión básica de las reglas de la economía habría evitado muchas de las tragedias humanas llevadas a cabo, pues además, tras los ataques a estos grupos (de manera violenta en muchas ocasiones de la historia) los agresores se sorprendían que la calidad de vida y la actividad económica se reducían tras la marcha de estos grupos.
El siguiente vídeo muestra muy brevemente la importancia de su función, si bien se puede desarrollar y profundizar con más ejemplos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario