domingo, 22 de abril de 2012

Contra la involución de la izquierda. (Eduación, Salud. 84)

Una carta acerca de las reformas en Educación y Sanidad donde se critica el cinismo por parte de los políticos que han llevado con sus políticas socialistas a la insostenibilidad del sistema, y que pretenden que todo siga igual, lo que supondría agravar aún más el problema.
"¿Reformas también en Educación y Sanidad? Por supuesto que sí. No por una mera cuestión coyuntural relacionada con la crisis o el catastrófico estado de las cuentas públicas, ni porque nos lo exija Bruselas, sino fundamentalmente para preservar la calidad, viabilidad y supervivencia del mismo sistema educativo y sanitario.
Porque, a fuerza de incidir en la supuesta 'universalidad' y 'gratuidad' de la sanidad pública, seguimos viviendo en una auténtica ficción; sin embargo, la cruda realidad es que se trata de un servicio muy costoso y, debido a deficiencias del actual sistema, altamente deficitario. Que sea pública no implica que tenga el privilegio de disfrutar de ingresos infinitos y financiación inagotable, ya que en este ámbito, por mucho que todavía pretendan convencernos de lo contrario, no deja de aplicarse el principio básico de la economía: que los recursos son limitados. Ocurre tres cuartos de lo mismo con nuestro sistema educativo en lo que a gestión económica se refiere.
La solución a las dificultades de financiación de los servicios básicos no reside en el copago, o al menos no solo, pero sí en introducir racionalidad y eficiencia en la Administración, que pasa por aplicar criterios privados de gestión y propiciar una mayor participación de la iniciativa social.
Desde luego, las 'líneas rojas' de reformas tan imprescindibles no deberían marcarlas, y ni mucho menos imponerlas, aquellos que con sus políticas socialistas, por otra parte derrotadas en las urnas, nos han conducido a la ruina económica y han llevado las cuentas públicas a la quiebra técnica; factores que precisamente han contribuido, y mucho, a poner en peligro la conservación de la educación y la sanidad públicas.
Es, pues, momento de situarse contra quienes se han instalado en la involución pura y dura, con tal de generar un miedo que pueda beneficiarles política y electoralmente. Porque el remedio a los males que nos aquejan no consiste en no hacer nada y limitarse a dejarse llevar por los acontecimientos; ni tan siquiera en aplicar la conocida filosofía lampedusiana, a la que se atuvo el PSOE en sus dos últimos años de Gobierno: que algo cambie para que todo siga igual. No queda otra que actuar con decisión y altura de miras."

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