SOHO
Por supuesto, la noticia no tardó en difundirse por la Red. Apenas un par de días después, centenares de páginas hablaban ya sin reparos del extraño objeto que "chupaba energía" de nuestra estrella particular. Algunas de esas páginas, e incluso algún que otro programa de televisión, publicaron el vídeo hablando de "un gigantesco ovni mayor que la Tierra extrayendo energía directamente del Sol".
La esfera, eso es cierto, era enorme, incluso más grande que Júpiter, el planeta gigante del Sistema Solar, que multiplica por 317 la masa de la Tierra y por once su circunferencia. No cabe duda de que la esfera negra fue algo realmente espectacular.
Pronto, otras "teorías" empezaron a inundar la red, y junto al ovni gigante, preludio inequívoco de una inminente invasión de la Tierra, surgieron otras interpretaciones de carácter más "científico". Entre ellas, que se trataba de un agujero negro que estaba empezando a devorar al Sol, o de un enorme planeta errante que le había pasado rozando.
Intrigado por el vídeo, decidí acudir directamente a la fuente de la que procedía y comprobar por mí mismo si la esfera existió realmente o si, por el contrario, se trataba de la broma de algún gracioso. Así que utilicé diversas webs oficiales para comprobar los datos y las imágenes del Sol obtenidas durante esos días (con distintos filtros, para no dejar lugar a dudas) por el SDO. Y pude comprobar que la esfera, o lo que parecía ser una esfera de color negro, estuvo realmente ahí.
Una esfera auténtica
El paso siguiente fue comprobar si algún otro satélite de observación solar había podido captar el extraño objeto. Acudí a SOHO y a STEREO, otros dos sofisticados satélites de observación solar, y resultó que ambos tenían, desde otros ángulos, imágenes y vídeos del extraño fenómeno.
Comprobada sin lugar a dudas la autenticidad de la esfera, quedaba por averiguar de qué podía tratarse, y de paso la razón por la que la NASA no había hecho pública ninguna información o comunicado al respecto. La respuesta me llegó, de nuevo, del propio SDO. Solicité un análisis de los datos obtenidos por el satélite entre el 11 y el 12 de marzo y encontré que, justo en el punto donde había aparecido la esfera, el instrumento AIA (Atmospheric Imaging Assembly) había detectado la aparición de un "agujero coronal", es decir, un área en la que la corona solar (la capa exterior del Sol) es más oscura y fría y tiene menos densidad de plasma que en el resto.
Así que era eso... Los científicos que estudian el Sol conocen de sobra el fenómeno, que está perfectamente documentado. Se trata de una especie de hueco transitorio en el plasma solar, que se conecta a la superficie por medio de un vórtice de filamentos y que, además, suele estar asociado a una eyección de masa coronal (CME), esas nubes ardientes de materia que el Sol expulsa en periodos de actividad máxima y que, cuando llegan a la Tierra, pueden provocar averías en los satélites y en los sistemas eléctricos y de comunicaciones.
Los agujeros coronales también se pueden producir poco antes de una tormenta solar y, cuando se forman en el borde de la corona, son perfectamente visibles, ya que su perfil destaca contra el fondo negro del espacio. En esta página se pueden ver imágenes de varios agujeros coronales, muy parecidos al que se produjo el pasado 12 de marzo. No resulta extraño, pues, que la NASA no hiciera comunicado alguno sobre un fenómeno menor y que se produce con tanta frecuencia...
Llamarada solar
Llegados a este punto, me quedaba solo por comprobar si, efectivamente, el pasado 12 de marzo se había producido en ese mismo punto alguna llamarada solar. Y, efectivamente, así fue. Se trataba, además, de una de las tormentas que causaron las CME que hace un par de semanas hicieron correr ríos de tinta en todo el mundo, ya que causaron problemas en algunos sistemas eléctricos de Asia.
En este vídeo se puede ver con todo detalle la llamarada del pasado día 12. Y cómo ésta surge exactamente del mismo lugar en el que se encontraba la "misteriosa" esfera negra.
No hubo, pues, ni ovnis gigantes, ni agujeros negros, ni planetas errantes... Solo un fenómeno natural que, a pesar de ser habitual entre los científicos, es poco conocido por el público en general. Hay que tener en cuenta que el SDO es relativamente nuevo (apenas si tiene dos años) y que el nivel de detalle que pueden alcanzar sus instrumentos puede confundir a los observadores no expertos.
Quizá esa sea precisamente la razón de que últimamente en internert se estén multiplicando los vídeos sobre "extraños objetos alrededor del Sol". De hecho, casi todos ellos proceden de los datos de ese mismo satélite."
Fuente: ABC
Fuente: ABC
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