martes, 1 de mayo de 2012

¿Cómo puedo saber si mi hija tiene anorexia o bulimia? (Salud, Educación. 89)

10 pistas útiles para detectar problemas en la conducta alimentaria, tales como la anorexia y la bulimia:


"Muchos padres preocupados por los cambios experimentados por sus hijas (y a veces hijos) en edades entre los 13 y los 18 años plantean en consulta una pregunta que suele implicar una sospecha previa de que algo no marcha bien.

Decimos niñas porque la proporción de mujeres que sufren trastornos de conducta alimentaria es mucho más alta que en varones. Sin embargo, cuando uno de estos problemas surge en un varón suele ser un cuadro más insidioso, grave y difícil de tratar, por lo que es especialmente importante contemplar la alimentación de los adolescentes varones que presentan otros rasgos de personalidad del espectro obsesivo.

Os ofrecemos un decálogo de pistas que en la experiencia de este autor y de otros investigadores en el área demuestran constantemente su utilidad para detectar el inicio y mantenimiento de un patrón de conducta alimentaria problemático, bien por restricción (anorexia restrictiva), bien por purga (bulimia nerviosa), bien por una combinación de ambos fenómenos.

1. Restringir crecientemente el tipo de alimentos ingeridos: se suele empezar repudiando las comidas grasas (embutidos, carnes y pescados grasos) o con altos contenidos en hidratos de carbono (pastas, pasteles y pan).

2. Prolongar mucho el tiempo dedicado a comer y “marear” la comida en el plato hasta que el resto de comensales hayan abandonado la mesa y puedan deshacerse con facilidad de la comida “sobrante”.

3. No guardar reposo tras las comidas: iniciar presuntas actividades en el cuarto que involucran ejercicios extenuantes, salidas a la calle que van destinadas a agotarse caminando o corriendo.

4. Ir al baño justo en el tiempo posterior a haber comido y permanecer el tiempo suficiente para provocarse el vómito. Estas conductas se suelen acompañar de ruidos de agua corriente u otras estrategias para evitar delatarse acústicamente en el proceso de forzar el vómito.

5. Vestir ropas holgadas que encubran la extrema delgadez, evitando que madre, hermanas o amigas contemplen sus cuerpos desnudos o semidesnudos. Se evitan asimismo, trajes de baño o cualquier ropa que pueda desvelar la verdad oculta.

6. La cara engaña: deben observarse áreas del cuerpo en que el hueso se vuelva prominente. En muchas ocasiones, el vómito repetitivo agranda el tamaño de las glándulas parotídeas y esto concede una cara redondeada que contrasta poderosamente con el cuello y con el resto del cuerpo.

7.Presentar cambios de carácter: más retraimiento, más irritabilidad, más apatía, especialmente cuando se aborde la posibilidad de celebrar comidas familiares, reuniones en que se vean forzadas a “transgredir” su dieta, o donde la comida esté demasiado presente.

8. Mostrar interés en búsquedas de páginas en Internet, revistas y libros, constantemente dirigidos a dieta, recetas de cocina y nutrición. Con frecuencia las personas con trastornos de conducta alimentaria gustan de cocinar para otros.

9. Las conductas extremas expresan los dos polos de la enfermedad: la anorexia se acompaña de perfeccionismo, meticulosidad, restricción de los contactos sociales y sexuales, así como de conductas obsesivas en relación con las calificaciones académicas o los objetivos en el trabajo; las conductas por atracones y purgas se inscriben en personalidades más caóticas y desinhibidas.

10. Aunque suele ser un paso tardío, que se produce cuando la pérdida de peso es ya prominente, las alteraciones menstruales en términos de irregularidad o ausencia tras un período de normalidad tras la menarquia, deben ser materia a investigar.

La anorexia y la bulimia pueden entenderse, según ponen de manifiesto los trabajos de Smuckler y de Nora Volkow, como fenómenos adictivos a la dieta radical y a las conductas de atracón y purga, respectivamente. Cuanto antes se identifique y antes se busque detener estas pautas de conducta, más probable será evitar la cronificación o el agravamiento sin remedio de cuadros que en muchos casos no serán reconocidos por las personas afectadas.

Javier Sánchez García*. Médico psiquiatra y sexólogo. "

Fuente: El Confidencial

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