Otra muestra de los efectos perniciosos de las subvenciones, que provocan el fraude, y los desincentivos a atender mejor los gustos, deseos y necesidades del consumidor, pues abre otras vías para obtener rentas injustamente de parte de los contribuyentes, les guste o no el cine y vayan o no al cine (y menos a dicha obra).
Otra redistribución obligatoria de rentas de una parte de la población (el contribuyente que ve como le quitan renta que emplearía en cosas mucho más necesarias o apetecibles) hacia un grupo privilegiado, y que ejerce una fuerte presión (un lobby más) para garantizar por ley este hecho, a costa del bienestar del resto de la ciudadanía.
Otra redistribución obligatoria de rentas de una parte de la población (el contribuyente que ve como le quitan renta que emplearía en cosas mucho más necesarias o apetecibles) hacia un grupo privilegiado, y que ejerce una fuerte presión (un lobby más) para garantizar por ley este hecho, a costa del bienestar del resto de la ciudadanía.
Artículo de El Confidencial:
Mes de junio de este mismo año. Un día cualquiera en una sala de cine. Los acomodadores comienzan su ronda para comprobar que no se haya colado ningún polizón en las proyecciones. Algo llama su atención. La sala que proyecta el filme español Por un puñado de besos está vacía, pese a que se han vendido diez entradas.
Los siguientes días (y semanas) se repite la historia: entradas vendidas, sala vacía. Alguien está comprando entradas para la misma película sin que nadie vaya a disfrutarla.
El Confidencial ha tenido acceso a los datos de un cine donde se han percibido estas prácticas ‘irregulares’, y ha podido comprobar que la mente pensante detrás del entramado no es otra que José Frade Producciones Cinematográficas.
En esa documentación se acredita que uno de los productores de la citada empresa ha comprado, utilizando su propio nombre, entradas para el filme (por canales telemáticos). El resto han sido adquiridas por clientes que utilizaron como mail de contacto el de la secretaría de José Frade Producciones, así como el número de teléfono de la productora.
Es decir, el propio productor de Por un puñado de besos es el que está comprando tickets para su filme. Cientos de entradas adquiridas por personas que trabajan en la productora. Alrededor del 90% de los ticketsvendidos en dicho cine para ver el largometraje han sido comprados por la empresa.
Todas las ventas siguen un mismo patrón: bloques de entradas amplios (suelen ser de más de 10), comprados por internet, teléfono o aplicaciones móviles. Nunca en taquilla. En los datos que los compradores utilizan para pagar se encuentran los nombres de varios trabajadores de José Frade Producciones, así como el teléfono de su sede.
El Confidencial llamó este lunes a la oficina de José Frade para informar del contenido de este artículo. Desde la empresa aseguran que las únicas entradas compradas por ellos son las correspondientes al preestreno del filme.
¿Por qué estaría Frade comprando entradas de su propio bolsillo? Sólo hay una explicación lógica: para recibir más dinero del ICAA, el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, dependiente del Ministerio de Cultura. La subvención aumenta cuando un filme supera las 35.000 entradas vendidas. Existe también otra ayuda de carácter complementario en la que la orden ministerial exige un mínimo de 2.000.000 de euros de coste de producción y 60.000 espectadores.
Por un puñado de besos, rodada con ayudas financieras de TVE y Telemadrid, ha funcionado muy mal en la taquilla española. A pesar de haberse estrenado con 189 copias, sólo logró 103.000 euros de recaudación en su primer fin de semana, es decir, una media por sala de 544 euros. Una cifra muy alejada del promedio de otros filmes españoles estrenados en un número similar de pantallas, como La vida inesperada, que consiguió 2.000 euros en cada una de sus 199 copias.
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