martes, 4 de junio de 2019

La guerra comercial como excusa

Juan Manuel López-Zafra analiza la guerra comercial como excusa ante el creciente poder y control de la sociedad por parte de China, que pasan por el mayor de los silencios.


“Lo más importante que debes tener es paciencia”, Jack Ma
Artículo de El Confidencial: 
Foto: Jack Ma, en una conferencia como parte de la feria de innovación Vivatech. (EFE)Jack Ma, en una conferencia como parte de la feria de innovación Vivatech. (EFE)
Hace unos días que saltó la noticia de la suspensión unilateral de las relaciones de Google con Huawei, el gigante chino conocido por sus teléfonos móviles. De acuerdo con las noticias que vamos conociendo, y a pesar de suavizarse la reacción inicial, los dispositivos de Huawei dejarán de recibir actualizaciones del sistema operativo Android a partir de septiembre.
Tras el veto de Google, han seguido sus pasos otros proveedores de tecnología esenciales para Huawei como Qualcomm (fabricante del Snapdragon, uno de los chips para móviles más eficientes del mercado), Intel, Western Digital o Infineon, entre otros. Aunque la principal ventaja competitiva de Huawei es el desarrollo del 5G (como bien se explicaba en El Confidencial), desde mi punto de vista el principal problema no radica tanto en el desarrollo tecnológico en sí como en algo en lo que la tecnología es un instrumento fundamental, pero no el único. Y Huawei es, posiblemente, la parte que, por ahora, han detectado como más débil desde los EEUU. La estrategia china del OBOR, 'one belt one road', está detrás de todo ello, y en ella todas las empresas del país son elementos clave.
La tecnología y la inversión directa son dos elementos esenciales en la nueva ruta de la seda china. En ese sentido, Huawei es el principal inversor en infraestructuras 4G de África, habiendo construido más del 50% de ellas, además de ser el cuarto proveedor de 'smartphones' del continente. Lleva operando en Kenia, por ejemplo, desde hace más de 20 años. Fuera del terreno tecnológico, donde China se apoya en sus empresas, la inversión directa del país ronda el billón de euros. La línea de tren más larga del mundo une Madrid con Yiwu desde diciembre de 2014, a lo largo de 13.000 km. Los gasoductos que atraviesan Asia Central desde 2009 surten más de 200.000 millones de metros cúbicos, con más de 10.000 empleos, en zonas deprimidas de Uzbekistán o Kazajistán. El país lleva a cabo múltiples proyectos para mejorar la imagen china allí donde invierte.
El Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras se fundó en 2016 como alternativa al BIRD. China se hizo con la gestión del puerto de Hambantota, en Sri Lanka, durante 99 años como pago de sus deudas; todos los buques que pretenden abordar la travesía del Índico paran allí, situando China en una posición privilegiada en el sur de la India. En enero de 2018, el segundo foro interministerial de China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) permitió el restablecimiento de relaciones diplomáticas de República Dominicana con China, un posible acuerdo de libre comercio con Uruguay y la foto de todos los cancilleres presentes con su homólogo chino, Wang Yi.
Puede pensarse que todo esto no es más que la construcción de un nuevo imperio que suponga un contrapoder a los EEUU. Y, por supuesto, en parte es así. Pero debemos tener muy presente que, en esa estrategia de dominación, China emplea todos sus recursos, sin consideraciones éticas de ningún tipo. Desde que, en 2014, se publicara el 'Borrador de planificación para la construcción de un sistema de crédito social', el Gobierno ha construido un sistema de monitorización de las actividades de sus ciudadanos, de forma que todos puedan calificar a sus conciudadanos, al igual que ocurre en cualquier red social.
Se está en el punto de que los ciudadanos endeudados tienen un tono especial en el móvil, de forma que cuando reciben una llamada todo su entorno pasa a conocer la situación de endeudamiento. Todas las actividades de todos los ciudadanos chinos estarán sometidas a escrutinio y calificación el próximo año. La policía dispone de lentes con realidad aumentada para identificar a los 'delincuentes' en menos de tres segundos con una precisión del 90%. Minorías étnicas como los uigures están siendo vigiladas por medio de sistemas de reconocimiento facial que permiten rastrear y controlar más de medio millón de caras en un solo mes. Las entradas en los barrios en los que viven diseccionan los rasgos gracias a técnicas de 'deep learning' y dan la voz de alarma a las autoridades policiales.
En esa carrera del control ciudadano, el Gobierno del PCCh limita por ley el tamaño de las ciudades; así, Pekín no podrá exceder los 23 millones de habitantes en 2020, ni Shanghái los 25 millones en 2035. Eso condena a la expulsión a centenares de miles de pequineses por cometer el delito de carecer de pasaporte interior. Los afortunados poseedores de uno de ellos tendrán que recurrir a algo más que la suerte para poder matricular un coche; en junio de 2017, uno de cada 725 solicitantes, del total de 2,7 millones que lo hicieron, tuvo la suerte de conseguir una matrícula en el sorteo.
En la carrera por dominar el mundo, la inteligencia artificial es, hoy por hoy, fundamental. En 2017, la inversión, formalmente privada, en ese terreno fue de más de 28.000 millones de dólares. El plan estratégico nacional pretende que la valoración de las empresas chinas en tecnologías asociadas a la inteligencia artificial alcance los 155.500 millones de dólares en 2030, momento en el que serán, ya, la primera potencia mundial. Tengamos en cuenta que China, en 2025, generará y acumulará el 27,8% de los datos globales, frente a menos del 18% por parte de los Estados Unidos.
Alibaba es la más importante de todas las empresas chinas en esta disciplina. En octubre de 2017, funda la Alibaba DAMO Academy para profundizar en el estudio de la ciencia de datos y sus aplicaciones. Tiene presencia en Pekín y Hangzhou, dentro de China, y en Singapur, Tel Aviv, Seattle, Sunnyvale y Nueva York fuera de su país de origen. Alibaba tiene el objetivo declarado de apoyar a su grupo fundacional para convertirse, en las próximas dos décadas, en la quinta economía del mundo (así dicho, literalmente) con la creación de 100 millones de puestos de trabajo en todo el mundo, dar servicio a 2.000 millones de personas, además de mantener una plataforma con 10 millones de empresas colaboradoras. De acuerdo con la declaración de intenciones que se refleja en la web de DAMO, su filosofía es emplear la investigación para resolver problemas ganando dinero y divirtiéndose.
Bajo cinco grandes áreas, DAMO trata de desarrollar evoluciones de la ciencia actual en 14 laboratorios. El aprendizaje automático avanza hasta la inteligencia de máquinas, con campos de estudio en lenguaje, visión, toma de decisiones automática y ciudades inteligentes. Hay laboratorios en el área de computación y robótica, en el área X (que busca investigar los límites de la inteligencia artificial y la computación cuántica) y también en tecnología financiera, con tres específicos en inteligencia financiera, biometría y Blockchain. Es decir, Jack Ma y Alibaba están, efectivamente, poniendo todo de su parte para convertirse en la gran potencia mundial de la segunda mitad del siglo XXI. “Este es un proyecto que debe sobrevivir a Alibaba”, ha señalado Ma.
Conviene recordar que tanto Jack Ma como Ren Zhengfei, el presidente de Huawei, son miembros del Partido Comunista Chino (PCCh), que es en última instancia el órgano que decide quiénes triunfan y quiénes no en el país. La alineación con el partido es fundamental para lograr convertirte en una de las 200 principales fortunas del país, cual es el caso de Zhengfei. Así pues, además de lamentarnos, con todas nuestras fuerzas, de las restricciones que Trump está poniendo al libre comercio, vayamos un poco más lejos y pensemos qué modelo preferimos. Mientras discutimos sobre nuestros derechos y la prevalencia de la libertad, otros países controlan a sus ciudadanos 24 horas al día los siete días de la semana.

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