Pagar más hoy para no recibirlo mañana con la única intención de cubrir parcialmente el actual agujero de las pensiones y seguir haciendo electoralismo generando más insostenibilidad del sistema (mayores recortes futuros) para ganar votos de los actuales pensionistas (a costa de los futuros).
"Una de las principales promesas electorales del PSOE consiste en obligar a los autónomos a cotizar en función de sus ingresos reales. Esta medida supondría duplicar o incluso triplicar la cuota de autónomos para centenares de miles de trabajadores dentro de este colectivo."
Artículo de El Confidencial:
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en un acto en Granada. (EFE)
Partamos de dos premisas difícilmente discutibles. La primera: los cotizantes de la Seguridad Social que se jubilen entre 2035 y 2060 van a recibir una pensión relativamente más baja que la actual, es decir, van a seguir cotizando proporcionalmente lo mismo que los actuales pensionistas (o incluso más) pero van a recibir bastante menos que ellos. La segunda: una de las principales promesas electorales de Pedro Sánchez (y una de sus obsesiones programáticas desde hace varios años) consiste en aumentar las cotizaciones sociales de alrededor de un millón de autónomos. La conclusión, difícilmente apelable, es que Sánchez pretende forzar a un millón de autónomos a pagar más a la Seguridad Social a cambio de recibir menos de ella.
Como decimos, la primera premisa es difícilmente discutible: según ya expusimos en un reciente artículo, la evolución poblacional de España a lo largo de las próximas décadas impondrá, incluso bajo los supuestos demográficos y laborales más favorables posibles, un recorte sustancial en la generosidad de nuestra Seguridad Social: o nos jubilaremos más tarde o la relación entre lo cotizado y lo percibido a modo de pensión (la llamada tasa de sustitución) caerá sustancialmente (la previsión del Gobierno es que se reducirá en torno a un 35%). Por tanto, como ya expusimos, los actuales cotizantes van a seguir pagando lo mismo que hasta el momento (o incluso más) pero van a recibir relativamente menos.
La segunda premisa —esa de que Sánchez quiere forzar a cerca de un millón de autónomos a cotizar más a la Seguridad Social— requiere de una mayor explicación. En la actualidad, los autónomos disponen de la (acotada) libertad de escoger su base de cotización (entre un mínimo de 944,4 euros al mes y un máximo de 4.070 euros al mes): si optan por cotizar con una base reducida, las pensiones futuras que obtendrán serán igualmente reducidas; si, en cambio, prefieren aspirar a pensiones más elevadas, pueden escoger bases de cotización mayores. Tanto cotizas, tanto cobras. Esa es la base de un sistema previsional de carácter contributivo como el español.
Pero Sánchez pretende extinguir esta (muy acotada) libertad de los autónomos: al cabo, una de las 35 primeras promesas electorales que el PSOE ha colocado encima de la mesa consiste en obligar a los autónomos a que coticen según sus ingresos reales. En concreto: “Apoyo a los autónomos: fomentaremos el diálogo social con las organizaciones representativas del trabajo autónomo, impulsando la gradual equiparación de los derechos de este colectivo con los de los trabajadores por cuenta ajena, estableciendo una cotización acorde con sus ingresos reales”. No se trata de una idea novedosa —los socialistas llevan años tratando de imponerla— y su finalidad última es obligar a todos aquellos que voluntariamente escogen la base mínima a que coticen por bases superiores (aun cuando no deseen recibir mayores prestaciones de la Seguridad Social).
¿A cuántos autónomos perjudicaría esta medida? Aunque no disponemos de estimaciones oficiales, podemos aproximar la cifra cruzando los datos de la estadística del impuesto de la renta de las personas físicas (última información desagregada de 2015) con la estadística de 'Trabajadores autónomos, personas físicas, en alta en la Seguridad Social'. En particular, en el año 2015, había 1,15 millones de autónomos que declaraban ingresar más de 16.000 euros anuales y, sin embargo, solo había unos 250.000 que escogieran una base de cotización de más de 16.000 euros. Por tanto, había al menos unos 900.000 autónomos que cotizaban por debajo de sus ingresos reales (la cifra final a buen seguro es superior, pues parte de los 800.000 autónomos que declaraban ingresar más que la base mínima pero menos de 16.000 euros también cotizaron por la base mínima) y que serían vilmente sangrados por Sánchez. Por ejemplo, un autónomo que ingresara el equivalente al salario medio en España (23.650 euros anuales) podría pasar de cotizar unos 285 euros mensuales en la actualidad a alrededor 600: es decir, su cotización a la Seguridad Social se duplicaría; un autónomo que ingresara 33.000 euros pasaría a abonar unos 825 euros mensuales, casi el triple que en el presente.
Por consiguiente, todo este voluminoso colectivo de autónomos pasaría a pagar mucho más al sistema público de Seguridad Social para indefectiblemente (conforme las prestaciones pensionales vayan recortándose) recibir mucho menos en el futuro. Es verdad que aquellos autónomos que ingresan por debajo de la base de cotización verían aliviada su situación financiera, pero remediar una injusticia no requiere generar otra: bastaría con permitir que los autónomos con ingresos inferiores a la base mínima cotizaran por sus rentas reales y, al tiempo, dejar inalterado el sistema para todos los restantes autónomos. Pero no: se opta por cambiarlo para todos con el objetivo de machacar tributariamente a más de 900.000 autónomos.
Y se los machaca, por cierto, no porque Sánchez quiera forzarles paternalistamente a cotizar más para que en el futuro cuenten con mayores pensiones de jubilación: no, se les atraca con absoluto descaro para tapar mínimamente el agujero financiero presente de un sistema inviable. Sin más: un expolio a cambio de nada; de hecho, a cambio de menos (de prestaciones que se van a ir recortando en el futuro).
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