Si hay algo en lo que es bueno el socialismo, es un su éxito propagandístico, y capacidad para engañar a la gente.
No importa su rotundo fracaso en todo el mundo, a lo largo de toda la historia, no importa la cultura, continente, condiciones del país...sigue siendo tan atractivo y llenando los oídos igual que siempre (ya saben aquello de que la gente siempre prefiere mentiras reconfortantes a verdades incómodas, entre otras muchas causas explicativas de esto).
La élite dirigente de dicha ideología, alcanza el poder y lo acumula sin fin, en nombre de los necesitados (los cuales multiplica), y justificando sus políticas liberticidas (destruyen libertades y derechos de todo tipo) por ir contra la acumulación de riqueza y la desigualdad.
Por supuesto, cumple este propósito a medias, pues impide la acumulación de riqueza en la inmensa mayoría de la sociedad a excepción de la misma élite política y allegados -la nomenklatura-, que alcanza niveles impensables para el resto, y hace a la sociedad igual, pero en la pobreza, a excepción de nuevamente la misma élite, disparatadamente desigual con una serie de privilegios de todo tipo.
Todo por el pueblo, pero sin el pueblo, al que engatusa con utopías de todo tipo, y con una necesaria revolución (la inmensa mayoría de las veces, al no ser posible democráticamente por no alcanzar mayorías, por medio de la violencia sangrienta. Lo importante es el poder, se llegue como se llegue, pues para ellos el fin justifica los medios).
Por supuesto, una vez en el poder, las promesas de mejoras desaparecen (en algunos regímenes ricos, o subvencionados fuertemente desde el exterior, puede haber un periodo corto de distribución parcial de la riqueza que crea una aura de mejora temporal mientras el capital acumulado acaba de dilapidarse y destruirse) llevando a una mayor miseria a toda la sociedad.
El aumento constante del poder politico (justificado para llegar a la utopía y acabar con los chivos expiatorios que lo impiden para ocultar su incapacidad y latrocinio) llevan a un publo más dependiente, más improductivo, y a menores libertades, que el propio gobierno acentúa de manera creciente para evitar las protestas, la publicidad o información de sus actos y resultados...degenerando en creciente violencia y dictaduras (para acallar y someter al pueblo).
Es la historia de siempre. Así, otro ejemplo más de esta evolución es lo vivido en Venezuela, donde un pueblo cada día viviendo de manera más dramática y cuyas libertades son atacadas en cada ámbito, ve cómo la nomenklatura disfruta de los placeres (muy capitalistas) que rechaza en las palabras y que niega al resto del pueblo.
Así, tenemos el caso de la hija de Chávez, huida al "infierno imperialista" de EEUU, Nueva York, con la mayor riqueza de Venezuela, disfrutando de una vida de lujos sin igual.
Es otra característica del socialismo. La riqueza saqueada a costa de terceros a la fuerza. En contraste, bajo un libre mercado, un empresario se hace rico, porque recibe el favor de los consumidores, puesto que lo que produce (o sirve si es un servicio) es demandado y valorado y necesitado por el cliente-consumidor. Si lo hace mejor que otros (más calidad, menor precio...) recibe dinero a cambio (lo compran), y si no es así, se arruina y cerrará su negocio. Es un enriquecimiento justo doblemente satisfactorio (para el que ofrece el producto y para el que lo demanda) que genera riqueza y prosperidad a la sociedad. Es un intercambio de suma creciente. El socialismo NO. Pues quitar a uno para llevárselo crudo no es un intercambio de suma creciente (donde ambos ganan), sino de suma cero (lo que te quito a ti lo disfruto yo, pero tu te quedas sin nada), lo que lleva al desincentivo, a la improductividad, y a la miseria. Uno es intercambio voluntario doblemente beneficioso. El otro es intercambio forzoso, violento (como un robo) donde uno gana y otro pierde.
Patricia Malagón se hace eco de esta noticia en el siguiente artículo.
Artículo de Libre Mercado:
María Gabriela Chávez | EFE
María Gabriela Chávez, es la hija mayor del fallecido Hugo Chávez, y se ha hablado de ella como la mujer más rica de Venezuela. Según Forbes, la fortuna asciende a 3.260 millones de euros, aunque Diario las Américas eleva la cantidad hasta los 3.800 millones de euros.
La primogénita del expresidente vive en Nueva York desde el año 2014 y desde entonces, María Gabriela no ha reparado en gastos para contar con todos los lujos que solo los más ricos pueden tener. Según ha revelado Diario las Américas, en las últimas semanas, la mayor de las Chávez se habría gastado unos 8.000 euros en su última visita a una tienda de Chanel, además de pasar por los establecimientos de Louis Vuitton, Hugo Boss y Michael Kors. Pero esto no es todo, el diario ha revelado que ese mismo día gasto 1.300 euros en la tienda MAC de Times Square y 1.800 euros en Victoria’s Secret.
En total, en un breve transcurso de tiempo, la primogénita del expresidente habría gastado más de 30.000 euros entre ropa, productos tecnológicos de Apple, cosméticos y comidas en los mejores restaurantes de la ciudad.
María Gabriela Chávez ha pasado por tres pisos en la Gran Manzana y, según Primer Informe, una filial de PDVSA era la encargada de pagar los más de 9.000 euros de alquiler que costaba el apartamento en Hudson Street. A día de hoy, se desconoce si todavía la compañía estatal sigue abonando los gastos de arrendamiento de la primogénita de Hugo Chávez.
La que fuera embajadora de Venezuela en la ONU, a petición de su padre, podría tener que afrontar serios problemas legales en los próximos meses. El pasado noviembre, Luisa Ortega Díaz, ex fiscal general de Venezuela, aseguró que la primogénita de Chávez es objeto de dos investigaciones por lavado de dinero. "Estados Unidos está tras la pista de ella", advirtió.
Novio millonario
Roberto Leyba es el novio millonario de María Gabriela y también ha dado mucho que hablar en la prensa sudamericana. El joven, tiene ingresos superiores a los 700.000 euros anuales, gracias a su bufete de abogados Leyba & Mavares. Curiosamente, Roberto también ha sido investigado por la justicia por irregularidades en la compra de un ferry.
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