Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, también conocida como Cristina, o simplemente como “CFK”, es la Presidenta de la Nación Argentina desde el 10 de diciembre de 2007. Durante su mandato las cosas parecen ir tan bien que muchos españoles vuelven a pensar en emigrar a dichas tierras. Tan, tan bien, que incluso CFK hace alusiones en sus comunicados a nuestro país de forma despectiva, siguiendo la inercia del caso YPF. Incluso, tras despojar a Repsol de la petrolera local, se permite llamar “el pelado ese” a Guindos e insinuar que estamos peor que durante el corralito argentino porque “han intervenido nuestro Banco Central”. Pareciese que no hay más que éxitos en la Casa Rosada. Pero no es así.
Detrás de tan pomposas palabras que sirven de dogma para muchos, se esconde una profunda inseguridad por la difícil situación que está atravesando Argentina. No debemos enfadarnos con Cristina, sus palabras, más que críticas a nuestro país, son una forma desesperada de lanzar balones fuera ante el inminente crash que va a sufrir su economía. No estoy tranquilo siendo español, pero menos lo estaría siendo argentino. Pongámonos en antecedentes, en 2011 escribí un artículo al respecto llamado “Argentina, ¿milagro o fraude?” tratando de desendiosar un modelo alabado por nobeles y economistas varios, tratando de mostrar como existían elementos que hacían sospechar de un incierto futuro. Las nubes ya están aquí.
Cierto es que han conseguido despegar tras su default, cierto es que ahora son acreedores internacionales en lugar de deudores, y que su renta per cápita ha evolucionado de manera muy favorable en los últimos años. Se han hecho cosas bien, es cierto. Pero el problema es que gran parte del milagro se corresponde con una inflación disparada que potencia el consumo a la vez que deteriora la competitividad. Argentina tiene un tipo de cambio fijado con respecto al dólar (4.56 oficial), por lo que si devalúan la inflación puede arrasar el país, y si no lo hacen esa misma inflación seguirá deteriorando la competitividad hasta arruinarla. En el mercado paralelo la cotización ya está en 6.80, y atendiendo al precio de YPF en Buenos Aires y Wall Street podemos inferir que a 6.89, lo que muestra como tratan de refugiarse los ahorradores. La "impresora" del Banco Central está causando una enorme distorsión en los precios y también, indirectamente, aumentando la pobreza.
Podemos observar como la cuenta corriente se está deteriorando poco a poco en los últimos meses, algo que no debería encender las alarmas en un país acreedor como es el caso, pero que sí las enciende en un país como Argentina. ¿Por qué? Pues porque tener déficit en la cuenta corriente es equivalente a necesitar endeudarse con el exterior, y a Argentina no la financia nadie. Así que, o bien se ganan la confianza de nuevo, o bien el crecimiento colapsa súbitamente ante la imposibilidad de recibir la deuda necesaria para su normal funcionamiento.
¿Optaron por las medidas estructurales para ganarse la confianza del exterior? En absoluto, CFK optó por algo mucho más sencillo, en lugar de tomar medidas que costasen votos pensó en otras alternativas para financiarse. Junto con Kicillof llegaron a la conclusión de que lo mejor era apoderarse de la “inmensa caja de dólares” de YPF, y así consiguen efectivo, consiguen dólares y además la opinión pública se muestra favorable y lo ve como un acto de valentía. ¿Podría ser mejor? CFK & Cía vuelven a triunfar. Pareciese que no hay más que éxitos en la Casa Rosada. Pero no es así.
Es cierto que el “regalo” que hizo Repsol al Grupo Petersen, de la familia Eskenazi próxima a los Kirchner, no fue suficiente para conseguir “seguridad jurídica”. Visto desde fuera parece un error, aunque quizá no hubiese alternativa, quien sabe. En cualquier caso donde no falló Repsol es en dejar una “caja inmensa de dólares” en YPF, por lo que cuando Cristina y Kicillof quisieron hacerse con ella se encontraron que es inmensa caja era en realidad algo sin contenido. No había nada de nada. Las caras de incredulidad aún deben de ser recordadas por los presentes.
Pero lo peor no es eso, ojalá, más bien fue el principio de un camino muy pedregoso. Pronto descubrieron que, no solo no había dólares en la compañía, ¡es que prácticamente la mitad de los pagos que tiene comprometidos la empresa son en dólares! Algo lógico teniendo en cuenta los componentes necesarios en una petrolera y los que puede facilitar la industria argentina, pero algo que no pensaron CFK & Cía. Por lo que no solo no consiguieron el “cash” que buscaban, no solo se quedaron sin inversores para Vaca Muerta, además, aparte de las deudas que ya tenía la nación, ahora deben buscar cómo pagar a los proveedores de YPF. No tenían dólares, quisieron atracar YPF y se encontraron con menos dólares aún en sus bolsillos. Los éxitos de la Casa Rosada se desvanecían. Pobre Cristina.
Salen al paso lanzando anuncios por medio de Galucció, el nuevo Presidente de la empresa, grandes planes estratégicos, inversiones de miles de millones, miles de puestos de trabajo, duplicar el número de pozos… pero la realidad es que no saben cómo harán para pagar las deudas del día siguiente. Por si fuese poco, el rumor a voces se transforma en oficial cuando Moody’s baja la nota de YPF diciendo cosas como “YPF tiene elevadas necesidades de moneda extranjera para atender sus vencimientos de deuda que incrementan el riesgo de reestructuración de deuda, lo que podría resultar en pérdidas para sus acreedores y generar una reestructuración forzada" o “dado el limitado acceso del gobierno a los mercados de capitales internacionales, los futuros niveles de acceso de YPF a los mercados de capitales y el costo de la futura financiación no han sido testeados aún”. El sueño colapsa.
YPF no tiene un dólar, pero debe pagarlos, la nación argentina no tiene un dólar, pero debe pagarlos… y nadie financia para poder hacer dichos pagos. Así que, por paradójico que parezca, la petrolera estatal empieza a retrasarse en el pago de impuestos como es el último vencimiento de IVA de 150 millones de dólares, y algunos proveedores empiezan a quejarse de que no cobran desde hace 3 meses. Además con el cambio de accionistas las condiciones en la operativa cambian, ahora hay que pagar por adelantado, muchos tratos se caen y la financiación anteriormente concedida se esfuma, lo que según algunas fuentes provoca que estén operando en descubierto. Nadie quiere saber nada de nada de YPF, CFK maldice el día que escuchó a Kicillof.
Las medidas desesperadas se convierten en el día a día de la Casa Rosada, prohibiendo retirar dólares (al principio de forma gradual y después de forma prácticamente total) a ciudadanos y empresas, limitando las importaciones, o saqueando todo lugar que pueda ofrecer liquidez como el fondo de pensiones nacional, el Banco Nación, Loterías, Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Empresa, CAMMESA (mercado eléctrico) y demás. Nadie financia al Tesoro argentino si no es en forma de deuda “intraestatal”. Solo los 46 mil millones de dólares de reservas del Banco Central, cantidad incierta y usada libremente por el Gobierno, parecen marcar el tiempo restante al “game over”.
¿Los resultados? Saltan a la vista, la economía se contrajo un 0.5% en mayo interanualmente y la producción industrial un 4.7%, síntomas claros de una inminente recesión cuando en 2010 llegaron a crecer al 11.8% y en el primer trimestre de 2012 un 5.2% (aunque existen dudas sobre su veracidad). Un crash en toda regla. Y lo que es peor, con una de las inflaciones más altas del mundo, es decir, estanflación. En palabras de Goldman Sachs: “Stagflation arrived with a vengeance — Argentina has now the weakest economy and the highest inflation in the hemisphere (24% yoy according to the average of eight private sector consultants)”. Si el default de la década pasada limitaba enormemente la confianza en la nación, la gestión actual de CFK puede ser una losa aún mayor. Cristina parece empeñada en que sus siglas sean recordadas como aquellas que volvieron a hundir Argentina."
Fuente: Por Kike Vázquez, en Cotizalia
Fuente: Por Kike Vázquez, en Cotizalia
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