Daniel Fernández analiza el alarmismo podemita sobre la calidad del aire en los ayuntamientos del "cambio" contraponiéndolos con los datos sobre calidad del aire en España (y su evolución) y respecto al resto de capitales europeas.
Artículo de Libre Mercado:
Madrid es una de las capitales más limpias de Europa | Pixabay/CC/Stan89
Desde hace algunos años, y coincidiendo con la época navideña, las grandes urbes españolas empiezan a convivir con unas extrañas nuevas tradiciones. Restricciones variopintas de tráfico y el continuo bombardeo desde la máquina de propaganda oficial sobre las "boinas" de contaminación. Todas estas medidas tienden a crear unas alarmas en la población que, como vamos a ver, muchas veces son injustificadas.
En los últimos 10 años la calidad del aire no ha hecho más que aumentar en España. De hecho, España pasa de estar en el puesto número 60 del mundo en calidad de aire en 2007 hasta el puesto 33 en 2016.
Aun así, la calidad del aire podría ser muy alta en el conjunto de España y ser muy pésima en las grandes urbes, por lo que las medidas tomadas por los "ayuntamientos del cambio" estarían justificadas.
Sin embargo, una vez más, los datos no cuadran con la alarma social que suscitan las medidas restrictivas de movilidad. De entre las 33 capitales europeas de donde se disponen datos de contaminación, Madrid es la cuarta ciudad más limpia (y si incluyéramos a Barcelona, ocuparía el puesto número 12) en partículas PM10.
Si medimos la polución en partículas PM2.5, Madrid sería una vez más la cuarta ciudad más limpia y Barcelona ocuparía el undécimo puesto.
La calidad del aire en las grandes ciudades españolas tiende a ser mucho mejor que la de los socios europeos. Una comparación con el resto del mundo nos diría que las grandes urbes españolas son mucho más limpias que el resto de grandes ciudades del planeta.
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