domingo, 22 de marzo de 2020

Aló presidente: el discurso más tramposo de Pedro Sánchez

Rubén Arranz reflexiona sobre el discurso más tramposo de Pedro Sánchez, todo un "aló presidente" al estilo Chávez en el que no anuncia nada, no dice nada que no sepamos (y lo único de verdad que dice es que las cosas irán muy a peor, lo que tampoco es nuevo para quien sepa que somos el país con la peor curva de contagio del mundo, por encima de Italia y China), alarga un discurso vacío de contenido serio (nos viene a decir que consumimos más internet y Netflix y menos energía) y cuyo único propósito es vender su gestión, mentir sobre la misma sin que se les caiga la cara de vergüenza (como que han actuado desde el primer momento y seguido todas las recomendaciones de los expertos, llevando a cabo las medidas más drásticas del mundo, o sobre la cuestión de los test), echar balones fuera, acusando incluso a otros de la situación y a aquellos que critican en nombre de la unidad (que no han defendido en su vida, pues su estrategia política siempre es la de dividir en minorías y tensionar para obtener réditos electorales desde distintos frentes alentando movilizaciones). Y falsedades el discurso tuvo unas cuantas...
En definitiva, un discurso de propaganda para justificarse y ocultarnos sus negligencias...donde ni siquiera fue capaz de anunciar la única novedad para la que hubiera sido útil: que se alargan otros 15 días el confinamiento, que hemos sabido hoy a primera hora...

Artículo de Voz Pópuli: 
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este sábado en Moncloa.El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este sábado en Moncloa. EFE
Dijo Pedro Sánchez hace unos días que para esta semana se alcanzarían los 10.000 contagiados por coronavirus en España. Hoy son muchos más: 25.000. El martes, tras la larga reunión del Consejo de Ministros, anunció la “movilización” de 200.000 millones de euros para frenar el impacto económico que generará la infección. Puro artificio, pues tan sólo una pequeña parte de esos recursos saldrá de las arcas del Estado. Volvió a alejarse de la verdad.
Las mentiras piadosas suelen servir de ansiolítico en tiempos de crisis, en especial, cuando los ciudadanos desconocen si al término de las hostilidades tendrán que seguir poniendo el mismo número de platos sobre la mesa en la que cenan. El problema es que la estrategia que ha seguido el Gobierno en estos últimos días ha sido distinta, pues las falsedades y mediasverdades que ha incluido su discurso no han ido encaminadas a tranquilizar a los españoles, sino a ocultar sus fallos de gestión.
Es cierto que la dimensión de la amenaza era difícil de predecir, pero también lo es que el Ejecutivo ha actuado de forma negligente. Ante esa evidencia, no sólo miente para maquillarla, sino que trata de adueñarse de la verdad. El pecado es doble.
Esta actitud la escenifica de forma sibilina cuando pide a los españoles “recurran a canales de comunicación fiables” y eviten leer “noticias engañosas, que provocan alarma y pánico” durante estas semanas. Básicamente, porque una de las grandes fuentes de información inexacta han sido las propias autoridades. Las que apelaron a los españoles a que se movilizaran en las marchas feministas del 8-M, con algunas decenas de muertos sobre la mesa. Las que exigieron a los españoles que permanecieran en sus casas ante el menor síntoma de infección, pero ellas mismas burlan la cuarentena, como en el caso de PabloIglesias. O, peor, las que tratan de ocultar su falta de diligencia con anuncios grandilocuentes.

Ahora van a las residencias de ancianos

Porque llama la atención que Sánchez haya adelantado este sábado -con 1.300 fallecidos y 25.000 contagiados- su intención de enviar al Ejército a las residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid para desinfectarlas. O que anuncie el establecimiento de un plan nacional para la fabricación de mascarillas. Es evidente que ambas cosas debieron hacerse antes y no fue así. Por eso hay decenas de muertos en los hogares de la tercera edad y desabastecimiento de 'cubrebocas'. Los fallos de gestión y previsión son evidentes. 
Estos son sólo dos ejemplos de las medias verdades que escondía el discurso de PedroSánchez de este sábado, que no estaba tan vacío de contenido como parecía, pues ha sido una enorme maniobra de justificación y ocultación del Gobierno ante los españoles. Es decir, ante personas que pueden llegar a sentir durante estos días que todo lo que han construido durante los últimos años se desmenuza como un terrón de arena.
Son tiempos complejos los que vive el país, pero, sin duda, la tormenta amainará tarde o temprano, las restricciones del estado de alarma se levantarán y la vida volverá a la normalidad. Entonces, el Gobierno deberá ofrecer explicaciones sobre imprudencias como la del 8-M o por la escasa previsión que ha demostrado a la hora de abastecer y escuchar a los diferentes eslabones del sector sanitario. La única preocupación de Moncloa debería ser ahora mismo la de controlar la pandemia. Eso implica contener el entusiasmo y la ambición de sus más conocidos propagandistas, los que alicatan los discursos y han realizado tantos intentos de imponer medias verdades y falsedades.

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