lunes, 10 de diciembre de 2012

Entrevista a Jay Richards (Política, Economía. 1072)

Este artículo muestra la entrevista a Jay Richards acerca de diversos temas, tales como España, el Estado del Bienestar, EEUU, Obamacare, la lucha contra la pobreza, la política monetaria, la competencia fiscal y los paraísos fiscales, mitos o falacias extendidas sobre economía o conservadores y liberales. Obviamente se entra de manera superficial.

"Richards ha publicado numerosos libros, entre los que destacan obras como Indivisible o Dinero, Codicia y Dios: Por qué el Capitalismo es la Solución y no el Problema. Además, ha producido documentales como La llamada del emprendedor o El nacimiento de la libertad. En la actualidad dirige el centro de análisis del Discovery Institute de Washington. Su actividad también ha estado ligada a prestigiosos think tanks como la Fundación Heritage o el Instituto Acton.

Libre Mercado acudió a la Fundación Rafael del Pino para entrevistar al Profesor Richards justo antes de una conferencia titulada Mitos populares sobre economía.
 
Pregunta (P): ¿Cuál es su opinión de la crisis económica que atraviesa España?
 
Respuesta (R): Creo que España ha llegado a un punto crítico en el "ciclo de vida" del Estado del Bienestar. Ese punto marca el inicio de una progresiva decadencia, que se da en aquellos países ricos que desarrollan programas de "gasto social" insostenibles a largo plazo. Si seguimos así, en Estados Unidos nos ocurrirá algo igual: por ejemplo, en 2020 gastaremos más en intereses de la deuda federal que en los programas de defensa nacional.
En última instancia, podríamos decir que el Estado del Bienestar nos acaba conduciendo de forma natural hacia un escenario autodestructivo. En esa curva, Estados Unidos no está tan mal como España y España no está tan mal como Grecia, pero los problemas son similares.
 
P: Es curioso que Estados Unidos haya acabado siguiendo este rumbo. En la mente de muchos europeos su país aún es sinónimo de un modelo político, económico y social diferente al del Viejo Continente.
 
R: Por desgracia, parece que nos estamos esforzando mucho en parecernos cada vez más a esos enormes Estados del Bienestar que tanto han complicado las cosas a Europa. Tengo la esperanza de que la gravedad de la crisis griega frene esta tendencia y permita asumir de una vez que los programas asistenciales del Estado han crecido de manera demasiado exagerada, casi catastrófica.
 
P: ¿Deben pagar más los ricos? Ése es el mensaje que transmite de forma recurrente el presidente Obama, y con él numerosos analistas y dirigentes de ambos lados del Atlántico.
 
R: Lo gracioso es que si instaurásemos un flat tax o impuesto de tasa única, los ricos también pagarían más. El 15% de 100 es diez veces inferior al 15% de 1.000 (15 vs. 150). Si me tocase dirigir mi país, no dudaría en abolir el Impuesto sobre la Renta y sustituir buena parte del código fiscal por un impuesto parecido al IVA.
 
Creando diferentes tipos para el Impuesto sobre la Renta se genera el caldo de cultivo para un escenario inmoral en el que un político le dice a un determinado grupo de personas que cobrará más impuestos a otro grupo de personas para darle al primer grupo el dinero tomado del segundo. Una práctica así casi parece un robo delegado.
 
P: ¿Cuál es su opinión de la reforma sanitaria que ha aprobado Barack Obama?
 
R: El Obamacare, que es como llamamos allí a esta reforma, viene siendo un paquete masivo de gasto y regulación cuyas consecuencias serán tan profundas que ni siquiera podemos medirlas aún de forma clara. La inmensa mayoría de los profesionales de la Sanidad en mi país se oponen a esta reforma, pese a que no son grupos hostiles al Partido Demócrata. Eso debería decirnos mucho sobre este asunto.
 
P: ¿Qué me dice de la "ayuda al desarrollo"? ¿Debemos dedicar al menos un 0,7% de los presupuestos nacionales a estos proyectos o es equivocado combatir la pobreza de esta forma?
 
R: Este planteamiento lo explica muy bien Dambisa Moyo, que en su libro Cuando la ayuda es el problema demuestra que buena parte de estos programas fracasan a la hora de cumplir sus objetivos. Llegar a esta conclusión ni siquiera debería resultar muy complicado... España no se hizo rica por la ayuda al desarrollo, tampoco Estados Unidos ni ningún otro país. Hay un camino demostrado a la prosperidad, que pasa por el capitalismo, y no deberíamos imponer otro sendero a los países más pobres.
 
P: ¿Y qué me dice de la "guerra contra la pobreza" que Estados Unidos libra desde los años 60?
 
R: Desde que el residente Johnson empezó estos nuevos programas de "gasto social", la tasa de pobreza dejó de descender y se ha mantenido prácticamente igual durante casi medio siglo. ¿La razón? Los subsidios que entrega el gobierno generan incentivos perversos, llegando al punto de fomentar en vez de erradicar el asistencialismo. Cuando son comunidades locales las que trabajan con estas personas, se crean relaciones de confianza y se asegura un seguimiento de los programas de ayuda mucho más cercano, personalizado y comprometido.
 
P: ¿Entonces debemos entender esta crisis como una oportunidad para replantear nuestros modelos de protección social? En España, organizaciones como Cáritas llegan allá donde el Estado no lo hace.
 
R: La crisis es una oportunidad para desarrollar una sociedad civil más fuerte. Hay que entender que no es necesario ni deseable que el Estado se encargue de todas estas cosas. ¿Es normal que nuestra jubilación esté principalmente confiada en manos de políticos? Ésas son las preguntas que debemos hacernos. Es indigno afirmar que solamente el Estado puede proporcionar asistencia social. Una distorsión moral de este calibre es realmente grave.
 
P: Voy a preguntarle por su Estado natal, Texas. En los últimos días hemos leído que los movimientos secesionistas vuelven a cobrar cierta relevancia en el debate público.
 
R: Texas podría salirse de la Unión, ya que entró en la misma siendo a su vez una República compuesta por cinco Estados. En cualquier caso, no creo que se dé ese escenario, pero sí es importante entender que estas quejas y reivindicaciones muestran un creciente enfado de la gente de Texas con el continuo aumento de poder por parte del Estado federal.
 
P: ¿Qué opina de Ocupa Wall Street, los indignados estadounidenses?
 
R: Se equivocan, por ejemplo, centrando su ira contra "el 1% más rico". ¡En toda sociedad habrá siempre un 1% más rico! Lo importante es la movilidad social, la oportunidad de progresar en base a nuestro esfuerzo y nuestro trabajo. También me sorprende que estos jóvenes tengan tanto tiempo para protestar, se pasan meses en la calle haciendo esto en vez de trabajar.
 
P: ¿Qué valoración hace de la política monetaria de la Reserva Federal?
 
R: Pues, ante todo, creo que tener un banco central no es recomendable. Y si tengo que tener un banco central, preferiría que la política monetaria estuviese gobernada no por personas sino por algún tipo de regla matemática como la que propuso Milton Friedman. El dinero fiduciario se basa únicamente en la confianza, no tiene un respaldo mayor que la fe que pongan las personas en esa particular divisa, y un sistema así no puede ser muy bueno.
 
LM: En Estados Unidos, la fractura entre conservadores y liberales parece haber aumentado en los últimos años. ¿Qué puntos en común ayudarían a reunir de nuevo a ambas corrientes?

JR: En mi último libro, “Indivisible”, hablo de la necesidad de reconciliar esos intereses. Para los “conservadores liberales”, mi consejo es defender el capitalismo en términos morales. Tenemos muchos argumentos empíricos que demuestran la efectividad del mercado, pero si los “conservadores sociales” lo siguen asociando con un sistema inmoral, entonces no abrazarán su defensa. Por otro lado, los liberales y los libertarios que proponen un Estado más pequeño y limitado deberían preocuparse por defender instituciones sociales como la familia y la sociedad civil. Sin fortalecer la familia y sin reforzar la sociedad civil, será mucho más difícil promover un repliegue del Estado.

LM: Vd. habló en su conferencia sobre diferentes falacias de malentendidos populares sobre la economía. Uno de ellos es lo que llama el “Mito del Nirvana”…

JR: Así es. A menudo se critica la realidad del capitalismo apelando a modelos idealizados en los que todo funciona a la perfección. Es importante huir de esta trampa y ser realista a la hora de analizar las alternativas que existen a la economía de mercado. Los humanos no tenemos la habilidad de desarrollar un paraíso en la Tierra, pero sí hemos demostrado que somos capaces de crear auténticos horrores, como los regímenes totalitarios. En el Nirvana no hay escasez, pero eese paraíso no está en la Tierra sino en el Reino de Dios. Por eso, es moralmente deshonesto criticar el capitalismo mediante referencias a modelos perfectos que ni existen ni existirán.

LM: Otro mito que trató en su exposición es el que explica la economía como un juego de suma cero en el que la riqueza solamente se transfiere entre unos y otros…

JR: Es muy importante entender que la riqueza no es un menú estático que tenemos ante nosotros porque si nos equivocamos y aceptamos esa explicación, entonces la explicación lógica será asumir que la evolución de la pobreza está directamente relacionada con la evolución de la riqueza. Si lo miramos así, estaremos a favor de las políticas de la redistribución… Por eso es importante entender que la riqueza no es algo estático e inmutable, sino algo dinámico que no quita a unos lo que da a otros. Ojalá más gente comprendiese mejor esto: nos ahorraríamos muchos problemas.

LM: ¿Qué me dice del “comercio justo”? Mucha gente cercana al ámbito religioso defiende este mecanismo por encima del comercio libre.

JR: Cuando hablamos de “comercio justo” hablamos de un concepto mixto en el cual mezclamos mercado y caridad. Si eso es lo que queremos promover, hay formas mucho más efectivas de hacerlo. El “comercio justo” no ayuda de forma generalizada a todos los productores de un país en desarrollo, sino que elige únicamente a unos y deja fuera del mecanismo a otros. Esto distorsiona los mercados locales y, además, envía señales equívocas sobre el sistema de precios. En vez de dedicar nuestros esfuerzos a promover el “comercio justo”, quizá es mejor defender los derechos de propiedad o la promoción del emprendimiento en estos países. De esa forma conseguiremos cumplir mejor con aquellos propósitos que nos inspiraron a apostar por el “comercio justo”.

LM: En los últimos años, diversos actores de la comunidad cristiana internacional han criticado la existencia de “paraísos fiscales”. ¿Es necesario acabar con la competencia tributaria internacional o hay sitio para estas jurisdicciones?

JR: Esta crítica es curiosa, porque en Estados Unidos siempre se ha aceptado que la competencia tributaria entre los diferentes Estados de la Unión es algo muy bueno. Hoy vemos que hay gente que se muda de California a Texas por lo elevados que son los impuestos en la Costa Oeste. Esto ayuda a Texas, pero también a California, porque indica qué es lo que hace falta corregir.
Cuando se habla de “paraísos fiscales”, y por tanto de competencia tributaria a nivel internacional, el debate se vuelve más complicado. Creo que sería más razonable fijarnos en los sistemas tributarios que crean los incentivos para la existencia de esos “paraísos fiscales”. Si la política de impuestos es compleja y excesiva, aparecen estas alternativas.

LM: Efectivamente. Como he dicho alguna que otra vez, “si existen los paraísos fiscales es porque existen los infiernos fiscales…”.

JR: ¡Exacto! (Ríe). Y además, no olvidemos que dentro de los países que critican los paraísos fiscales ya existen diferentes mecanismos para pagar menos impuestos. No es solamente algo que ocurra fuera."

Fuentes: Libre Mercado y Diego Sanchez de la Cruz

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