La regulación, la burocracia y el intervencionismo de los políticos en el sector energético han creado un tremendo problema al sistema, haciéndolo insostenible y fallido. Lo que no hubiese ocurrido con un mercado libre:
"Esa es la conclusión a la que podemos llegar después que el Gobierno quiera penalizar a los clientes con un consumo excesivo de luz. España ha tenido siempre un industria de la energía eléctrica excesivamente regulada. De hecho, ya tuvo muchos avisos de la UE y multas por no querer “liberalizar” el sector. Cuando lo ha hecho, el sistema ha sido tan desastroso como el anterior ya que no era ni mucho menos una liberalización, sino maquillaje para dejarlo todo igual. Solo un 7% de los usuarios cambió de empresa. ¿Eso es libre competencia?
Aquí vemos como un acontecimiento del libre mercado que funcionaba bien se ha vuelto un desastre cósmico cuando el Gobierno entra para ‘hacerlo más asequible y eficiente’. En la actualidad la mitad de la factura eléctrica que paga usted se va a mantener al carbón y empresas ecológicas. Entre los años 2005-2010 el Gobierno destinó 18.500 millones de euros en subvenciones a energías renovables. Actualmente tenemos un déficit eléctrico de 24.000 millones de euros que nadie puede pagar. ¿Solución del Gobierno? Subir tasas e impuestos a todo el mundo, empresas y particulares. La regulación ha creado un sistema que solo sirve hacer la luz más cara a su usuario, alimentar los grandes lobbies y crear un sistema que está al borde del colapso. Y es que el Gobierno no actúa nunca de forma ‘eficiente’, sino por intereses corporativistas e individuales usando la violencia de la ley.
En un sistema de libre mercado donde no hubiera interferencia estatal alguna, algo así jamás habría ocurrido. Al libre mercado no lo mueven los intereses de los políticos y lobbies, sino las fuerzas de la oferta y la demanda. Si una cosa escasea, su precio sube. Si es abundante, baja el precio. La competencia real lo nivela todo. No puede haber competencia en el sector actual con las fuertes barreras de entrada que hay y donde el Gobierno marca directamente el precio.
Si el Gobierno se dedica a poner precios por debajo de los de mercado, ¿qué ocurre? Se crea escasez. Pero todos tenemos luz actualmente y no hay escasez de electricidad masiva. Eso es porque se suministra la electricidad a precio por debajo del real asumiendo la diferencia como déficit. Si la barbarie no fuera suficiente, el Gobierno se dedica a subvencionar —comprar votos— aquel tipo de energía que se produce y no sirve de nada, como el carbón. Impide que empresas hagan energía más barata para no perder más votos, como la energía nuclear y evitan innovaciones reales del mercado para nuevas fuentes más eficientes. A esto se suma los intereses de los lobbies. Como el sector es un monopolio puede hacer presión sobre los políticos para barrer en beneficio propio a expensas del pagador de impuestos y consumidor. El resultado es que tenemos una aberración económica que pagamos entre todos.
Ahora que el Gobierno ha creado un recurso gestionable en imposible, intenta emular el sistema de libre mercado aumentando precios de forma discriminatoria: “quien más gaste, más paga”. Bueno, para hacer eso mejor que lo liberalicemos del todo y los ajustes sean al momento. Nos ahorraremos la burocracia, aumentaremos la competencia, las empresas malas desaparecerán en lugar de seguir lucrándose via impuestos y los precios disminuirán mientras crecen las buebas empresas del sector, creándose más y dando mayor calidad.
Liberalización no significa repartir el pastel entre amigos, sino, simplemente, que el Gobierno desaparezca del sector. Que deje de marcar precios, de asignar subvenciones, elimine las barreras de entrada, elimine las leyes absurdas a las empresas y particulares y que simplemente no haga nada. La creación y distribución de energía, nos guste o no, es un bien escaso. La regulación extrema lo ha empeorado todo. Ha creado un sistema insostenible y fallido. Dejemos de hacer complicadas fórmulas emulando al mercado y que no sirven de nada.
La solución al consumo irresponsable creado por la burocracia e intervencionismo solo puede ser el libre mercado. Que cada uno pague íntegramente lo que consume y dejemos ya de financiar a lobbies que solo nos sangran. Eso creará una energía sostenible y responsable. No hay ninguna otra fórmula."
Fuente: Jorge Valín
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