Un acertado artículo de Patrick Barron sobre qué esperar de Janet Yellen al frente de la Reserva Federal de EEUU y las peores consecuencias que conllevan el mantener las políticas que llevan a cabo, que les ha acorralado a sí mismos.
Artículo del Instituto Mises Hispano:
"Ningún cambio.
Ah, ¿queréis más? Groucho Marx solía hacer una broma sobre sí mismo: “No querría pertenecer a ningún club que me admitiera como miembro”. Esto resume bastante bien por qué no deberíamos esperar mucho de la nueva presidenta del Sistema de la Reserva Federal. Esta administración y este Congreso nunca admitirán a nadie que no sea creyente de la escuela keynesiana de economía. Mientras exista esta mentalidad en los salones políticos del poder, nuestra nación no tendrá otro Paul Volcker.
Esto significa que deberíamos prever una continuación en las políticas que suponen que la expansión monetaria puede estimular el crecimiento económico. No puede. La expansión monetaria puede estimular falso crecimiento económico, es decir, engañar a empresarios para invertir capital en proyectos que no generarán beneficios. El PIB puede crecer… temporalmente. El empleo puede crecer… temporalmente. Janet Yellen y sus colegas keynesianos creen que la Fed mediante creación de dinero, puede crear ingenieros informáticos, doctores, enfermeras y acerías. En otras palabras, piensan que están creando recursos reales. No tiene sentido, pero aun así parecen ser verdaderos creyentes. Pueden formular este error en términos presuntuosos, pero eso es lo que quieren decir esencialmente. Al final el capital se destruirá, generando un declive económico y la nación habrá desperdiciado años y recursos que nunca puede recuperar.
Ahora bien, Yellen puede presidir un “alivio” gradual del programa de “flexibilización cuantitativa” sin precedentes que empezó con Bernanke. Pero esto no significa que sea diferente. Recordad que el programa no tenía precedentes: todos sabían al empezar que no podía continuar eternamente. Quien ocupara la presidencia de la Fed tendría que acabar con el programa en algún momento (esperemos). Sin embargo, no hay garantía de esto. Si los tipos empiezan a subir, aumenta el desempleo y las empresas empiezan a decaer, la Fed puede volver al programa, porque es todo lo que sabe hacer: imprimir dinero. La pregunta real es si Yellen y sus compañeros de viaje aceptarán una recesión que es probable que se produzca cuando acabe la QE. A la Fed le gusta pensar en la QE como un punto de partida, un empujón único, una mano tendida, etc. Pero estas son falsas analogías. La QE financia proyectos que no pueden existir en su ausencia; por tanto, cuando la QE termina o incluso se ralentiza, estos proyectos se revelarán como no rentables. Ninguna cantidad de recorte en los costes los hará rentables. Nacieron de la QE y morirán cuando acabe la QE. La única cuestión es si la Fed aceptará la necesaria recesión o volverá a imprimir dinero. Si hace esto último, podemos esperar un declive aún mayor en el futuro.
La Fed se ha acorralado a sí misma. No hay forma de que la nación pueda evitar o una recesión o el colapso en el valor del dólar. Deberíamos preferir la recesión, insistir luego en acabar con la expansión monetaria, independientemente de los lamentos de los políticos de que el gobierno no puede continuar en caso contrario con sus muchos programas. En el fondo es un problema político. Solo un cambio radical en la mente del gobierno puede acabar con la locura monetaria."
Publicado el 1 de abril de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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