jueves, 24 de abril de 2014

¿Quieren los políticos hablar sobre pensiones?

Miguel A. Bernal sobre el esquivo tema de las pensiones, del que político y sindicatos evitan hablar, como han venido haciendo oídos sordos durante tantos años, hasta que la realidad les ha superado y puesto en evidencia una vez más, mostrando la gran estafa piramidal que suponen las pensiones públicas, y que no harán más que convertirse en asistencialistas por la vía actual. 


Artículo de El Economista: 

"Las pensiones son desde hace tiempo tema de alarma y preocupación en la opinión pública. Economistas y expertos llevamos tiempo señalando que la estructura piramidal del esquema de reparto del sistema público, en el que las pensiones son garantizadas por las generaciones futuras, necesitaba de reformas de calado pues las perspectivas eran muy sombrías.

Desde hace ya más de quince años todos los estudios mostraban señales de agotamiento y cuellos de botella a futuro; pocas veces ha habido tanta unanimidad en los estudios. Cierto que en cuestiones como el calendario y la cuantía de los problemas había diferencias y discrepancias, pero ni uno sólo de ellos permitía ser optimistas sino se tomaban medidas de reforma.

Curiosamente políticos y asociaciones sindicales parecían hacer oídos sordos o en el mejor de los casos suavizaban mucho los mensajes y llamaban alarmistas a los que se hacían eco de aquellas preocupaciones o difundían mensajes de alarma. Pero como este artículo de opinión se titula, me pregunto si los políticos tenían entonces realmente ganas de debatir sobre las pensiones.

Sin embargo la realidad es obstinada y con el tiempo se ha demostrado que los problemas eran ciertos, tal y como decían los estudios. Nos encontramos, actualmente, que desde el 2008 el saldo de afiliaciones o cotizantes es de casi tres millones menos, con un aumento de pensionista o beneficiarios de 825.000. La pensión media se ha acrecentado desde los 720 euros de 2008 hasta los actuales 866, un 20% más. El pago mensual en pensiones es de casi 8.000 millones de euros. El descalabro ha llevado a hacer uso de las huchas que se tenían, en concreto en los dos últimos años de 23.631 millones de euros. La crisis tan solo ha agudizado la situación de insostenibilidad, o si se prefiere, que lo que preveíamos en torno al año 2025 es hoy ya realidad.

Ante el adelanto de las previsiones, ya ningún ente las califica de catastrofistas. Recientemente se han venido tomando una serie de decisiones que debían haber sido dispuestas mucho antes, las principales: jubilación a los 67 años, medidas de sostenibilidad del sistema basado en esperanzas de vida (por cierto, pospuesto hasta 2019, aún cuando el equipo de experto propuso que se llevara a cabo inmediatamente), ratios de revalorización de pensiones desvinculadas del IPC, endurecimiento de los accesos a jubilaciones anticipadas, inclusión en bases de retribuciones antes exentas (véanse los cheques restaurantes)... Pero hay que remarcar que estas medidas llegan tarde. En junio tendremos el primer momento crítico. Ya veremos qué pasa cuando haya que abonar la primera de las pagas extraordinarias de este año. Pero apuesten a que nuevamente volveremos a sacar dinero del Fondo de Reserva.

Es por ello necesario advertir, una vez más, que los problemas de la pensión pública siguen estando ahí, que las recientes reforman suavizan el problema pero no lo resuelven. El desafío es un cóctel de causas demográficas, sociales y laborales de difícil solución o como mínimo que sus frutos se recolectan en un muy largo plazo. Entre ellas encontramos: la baja natalidad de la sociedad española, la incorporación cada vez más tardía de las personas al mercado laboral, el alargamiento de la esperanza de vida, la tasa de paro estructural que es muy elevada o la caída de los salarios.

Ante la pérdida de velocidad reformista, quizá el calendario electoral tenga que ver mucho con la apatía de nuestro Ejecutivo en continuar con la asunción de medidas. Es necesario indicar que deben tomarse lo antes posible y no confiar en la recuperación de la actividad y el empleo como solución, especialmente teniendo presente que la recuperación económica va a ser mucho más suave que la deseable y más larga en el tiempo, que la misma no está exenta de una gran debilidad y riesgo de recaída.

En el tema laboral destacar que los empleos que se crean son precarios, muy temporales y los salarios que se negocian son bajos; conviene recordar que la reforma laboral no está terminada (nuevamente el freno a las reformas que los economistas proponen por parte de los políticos). Los expertos reconocen que las pensiones de la generación del baby-boom, los que se empezaran a jubilar dentro de diez, quince años, serán mucho menores a las actuales y no responderán a un esquema tan generoso como el que hemos tenido en el pasado. 

Desconfíen y pregúntense si nuestros políticos tienen realmente ganas de debatir sobre pensiones."

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