Elentir muestra otro ejemplo de la ideología de género: el odio hacia el hombre y el supremacismo feminista.
Y es que la tercera ola del feminismo (la corriente líder hoy) no busca la igualdad del hombre y la mujer (en absoluto), busca la discriminación del hombre, el odio hacia este, la victimización de la mujer para obtener réditos políticos y como consecuencia de beber de fuentes marxistas, la lucha de sexos (herramienta para desestabilizar el sistema, en la que cualquier cosa sirve para la confrontación social, más allá de las clases), no la igualdad y comprensión y colaboración mutua.
Artículo de Contando Estrelas:
Hace un rato vi en Facebook la típica captura de pantalla de un titular tan descabellado que dudas de su veracidad. El titular era éste: “Confirmado: las mujeres son seres superiores a los hombres”.
La revista progresista Vice niega que haya hombres altruistas
Después de tantos bulos, hice lo que tengo por costumbre: verificar si el titular era real. Y cuál no será mi sorpresa cuanto me encontré con que sí lo era. Lo publicó la revista progresista Vice el 20 de octubre. El artículo, firmado por la feminista Katherine Gillespie en la edición en español (en la edición en inglés lo firma “Vice Staff”), toma partido por el odio a los hombres ya en su primer párrafo: “Todos sabemos que las mujeres son diosas dadivosas que harían lo que fuera por un amigo, un familiar o incluso un desconocido que encontraran por la calle, y que los hombres… pues no son nada de eso. Bien, pues un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Zúrich parece haber dado con la razón que lo justifica: el cerebro del hombre premia el comportamiento egoísta, y el de la mujer, la generosidad.“
La primera frase que he puesto en negrita es tan infantil que provoca la risa. Gillespie tiene una visión totalmente irreal de los hombres y las mujeres, hasta el punto de negar que pueda haber actos de generosidad o de heroísmo entre el sexo masculino. Pero la realidad dice todo lo contrario. La historia está llena de casos de hombres que se esforzaron por ayudar a los demás, incluso de héroes que llegaron al punto de sacrificar sus propias vidas para salvar las de otros. ¿Tan fanática es Katherine Gillespie como para negar esa verdad?
¿Las diferencias sexuales tienen un origen variable según le convenga al progresismo?
Por otra parte, resulta curioso ver esas reflexiones en un medio del entorno progresista, que ha impulsado la ideología de género: una teoría anticientífica que niega el origen biológico de las diferencias entre los dos sexos, y que incluso ha llegado a negar incluso la existencia de sólo dos sexos. Esa negación ha llegado a extremos puramente totalitarios, como el reciente linchamiento mediático y despido de un ingeniero estadounidense de Google por afirmar el origen biológico de esas diferencias, o la persecución lanzada en España contra una campaña que se limitaba a afirmar las diferencias biológicas entre ambos sexos. Sin embargo, cuando los progresistas ven argumentos para presentar a los hombres como seres inferiores, no dudan en sumarse a la biología. ¿No es un contrasentido?
Curiosamente, el estudio en cuestión señala que “el cerebro del hombre y el de la mujer procesan de forma distinta la generosidad también a nivel farmacológico”. Según la noticia de Vice, “los científicos realizaron un segundo experimento, esta vez neutralizando el cuerpo estriado mediante un fármaco que inhibe la liberación de dopamina. El resultado fue que las mujeres empezaron a comportarse de manera mucho más egoísta y los hombres se mostraban más generosos.“ A pesar de ello, la noticia de Vice asegura que “la raíz de esta conducta tal vez sea más cultural que biológica”. ¿Lo que quieren decir es que nuestros cerebros funcionan de forma distinta por mero aprendizaje cultural? En fin…
Ni superiores ni inferiores: somos diferentes y complementarios
Ese estudio de la Universidad de Zúrich no hace más que confirmar lo que dicta la experiencia de siglos: la mujer tiene un comportamiento más social y el hombre un comportamiento más competitivo. Esto es lo que da lugar, por ejemplo, a que haya más mujeres en trabajos que implican más sociabilidad -como la educación y la sanidad-, y que haya menos presencia femenina en la cúpula de las grandes empresas, un lugar al que se llega mediante una dura competencia. Lo que ese estudio viene a demostrar, como tantos otros, es que hombres y mujeres somos diferentes y en cierto modo complementarios, no superiores o inferiores entre sí. Pero lejos de reconocer este carácter complementario, en vez de asumir que hombres y mujeres tenemos respectivas ventajas en función de nuestra biología, Gillespie insiste en su visión misándrica del mundo: “Dicho de otro modo, el cerebro de la mujer premia la bondad, mientras que el del hombre lo recompensa por ser un patán. ¡Como la vida misma!“ ¿Le parece normal tener tanto odio a los hombres?
¿Qué ocurriría si un titular declarase ‘seres superiores’ a los varones?
Imaginad por un momento lo que habría pasado si un medio con tanta difusión como Vice tergiversase un estudio que señalase, por ejemplo, que los hombres tienen de media mayor corpulencia, estatura y fuerza física que las mujeres, poniendo en el titular algo así: “Confirmado: los hombres son seres superiores a las mujeres”. ¿Cuánto habría tardado el lobby feminista en reclamar multas y convocar protestas contra ese medio? Pues esto se hace al revés y en vez de haber protestas, otros medios, como el digital argentino Infobae o el mexicano Excelsior, reproducen la noticia como si fuese una genialidad. Y aún hay personas que se enfadan cuando digo que el feminismo de tercera ola -a diferencia del feminismo original- no busca la igualdad de derechos, sino remodelar la sociedad sobre la base del odio a los hombres. A los hechos me remito.
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