McCoy muestra cómo deben ir de mal las cosas en el paraíso envidiado y pretendido por Pablo Iglesias, Venezuela, que han tenido que confiarse al banco de inversión Goldman Sachs para obtener dinero (un simple parche)...traicionando una vez más sus principios y discurso populista.
Una complicada situación cuya salida será dramática fruto de sus desastrosas políticas económicas...
Artículo de El Confidencial:
Qué cosas. La ensoñación bolivariana de Pablo Iglesias, esa Arcadia feliz envidiada por el líder de Podemos, quién pudiera vivir allí, no sólo hace irremisiblemente aguas, sino que ha confiado su salvación temporal a Goldman Sachs, banco de inversión a quien Matt Taibbi bautizó en su día en Rolling Stone como “vampiro del capitalismo” (el reportaje lo desmenuzamos ya en julio de 2009 en dos entregas que pueden consultar aquí y aquí). Cómo no estarán las cosas internamente para que Nicolás Maduro haya decidido apelar a la entidad norteamericana, asumiendo fuertes pérdidas con la decisión y facilitando el enriquecimiento inmediato de los denostados banqueros imperialistas. En fin, tomen nota los que confían en los inquebrantables principios de algunos vendehúmos patrios.
En efecto, a los males que afectan al país, y de los que nos hemos hecho eco en numerosas entradas de este blog –el último, “Socialismo bolivariano: camaradas, ¡prostitución o muerte!”, 20-06-2014), se une ahora un problema adicional: el colapso en los precios del crudo, que tiene efecto tanto sobre las cuentas públicas –el Gobierno venezolano estimaba un precio medio en 2014 de 121 dólares por barril para cuadrar el gasto público– como sobre los dólares que entran en el territorio –620 millones menos por cada unidad que cae esta materia prima–, aumentando su escasez, la tensión del tipo de cambio y la espiral inflacionista. En ese entorno, obtener liquidez se convierte en acuciante. Es ahí donde entra en juego, una vez más, el más oportunista entre los oportunistas, la institución financiera que siempre gana, el chupasangres que esta vez le ha mojado la oreja a Lazard, asesor de las autoridades locales.
De “Guerra sucia: el petróleo vive la madre de todas las batallas”, 15-10-2014.
¿Cómo? Comprando a Venezuela derechos de cobro frente a otras naciones caribeñas a las que vende petróleo subsidiado en el marco del programa PetroCaribe. En concreto, 4.000 millones de dólares adeudados por la República Dominicana –buena parte a pagar en 25 años y con un tipo entre el 1% y el 2%– que han titulizado y entregado a Goldman Sachs a cambio de… ¡1.750 millones, un descuento superior al 56%, y con un cupón del 11% durante 20 años! A su vez, según informa el FT BeyondBrics (hay distintas versiones pero por la seniority del medio me fío de esta, “Venezuela´s new best friend – Goldman Sachs”, 03-12-2014), los dominicanos van a emitir bonos para financiar la compra de esos valores a la firma estadounidense sin que se conozca, a día de hoy, el margen que esta obtendrá por la operación. No será moco de pavo, se lo aseguro. Aparentemente, se están planteando conversaciones similares con Jamaica para tal fin.
Como hemos señalado anteriormente, esta traición a sus históricas consignas populistas apenas supone un parche en las necesidades reales del Gobierno venezolano y de su principal activo, Petróleos de Venezuela, cuyo endeudamiento supera los 50.000 millones de dólares. De acuerdo con Bank of America-Merrill Lynch, el agujero provocado por el desplome del oro negro, si se quiere mantener el precario nivel actual de importaciones, asciende a 25.000 millones de dólares… anuales.
Los ingresos máximos que Venezuela podría obtener a ese valor si extendiera esta operativa al resto de la deuda que mantienen con ella los 13 estados asociados al PetroCaribe sería de apenas 6.000 –one off–, mientras que la cancelación del programa le permitiría ahorrar 3.600 millones al año. Eso sí, a costa de perder completamente su influencia en la región. Adiós utopía revolucionaria, adiós.
Los ingresos máximos que Venezuela podría obtener a ese valor si extendiera esta operativa al resto de la deuda que mantienen con ella los 13 estados asociados al PetroCaribe sería de apenas 6.000 –one off–, mientras que la cancelación del programa le permitiría ahorrar 3.600 millones al año. Eso sí, a costa de perder completamente su influencia en la región. Adiós utopía revolucionaria, adiós.
Venezuela se encuentra en una encrucijada de la que difícilmente va a salir en su configuración actual. La posibilidad de una asonada militar cobra cada vez más fuerza ante la imposibilidad de un cambio ordenado de régimen. Se repite así lo sucedido con el peronismo en la Argentina, otro país inmensamente rico arruinado por las políticas “socialdemócratas” –eufemismo económico de la semana– de sus gobernantes. Corrupción por doquier, desigualdad extrema, permanente huida hacia delante. No aprenderán. Esperemos no tener que decir un día "no aprenderemos", que vamos ciegamente camino de ello.
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