Irlanda ha vuelto a dar muestras de su enorme fortaleza económica, registrando crecimientos del PIB no vistos en Europa (ni en emergentes).
Y la clave no ha sido otra que sus políticas de corte liberal, fundamentadas en la apertura comercial, mayor libertad económica (junto con Suiza, el país más libre económicamente de Europa), los bajos impuestos (rechazando acertadamente las "recomendaciones" de las Instituciones internacionales de subirlos fuertemente para salir de la crisis financiera),y que ha sido elemento fundamental del crecimiento del país, y herramienta para atraer capitales e inversión, aumentando así el empleo y la productividad. De esta manera, posee un bajo nivel de ingresos fiscales respecto al PIB, 33% (mayor peso de la sociedad civil). Hablamos de 15 puntos porcentuales por debajo de la media europea. Finalmente, el otro factor ha sido el mantenimiento del gasto público (austeridad presupuestaria tras la crisis no gastando lo que no se tiene).
Desgraciadamente, todo lo que precisamente no se quiere hacer aquí...
Artículo de Libre Mercado:
Irlanda actualiza sus reglas de cálculo del PIB | Flickr/ Giuseppe Milo
En 2015, la economía irlandesa esperaba una tasa de crecimiento cercana al 8%. Estas cifras colocaban al Tigre Celta muy por encima del resto de la Eurozona y confirmaban el éxito del modelo liberal que ha adoptado Irlanda desde hace años. Pero aquellas previsiones de crecimiento se quedaron en agua de borrajas cuando el Ministerio de Finanzas y la Oficina Estadística Central realizaron el cálculo oficial del ejercicio y determinaron que el PIB se había expandido un 26%.
Ya en el momento de comunicar las cifras, la prensa especializada advirtió que una parte del aumento se debía a la entrada de nuevas compañías multinacionales que han trasladado a la isla su operativa europea. Pero, incluso haciendo esa corrección, el PIB habría aumentado un 19%, de manera que Irlanda seguiría instalada en niveles de crecimiento desorbitados, no solo para la Eurozona sino para cualquier economía emergente.
A raíz de la controversia que generaron los datos de 2015, el Gobierno de Irlanda se puso manos a la obra y pidió a la Oficina Estadística Central que revisase la metodología de cálculo del PIB para aclarar las dudas que despertó el famoso dato del 26%. De momento, se han anunciado dos grandes cambios en la metodología, que afectan a la inclusión de nuevas firmas multinacionales y a las reglas de cálculo de la depreciación de activos.
4,9% en 2016, 3,6% en 2017
En cualquier caso, las cifras que maneja el Banco Central ya dejan claro que el crecimiento esperado para 2016 y 2017 no alcanzará cifras tan elevadas como en 2015. Para ser precisos, se espera que el PIB del Tigre Celta aumente un 4,9% en 2016 y un 3,6% en 2017. Por tanto, Irlanda sigue siendo una de las locomotoras del crecimiento económico europeo y, a pesar del impacto del Brexit, su modelo liberal sigue arrojando excelentes cifras de crecimiento.
De hecho, la tasa de paro ya se sitúa en el 7%, apenas un punto porcentual por encima del 6% que se registraba en 2008, antes del estallido de la Gran Recesión. La crisis llevó el desempleo hasta niveles del 15%, pero entre 2012 y 2016 hemos visto una progresiva reducción del paro y una intensa creación de empleo que ha permitido recuperar la práctica totalidad de los puestos de trabajo que se habían perdido en los peores momentos del crack.
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