Diego Sánchez de la Cruz entrevista a Karin Svanborg-Sjövall sobre la socialdemocracia sueca.
Artículo de Libre Mercado:
Karin Svanborg-Sjövall preside Timbro, el think tank liberal de referencia en Suecia
Desde el año 1978, Suecia cuenta con uno de los centros de pensamiento más influyentes del mundo. Fundado por la patronal del país escandinavo, Timbro lleva décadas defendiendo la necesidad de abrir la economía sueca a postulados más liberales y menos intervencionistas. Al frente de la organización está Karin Svanborg-Sjövall, que se ha sentado a hablar con Libre Mercado para explicarnos sobre el "modelo sueco" al que tanto aluden nuestros dirigentes.
- Siempre que hablan de Suecia, nuestros políticos afirman que sus altos niveles de igualdad son un poderoso argumento a favor del Estado de Bienestar.
En realidad, los datos dicen algo muy distinto. A finales del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX, los niveles de desigualdad se reducen intensamente en Suecia, a pesar de que la situación de partida nos situaba entre los países con más diferencias de ingresos de todo Occidente. Pero el grueso de esa disminución tiene lugar antes del Estado del Bienestar. Ya en los años 50, el porcentaje de la renta nacional en manos de los más ricos era más bajo que en otros países de referencia.
- Y, por aquel entonces, no había ni rastro del Estado de Bienestar…
Efectivamente. Desde 1920 hasta 1970, el peso de los impuestos sobre el PIB era más bajo en Suecia que en Estados Unidos. El aumento significativo de los ingresos fiscales no empieza a observarse hasta la década de 1970, cuando las políticas socialdemócratas toman un giro muy intervencionista y hostil al mercado.
- ¿Entonces Suecia no es rico gracias al Estado de Bienestar sino a pesar del mismo?
Si comparamos el nivel de vida de los suecos con el del resto de economías desarrolladas, podemos entender mejor qué es lo que ha ocurrido. En 1970, el PIB per cápita sueco era un 30% más alto que el de la OCDE. Tras más de veinte años desarrollando un Estado de Bienestar de máximos, esa diferencia se había diluido y el PIB per cápita de Suecia ya era apenas un 5% más alto que el del resto de países ricos.
- Y entonces llegaron las reformas liberales.
Desde la primera mitad de los años 90, Suecia ha reducido poco a poco los niveles de intervención del Estado en la economía. En términos de PIB per cápita, hemos pasado de estar un 5% por encima de la media de la OCDE a colocarnos un 20% por delante de la media de las economías desarrolladas.
- Volvamos a la desigualdad. ¿Cuál ha sido su desempeño en los últimos años?
Suecia sigue siendo uno de los países con más igualdad en la distribución de la renta, pero cuando se habla de estas cuestiones se suelen ignorar los desarrollos recientes. Y es que, si nos comparamos con la segunda mitad de los años 80, vemos que el Índice Gini ha pasado de menos de 0,20 a más de 0,25 puntos. Seguimos por debajo de la OCDE en este indicador, pero hemos vivido un aumento del 30%. Eso no suele decirse cuando se habla de la igualdad en Suecia…
- Los impuestos siguen siendo muy elevados en Suecia y Timbro viene de publicar varios informes sobre esta cuestión, centrándose en los contribuyentes de mayores ingresos.
Hemos calculado cuál es el punto de equilibrio de la Curva de Laffer y entendemos que, sumando el Impuesto sobre la Renta y los demás tributos, las rentas altas no deberían estar gravadas con un tipo combinado efectivo de más del 60%. Hoy vemos que Suecia está en el entorno del 75%. Por tanto, no solo imponemos una fiscalidad excesiva, sino que de hecho obtenemos menos recaudación como consecuencia de esa voracidad recaudatoria.
- ¿Y qué hay de la igualdad hombre-mujer?
También hay muchos observadores que hablan de Suecia como modelo en este campo, pero hay datos que invitan al escepticismo. Por ejemplo, según la Organización Mundial del Trabajo, la tasa de participación laboral de las mujeres es del 60,2%. Aunque es un dato superior al 50,9% de la OCDE o al 56,3% de EEUU, hay otras economías que salen mejor paradas. En los países escandinavos, Islandia logra un 70,3%, Noruega un 61,2%… Y tomando como referentes a algunas de las economías más liberales del mundo, vemos a Nueva Zelanda con un 61,9%, Suiza con un 61,8%, Canadá con un 61,3%.
- Timbro ha publicado un informe que denuncia que el Estado de Bienestar supone un "techo de cristal" para las mujeres. ¿Por qué afirman esto? Suele decirse que ese "techo" lo crean las empresas y no las Administraciones.
En Suecia, la posibilidad de que una mujer llega a una posición ejecutiva es un 48% menor a la de que un hombre lo consiga. Por comparación, en España hay un diferencial del 33%. Por tanto, las mujeres tienen muchas menos posibilidades de ascenso profesional en Suecia que en España. Y peor aún es la comparativa con EEUU, donde el diferencial es del 15%.
- ¿Y qué rol juega el Estado de Bienestar?
Hay aspectos que tienen que ver con las decisiones personales, ya que algunas mujeres trabajan menos horas para ocuparse mejor de la vida familiar. Pero también están las políticas del Estado de Bienestar, que subsidian a quien no trabaja y que crean importantes monopolios en el ámbito de la sanidad o la educación, dos campos en los que la presencia laboral femenina es claramente mayor. Y a esto hay que sumarle los excesivos impuestos, que hacen más complicada la conciliación laboral, ya que la renta disponible se ve muy reducida y es más difícil contratar un servicio de guardería o de limpieza doméstica.
- El talón de Aquiles del modelo sueco parece ser su incapacidad de asimilar a una población inmigrante cada vez más grande, un problema que parece haber ido a peor con la llegada de miles de refugiados.
El desempleo entre la población nacida en Suecia ronda el 3% pero para la población residente nacida en el extranjero se mueve en niveles cercanos al 15%. Solo en 2015 llegaron a nuestro país 160.000 inmigrantes. En términos per cápita, es una cifra récord a nivel mundial. Está previsto que en los próximos años lleguen otros 250.000 inmigrantes. Y la mayoría tienen una preparación mucho más baja que la de la población sueca. Ya se han publicado informes de la OCDE, el Banco Mundial o la Comisión Europea que advierten del reto que esto supone. Tenemos un mercado laboral muy rígido, que complica la entrada de nuevos trabajadores al otorgarle un peso muy grande a la negociación colectiva.
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