Elentir analiza el constante adoctrinamiento nacionalista (y separatista) que se da en distintas regiones de España, a raíz de un reciente informe del sindicato AMES (centrado en Cataluña), la tomadura de pelo del gobierno central al respecto y la responsabilidad de este auge.
Artículo de Contando Estrelas:
El 2 de mayo el sindicato AMES, formado por profesores catalanes, publicó un estudio (ver PDF) sobre el adoctrinamiento ideológico partidista en los libros de texto escolares de Cataluña.
Un problema que no es de ahora y que no se limita a Cataluña
Lo que ha publicado AMES no es ninguna novedad. Es público y notorio que el separatismo lleva décadas utilizando la enseñanza para adoctrinar en el odio a España. Y desgraciadamente, no sólo en Cataluña. Galicia Bilingüe lleva años denunciando este adoctrinamiento en mi tierra. ¿Y qué ha hecho el gobierno autonómico del PP? Pues nada. En noviembre de 2010 el Defensor del Pueblo gallego responsabilizó al ejecutivo de Feijóo de la situación, pero a día de hoy el adoctrinamiento continúa, consentido por la Xunta y por la inspección educativa. Sin ir más lejos, basta con recordar lo ocurrido el año pasado cuando un colegio de Nigrán colgó un cartel llamando “lelos” a los que no hablan en gallego. En vez de respaldar a las familias y a los alumnos insultados, el consejero de Educación de Feijóo optó por respaldar públicamente al centro.
El gobierno simula no estar enterado del adoctrinamiento separatista
Teniendo en cuenta lo anterior, comprenderéis que no he podido hacer menos que reírme -por no llorar- al ver el anuncio del gobierno de Rajoy de que va a analizar el adoctrinamiento en los libros de texto de Cataluña. Según informa Libertad Digital, el secretario de Estado de educación, Marcial Marín, “reveló este jueves que él personalmente solicitó a la Alta Inspección un informe “detallado” y “urgente” para saber si en algunos manuales catalanes pueden aparecer contenidos manipulados.“ Y según informa el Abc, Marín ha declarado que si el informe de la inspección educativa demuestra que “se incumple la legislación básica, entonces se hará el oportuno requerimiento e iremos a través de los juzgados”. Es decir, que conociendo a nuestros políticos, si el problema se resuelve será para cuando los actuales escolares estén llegando a la edad de jubilación.
Un abuso consentido por los gobiernos del PSOE y del PP
A mí todo esto me parece una inmensa tomadura de pelo. Por supuesto, el Ministerio de Educación no necesita pedir ningún informe porque ya sabe lo que pasa, ya que esta situación -insisto- no es nueva: lleva ocurriendo esto desde que determinados gobiernos autonómicos se hicieron cargo de las competencias de educación. Los gobiernos de los principales partidos -PSOE y PP- han consentido este atropello durante muchos años, a menudo porque dependían del apoyo de los separatistas para gobernar, pero en algunos casos ni siquiera eso. El simple temor a ser tachados de “franquistas” -el comodín para todo- bastaba para dejar que los separatistas impusiesen su voluntad. Y de esos polvos vienen estos ríos de lodo que estamos soportando ahora. Pero lo que no podemos olvidar es que el origen último de este problema es el Estado de las Autonomías, el entorno ideal para que surgiesen los nuevos reyes de taifas. Nos hablan de igualdad pero al final, un niño educado en Madrid o en Murcia no ha tenido que lidiar con el adoctrinamiento separatista que sí padecen los alumnos de Cataluña, el País Vasco, Galicia y otras comunidades. Hablamos de un adoctrinamiento que a menudo empieza con el uso ideológico de las lenguas regionales, y no sólo en la escuela, como un medio para desarrollar políticas de sustitución lingüística que tienen una finalidad: convertir el español en una lengua extranjera en parte de España, con el fin de desarrollar proyectos de “construcción nacional” (es decir, de desmembración de nuestra unidad nacional). Que el gobierno finja ahora que no sabía nada es como si llevase años en una habitación con un elefante y sólo ahora se fijase en la presencia del paquidermo. Nos toman por idiotas.
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(Imagen: Marc Randolph)
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