Ángel Martinez analiza la evolución de la desigualdad en España refutando algunas afirmaciones generalizadas al respecto.
Artículo de Libre Mercado:
Imagen de archivo de una protesta sindical contra la pobreza y la desigualdad | EFE
La economía española lleva creciendo sin pausa desde el último trimestre del año 2013 a un ritmo más o menos constante. Así pues, ése fue el último año de recesión y destrucción de empleo, dando paso a la recuperación económica en la que aún se encuentra España.
Como resultado, la discusión política sobre la marcha de la economía se ha visto necesariamente desplazada. Ahora, el núcleo del debate público ya no es cómo lograr frenar la sangría del desempleo y la recesión, sino cómo conseguir que toda la sociedad se beneficie de esta mejora económica. A este respecto, ha surgido la idea de que la recuperación se está convirtiendo en una vía de enriquecimiento para los más ricos, mientras que las condiciones de vida del resto se han mantenido estables o incluso han empeorado en los últimos años, con el consiguiente incremento de la desigualdad.
Este particular argumento se sustenta sobre los datos del índice de Gini que ofrece la encuesta de condiciones de vida del INE cada año. En el siguiente gráfico se ve que, mientras que este indicador aumentó en 1,3 puntos entre 2008 y 2013, en tan solo un año (2013-2014) creció en un punto, casi tanto como los 5 previos. Así las cosas, es razonable pensar que la llegada de la recuperación en 2014 supuso un fuerte aumento de la desigualdad, pese a que ésta se haya reducido dos décimas en los dos ejercicios posteriores.
Sin embargo, quienes afirman esto con tanta ligereza omiten algo muy relevante, y es que los datos de ingresos de los hogares con los que se realiza el cálculo del índice de Gini corresponden siempre al año anterior a la encuesta. Es decir, cuando el INE ofrece el dato de desigualdad del año 2009 se está refiriendo en realidad a la distribución de la renta del año 2008, de lo contrario no se entendería que la renta de todos los deciles de la población creciese en 2009, tras el inicio de la crisis.
Una vez aclarado esto, se puede rehacer el gráfico anterior, teniendo en cuenta que el índice de Gini de cada encuesta corresponde al año previo, con lo que tenemos datos sobre la desigualdad de renta en España desde 2007 hasta 2015. En este caso, si nos fijamos en los dos años en rojo, 2014 y 2015, vemos que la desigualdad no ha aumentado durante este nuevo periodo de expansión económica, sino que se ha reducido levemente en dos décimas.
El punto álgido de la desigualdad en España fue 2013, justamente el peor año en términos de PIB y desempleo, que alcanzó su máximo histórico. Esto corrobora algo que ya muchos habían afirmado anteriormente, y es que la verdadera causa del incremento de la desigualdad durante la crisis no es un supuesto enriquecimiento del 1% de la población con mayor renta, sino el gran aumento del desempleo.
Además, si observamos cómo ha evolucionado la renta del 10% de la población con menos recursos comprobamos que, si bien en 2014 perdieron renta respecto a 2013 (-3,15%), fue una pérdida relativa muy inferior a la que experimentaron en 2013 (-8,4%). De hecho, es en 2015 cuando, por primera vez desde el comienzo de la crisis, la renta de este 10% más pobre ha subido, tal y como muestra la última encuesta del INE, empleando datos de 2015.
De todo esto se pueden sacar varias conclusiones obvias. Primero, que la recuperación no ha deteriorado los indicadores de desigualdad en España, más bien al contrario; y segundo, que tampoco ha empeorado las condiciones de vida de los más pobres, puesto que en 2015 ya disfrutaban de más renta que en 2013. De nuevo, nos encontramos ante un caso clave de tergiversación de las cifras con intenciones políticas que carece de todo rigor.
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