Lo que ha estado ocurriendo en Andalucía (no es exclusivo de ella) es sencillamente obsceno e inmoral. Es una estafa, un ejemplo de la mafia política gobernantes y un robo a mano armada del dinero de los contribuyentes (no solo se queda en dinero, pues lleva a más desempleo privado, menor productividad de la economía, menores salarios en el resto de la economía...).
Eso sí, son los portadores de la bandera de la moralidad, de la justicia, de los necesitados...y es que es más importante la propaganda y los eslóganes políticos que los hechos.
Eso sí, son los portadores de la bandera de la moralidad, de la justicia, de los necesitados...y es que es más importante la propaganda y los eslóganes políticos que los hechos.
La pregunta ahora es qué hará el nuevo ejecutivo. Cumplir con lo dicho o no. ¿Simplemente denunciarlo y pulirlo ligeramente o acabar con ello del todo?, ¿cerrar dichos chiringuitos o conservarlos?, ¿despedir a enchufados y clientes políticos o solo redistribuirlos por la administración?...
Artículo de Libre Mercado:
De los distintos acuerdos que finalmente hicieron posible en junio que el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, lograra sacar adelante sus Presupuestos, ninguno tan necesario como el compromiso del Ejecutivo autonómico de reducir el gasto improductivo y erradicar ese enorme entramado de chiringuitos que no hacen otra cosa que despilfarrar el dinero del contribuyente. Buen ejemplo de ello lo constituye lo que este lunes desvelaba el consejero de la Presidencia y portavoz del Gobierno regional, Elías Bendodo: en los últimos siete años la UE procuró a Andalucía 8.015 millones de euros, pero sólo el 19,78% fue realmente destinado a los fines previstos, mientras el resto se dedicaba a cebar redes clientelares.
Repárese en el caso de la entidad Andalucía Emprende, que no sólo tenía al 80 por ciento de su personal contratado –nada menos que 1.000 personas– sin cumplir los criterios mínimos de respeto a la igualdad de oportunidades, publicidad y concurrencia, sino que gastaba casi todo su presupuesto en pagar las nóminas y mantener su sede; y sólo un 0,1 por ciento en ayudar a los emprendedores. También se puede recordar el caso de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, donde trabajaban casi 500 personas: de sus 24 millones de euros de presupuesto, sólo uno se destinaba a la acción cultural propiamente dicha, mientras que 18 millones iban a pagar nóminas y los 5 restantes a gastos corrientes.
Así podríamos seguir con muchos otros ejemplos, que explican por qué la Andalucía enfeudada a los socialistas durante casi cuatro décadas no redujera la brecha de desarrollo que la separa de tantas otras regiones a pesar de haber recibido desde 1986 más de 100.000 millones de la UE, cifra colosal equivalente a tres presupuestos autonómicos anuales.
Bien está que la Junta actual tenga claro que el mejor Gobierno no es el que más gasta sino el que hace más con menos y, en consecuencia, saque la podadora. También sería bueno, finalmente, que dicho compromiso se tomara como referente para la conformación de pactos en otros lugares entre aquellos partidos que creen que no hay política más antisocial e inmoral que la que despilfarra el dinero del contribuyente.
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