viernes, 13 de octubre de 2017

La estrategia del gobierno valenciano en su camino hacia el nacionalismo excluyente e independentismo

Como no tienen suficientes con las subvenciones directas a dichas asociaciones (lo que ya es un robo al contribuyente para que paguen a la fuerza por lo que no quieren pagar voluntariamente), qué mejor que robarles también de manera indirecta para beneficio propio de los políticos y de sus clientes políticos e ideológicos.

Todo muy ético, y por tu bien, por supuesto...


El último caso ha sido la financiación a través del pago de material escolar de asociaciones catalanistas e independentistas con el fin de adoctrinar las mentes de las nuevas generaciones y alcanzar con el paso de años y generaciones lo que ocurre en Cataluña -proceso que va varios pasos por delante-). 


De esta manera, su estrategia es evidente hacia la inmersión absoluta del idioma, como paso imprescindible hacia el nacionalismo excluyente y la posterior independencia (meta de todo esto). Y para ello es necesario el empleo de diversas herramientas:

-La creciente subvención a todo cliente político y uso de las mismas como forma de comprar nuevos clientes políticos. Sin ir más lejos, empresas que vayan por su mismo camino, incluyendo regulaciones en dicha línea (bonificaciones fiscales a las empresas (especialmente las pymes) que primen el uso del valenciano/catalán en la rotulación de sus negocios y en sus páginas web). También impera la discriminación lingüística, donde una empresa o ciudadano vale más en función de si habla un idioma u otro (eso sí, en cada frase que dicen, que no falte la palabra igualdad), mediante la creación "Sello de Calidad Lingüística" que la Generalitat comenzará a expedir y permitirá a las empresas que lo logren gozar de una rebaja en los impuestos y las tasas autonómicas. Es decir, es el uso del soborno por ley con dinero de terceros. 

-El control de los medios de comunicación. Subvenciones y publicidad institucional para premiar y mantener con el dinero del resto a los medios que sigan sus directrices políticas, junto con la reapertura de Canal 9, como herramienta de propaganda política y adoctrinamiento. Y por supuesto, no solo se trata de medios públicos, sino de subvenciones a todos los medios (no solo televisión) que empleen el valenciano/catalán o la defensa de sus objetivos políticos (coofinanciados en muchos casos por la Generalitat de Cataluña). 
Es decir, el uso del monopolio directo e indirecto para satisfacer sus fines que no los de la gente (y vivir de ello con el dinero del ciudadano)

-El control de la educación. Ataque directo a los colegios concertados para imponer sus arbitrarias e ideológicas decisiones e ir arrinconando así al castellano mediante diversas formas de chantaje (de momento, pues la imposición en mayor grado es demasiado pronto al no tener suficiente apoyo y genera demasiada resistencia, contraproducente para el político). 
Por ejemplo, premiando a los alumnos que den más horas en valenciano/catalán con títulos de inglés que deniegan al resto. O bien, mediante la preponderancia en el profesorado del valenciano/catalán, contando mucho más el idioma que el doctorado. O bien mediante la restricción de la libertad de elección de las familias sobre la educación de sus hijos, mediante trabas regulatorias de diversa índole o la restricción de la financiación a concertados (que es dinero de las familias quitadas previamente, y con las que no se les deja decidir) a centros que no comulguen con sus ideas adoctrinadoras, obligándoles a cerrar aulas y no dar un servicio a las familias que demandan. O con la restricción de elección de centros por zonas geográficas, como en la ciudad de Valencia, la restricción de aperturas de nuevos centros no públicos o regulaciones limitadoras enormemente encarecedoras de la matrícula (que ya ocurre hoy, perjudicando a familias y a la formación de los jóvenes). 

-El control de la Administración y funcionarios, mediante la implantación del requisito lingüístico en los funcionarios para poder trabajar en Valencia (discriminando a los del resto de España).

En definitiva, no hay nada aquí de libertad, ni de igualdad, ni de libre elección, ni de comportamiento ético, ni de más vocabulario predilecto del político. Se trata de uso de la fuerza (ésta puede ser directa o indirecta), de discriminación, de imposición, de compra de voluntades, de distintas formas de chantaje político (además con el dinero de la victima), de clientelismo político, de corrupción política (pues la corrupción tiene diversas variantes), y de inmoralidad (desde diversos aspectos). 

Desgraciadamente, la política lo intoxica todo, crea problemas donde no los hay, divide a la sociedad y ensucia todo lo que toca, creando castas, confrontación social, guerras entre grupos de interés, desigualdades a través de la política (en lugar de garantizar la igualdad jurídica), extorsión al ciudadano, robo al contribuyente, privilegiados por el poder político...

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