Artículo de Libre Mercado:
El mercado de trabajo tiene mucho que ver con el empeoramiento de los índices de pobreza en España en la última década. | EFE
Casi un 28% de la población en España, 12,9 millones de personas, vive en riesgo de pobreza y exclusión social.
Este titular, con ligeras variaciones, se ha repetido en la mayoría de los medios de comunicación españoles durante la última semana. Algunos han estirado algo los porcentajes para hablar de "casi el 30%" y otros han redondeado a 13 millones. Pero el mensaje no ha variado demasiado: en España hay más/menos 13 millones de pobres o de personas en riesgo de exclusión. No sólo eso, las informaciones sobre el tema se han ilustrado con fotos de personas pidiendo limosna en la calle, buscando en el cubo de la basura o en la cola del banco de alimentos de su ciudad.
No es algo nuevo. Cada año, por estas fechas, coincidiendo con el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, se publican cifras similares. Y cada año, en Libre Mercado, reiteramos que no son ciertas: o mejor dicho, que los datos estadísticos sí tienen validez y pueden ser relevantes. Pero que las palabras e imágenes que los acompañan ("pobreza", una foto de un mendigo...) no reflejan en absoluto la realidad que hay detrás de esas cifras.
Definición de "pobreza"
El diccionario de la Real Academia de la Lengua define pobreza como "cualidad de pobre" y a este último como alguien "necesitado, que no tiene lo necesario para vivir".
No es una definición cerrada o que pueda acotarse entre dos cifras. No es pobre el que gana menos de 1.000 euros al mes. Tampoco es un concepto fijo: varía en función del país, la época o la persona que lo valora. ¿Qué es "lo necesario" para vivir? Probablemente ahora entran en estas estadísticas personas que antes se quedaban fuera. Además, según se hace más rica una sociedad también varía el umbral de lo que considera como tolerable: en España metemos en esta categoría hogares que en otros lugares del mundo se considerarían de clase media. Y en muchos sentidos está bien que sea así, que nos pongamos siempre unas metas más elevadas.
No es una definición cerrada o que pueda acotarse entre dos cifras. No es pobre el que gana menos de 1.000 euros al mes. Tampoco es un concepto fijo: varía en función del país, la época o la persona que lo valora. ¿Qué es "lo necesario" para vivir? Probablemente ahora entran en estas estadísticas personas que antes se quedaban fuera. Además, según se hace más rica una sociedad también varía el umbral de lo que considera como tolerable: en España metemos en esta categoría hogares que en otros lugares del mundo se considerarían de clase media. Y en muchos sentidos está bien que sea así, que nos pongamos siempre unas metas más elevadas.
El problema es que en España (y no sólo en nuestro país, pero aquí con la crisis se incide más en el error) se ha tomado una variable estadística como un sinónimo de esta palabra. Así, el indicador conocido como AROPE (At risk of poverty or social exclusión) debería ser una herramienta de trabajo para economistas, políticos y periodistas... no una cifra destinada a generar alarmismo o pintar una realidad mucho más negativa de la que nos cuentan esos mismos datos
AROPE es un indicador que reúne tres conceptos diferentes: personas "en riesgo de pobreza", personas con "carencia material severa" y personas que viven en un hogar "con baja intensidad de trabajo".
- Personas en riesgo de pobreza: son aquellas que tienen unos ingresos inferiores al 60% de los ingresos de la mediana de la renta nacional. Por ejemplo, en España, para una familia con dos adultos y dos menores, hablamos de 17.238 euros netos al año para estar "en riesgo de pobreza". En el caso de un hogar unipersonal, el umbral de pobreza se sitúa en 8.208€ al año (684€ al mes).
- Carencia material severa:personas que están incluidas en cuatro de las nueve categorías del listado de la imagen derecha (justo antes de Umbrales). En realidad, en España sólo cuentan seis categorías, porque para tres de ellas (tener un teléfono móvil, tener un TV en color y tener lavadora) se considera que apenas hay población sin acceso a estos bienes (ver páginas 44 y 45 del informe de 2017 El estado de la pobreza, que publica European Anti Poverty Network).
- Hogar con baja intensidad de trabajo: personas menores de 60 años que viven en un hogar en el que "sus miembros en edad de trabajar lo hicieron menos de un 20% de su potencial de trabajo total durante el año anterior"
- Desglose por categoría: un 22,3% de los españoles vive por debajo de ese umbral de pobreza del 60% de la mediana. El 5,8% se considera que tiene "privación o carencia material severa - PMS". El 14,9% vive en un hogar "con baja intensidad laboral en el hogar - BITH". En total, tenemos el 27,9% de la población (muchas personas están dentro de varias de las tres categorías).
- La principal de estas categorías, el "umbral de pobreza", necesita de una explicación detallada, porque es un indicador relativo. Como explica Eurostat, "no mide riqueza o pobreza absoluta, sino bajos ingresos en comparación con los demás residentes del país". Supongamos que todos los españoles doblasen sus ingresos, pues bien, el mismo 22,3% aparecería como "por debajo del umbral de la pobreza" (aunque suponemos que caerían los integrantes de CMS y BITH).
- Quizás el problema comience aquí, en llamar "pobreza", un término que la mayoría de la población asocia a carencias en términos absolutos (y a carencias graves, no sólo ingresos bajos) a lo que en realidad es un indicador relativo. Por ejemplo, en Austria, un hogar de cuatro miembros con ingresos por debajo de 29.855 euros entra dentro de esta categoría. Lo mismo ocurre con la mayoría de los países más ricos de la UE: los umbrales de pobreza cada vez empiezan más arriba.
- Otro ejemplo: según el indicador AROPE, el país de la UE con menos población en riesgo de pobreza o exclusión es la República Checa, con un 13,3% de sus habitantes dentro alguna de las tres categorías consideradas. Mucha gente se habrá sorprendido al ver los titulares: no Austria, ni Holanda, ni Suecia… República Checa. Suena algo extraño. No sólo eso, es que en este país, el nivel de ingresos que hace que una familia de cuatro miembros salga de la pobreza es de menos de 10.500 euros al año. Está claro, de nuevo, que las limitaciones del indicador son evidentes.
- Tomemos el ejemplo de Suecia, un país rico, en el que la renta por hogar de cuatro miembros para salir del "umbral de la pobreza" si sitúa por encima de los 30.500 euros. Según la medición de Eurostat, un ¡16,2%! de los suecos está en riesgo de pobreza, algo que sorprenderá a cualquiera que haya paseado por las calles de Estocolmo: ¿uno de cada seis-siete habitantes de este país es pobre? En Suiza se supone que es el 14,7% de la población. Claramente, no. Al menos si entendemos pobre como lo entiende el 99% de la población en el lenguaje cotidiano.
- En España hay dos apuntes que hacer. En primer lugar, todos los indicadores han empeorado desde 2008, lo que debe preocuparnos. La crisis ha impactado de lleno en nuestros hogares y muchos todavía no se han recuperado. Lo más preocupante probablemente sea ese 5,8% de hogares con "carencia material severa" (en 2008 eran el 3,6%, uno de los porcentajes más bajos de la UE). En segundo lugar, hay que fijarse en la última categoría, aquella a la que menos caso se hace normalmente. Hablamos de los hogares con "baja intensidad laboral": por aquí se explica buena parte del deterioro del indicador AROPE en nuestro país en la última década. Somos el segundo país de la UE (sólo por detrás de Grecia) en esta categoría, con un 14,9%. Es decir, es el paro y el mercado laboral lo que provoca que la cifra AROPE sea tan negativa en nuestro caso y que haya empeorado desde 2008. Por ahí deben venir también las soluciones.
- Como decimos, España ha pasado de un 3,6% de la población en PMS a un 5,8% desde 2008. Es una subida importante. En 2007-08 estábamos en el pelotón de cabeza de la UE y ahora podría decirse que estamos en la zona media alta (la media es del 7,5% en el conjunto de la Unión). Hay pues, mucho margen de mejora, aunque no estamos tan mal como a veces se intuye tras ciertas informaciones.
- En términos absolutos, hablamos de 2,6 millones de personas (muchísimos... pero no 13 millones).
- De los nueve ítems referidos anteriormente, en España hay tres que se dan por descontados para prácticamente toda la población: tener móvil, televisión en color y lavadora.
- De los otros seis sub-apartados de este índice, destacan dos por ser los que reúnen a porcentajes más elevados: el 40% de los españoles asegura que no puede permitirse una semana de vacaciones al año fuera de su hogar (se entiende que pagar un hotel o similar) y un 38% asegura que no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (de acuerdo al INE, hablamos de gastos de al menos 650 euros). Pueden parecer dos cuestiones anecdóticas, pero no lo son. Que casi 4 de cada 10 españoles diga que no puede pagarse una semana de vacaciones al año es una cifra muy elevada y habla de un nivel de ingresos que no corresponde con el nivel de riqueza general del país. No es pobreza, pero sí un indicador de que para buena parte de la población la crisis ha golpeado duro y todavía no se han recuperado.
- La parte buena (si se puede hablar de parte buena en un tema tan delicado) es que España tiene un dato a la altura de los países más avanzados de Europa en el apartado probablemente más importante, el que más nos cuenta acerca de las carencias materiales diarias de los hogares de ingresos bajos. Hablamos del subíndice: "Permitirse una comida de carne, pollo, pescado o equivalente vegetariano al menos una vez cada dos días". El 2,9% de los españoles dice que no puede permitírselo. Es una cifra que siempre será elevada, porque habla de muchas familias que necesitan ayuda incluso para algo tan básico como poner comida en su mesa. Pero como decimos y puede verse en este gráfico de Eurostat (con datos de 2015, en 2016 las cifras de España son todavía mejores) estamos entre los países de Europa con una cifra más baja en este aspecto.
- Otro apunte sobre este indicador y las comparaciones que a veces se hacen. En Suecia, el porcentaje de población dentro del índice PMS es de sólo el 0,8%, el menor de toda la UE y por debajo incluso de otros países europeos muy ricos como Noruega o Suiza. Ése sí es un buen ejemplo de las cosas que se están haciendo bien y puede servir como indicador de hacia dónde dirigirnos. Todos estos países (también otros como Luxemburgo, Islandia, Finlandia u Holanda) están por debajo del 3% de población con carencias materiales severas. No es que haya que olvidar los otros datos, pero si queremos resolver las imágenes de comedores sociales o personas sin hogar, es una pista mucho mejor que los famosos 13 millones.
Cualquier persona que esté en alguna de estas tres categorías forma parte de AROPE y, por lo tanto, está incluida en ese 27,9% de la población "en riesgo de pobreza o exclusión social" que han repetido los titulares: Hablamos de 12,8 millones de personas.
Umbrales
Las siguientes son las cifras detalladas más interesantes que ofrecen Eurostat y EAPN-España:
Carencia material
En todos estos años, en Libre Mercado siempre hemos defendido que el indicador que mejor reflejaría la realidad, si queremos hablar de "pobreza" tal y como entiende este término el ciudadano medio, es el de "carencia o privación material severa" (PMS o "severely materially deprived" en inglés). Ni mucho menos quiere decir que el resto de las personas que están por debajo del umbral de la pobreza sean potentados o que su situación económica no sea preocupante. Lo es y está claro que lo han pasado mal (muy mal) en estos años.
Una familia de cuatro miembros e ingresos de 17.000 euros al año (u 8.000 euros para una persona) tiene muchas dificultades para llegar a fin de mes. Lo podemos llamar de una forma u otra, pero su realidad diaria es evidentemente complicada. Es cierto que aquí hay muchas variables que entran en juego (su edad y tiempo en el mercado laboral, si vive o no en su propia vivienda ya pagada, si tiene ingresos extra de la economía informal, su lugar de residencia…). Pero que quede claro: estas familias de bajos ingresos deben estar en el primer lugar de la preocupación pública. Otra cosa es que su situación se ilustre con una foto de una persona junto a un contenedor.
En lo que respecta a este indicador de "carencia material severa", los datos tampoco son buenos. Eso sí, son mucho mejores de lo que se intuye leyendo determinados titulares.
Por último, un apunte importante. Además de las noticias sobre "riesgo de pobreza" o "umbrales de pobreza" en Europa, a lo largo del año se publican otras sobre "pobreza en el mundo". En estas otras informaciones se habla de cientos de millones de personas que no alcanzan el nivel mínimo requerido por los organismos internacionales. Por ejemplo, según los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en 2030 no debería haber nadie que viviese con menos de 1,25 dólares al día. Es un plan ambicioso pero, por primera vez en la historia de la humanidad, gracias al capitalismo y la globalización, es posible pensar que se puede conseguir. Sí, como explicábamos hace unos meses, el mundo puede estar cerca de terminar con la pobreza extrema.
¿Por qué sacamos todo esto a colación? Pues porque es importante destacar que en Europa nada de esto está sobre la mesa. Es decir, los índices de pobreza en nuestro continente (y también en España) miden otras cuestiones: hace mucho tiempo que lo de los 1,25 dólares al día u otros indicadores similares no forman parte de nuestra realidad. Y es una gran noticia: como decíamos antes, no tendría sentido que nuestro indicador fuera el mismo que el de Zambia o Sierra Leona. Pero también por eso es importante el lenguaje: porque se usan los mismos términos ("pobreza, necesidad extrema, pobreza severa o privación material") para realidades que, afortunadamente para nosotros, nada tienen que ver.
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