Daniel Rodríguez Herrera analiza las indecentes e inadmisibles declaraciones del cabeza de lista por Albacete de Vox, y que debiera ser apartado ipsofacto por el partido.
Artículo de Libertad Digital:
Imagen del gigantesco campo de exterminio de Auswitch.
Hay dos posiciones políticas de Vox que siempre lo ha separado de los partidos europeos de extrema derecha: su defensa de Israel y del libre mercado. El antisemitismo y el intervencionismo económico extremo son dos de las numerosísimas posturas ideológicas en las que Podemos y Le Pen y muchos otros partidos populistas de izquierda y derecha no presentan ninguna diferencia. El partido de Abascal optó por tanto por situarse más cerca de Donald Trump y su versión del Partido Republicano, preocupado por la inmigración, el terrorismo islámico y la imposición de lo políticamente correcto. Al menos hasta ahora.
Aunque la postura oficial de Vox no ha cambiado, la decisión de poner a Fernando Paz como cabeza de lista por Albacete y la no rectificación inmediata del partido en cuanto sus opiniones negacionistas empezaron a ver la luz acerca al partido a esa línea roja que separa lo inaceptable. Y no me refiero a ninguna línea puesta ahí por quienes dejaron de llamar fascistas a PP y Ciudadanos hace cinco minutos y sólo cuando Vox ganó prominencia. Hablo de la línea que hace décadas trazó la propia derecha para separarse de lo inaceptable: la línea que separa a aquellos que piensan que por el hecho de ser judío o ser negro no eres un individuo con los mismos derechos y obligaciones que los demás, sino el miembro de un colectivo que debe ser tratado como inferior. El racismo o la judeofobia suponen colocar a grupos enteros de seres humanos en una categoría distinta no por nada que hayan dicho o hecho, sino por lo que son y no pueden evitar ser.
Es cierto que la izquierda no tiene líneas rojas de ningún tipo y que puede defender ideologías y personajes genocidas sin rubor y sin que a Ana Pastor se le enarque siquiera una ceja. Pero eso es un problema de la izquierda que deben resolver quienes se consideren de izquierdas. Si IU quiere celebrar la revolución rusa y los dirigentes de Podemos colaborar y defender el chavismo sin que Ferreras lo recuerde críticamente todos los días en su programa, eso demuestra la podredumbre moral de Izquierda Unida, Podemos, Ferreras y todo el resto de la izquierda a quien eso no le parece suficientemente grave como para aislarlos del discurso político públicamente aceptable. Pero la derecha hace tiempo que marcó una línea y eso nos diferencia, para mejor. No es algo de lo que debamos deshacernos. No es incorrección política. No es ponerse del lado de la izquierda. Es no convertirse en basura.
Lo que ha declarado Fernando Paz es negacionismo del Holocausto, según la definición no mía sino internacionalmente aceptada. Ha reducido la importancia de los campos de exterminio, asegurando falsamente que se mató más judíos a tiros, ha culpado del grueso del Holocausto a la población civil del Este de Europa y hasta el tifus, rebajando la culpabilidad de los nazis. Es un claro "intento de desdibujar la responsabilidad por el establecimiento de campos de concentración y muerte diseñados y operados por la Alemania nazi, echándole la culpa a otras naciones o grupos étnicos". Especialmente insidiosa, además. Porque claro que es cierto que los eslavos eran muy antisemitas y es cierto que muchos judíos murieron a tiros o por enfermedades. Pero son verdades a medias, porque el Holocausto es único no porque se matara a millones de inocentes. El comunista Mao mató mucho más, por ejemplo. Pero los nazis fueron los únicos que establecieron como objetivo el exterminio y crearon una industria específica para matar a un grupo de personas por el hecho de haber nacido. Por eso supone un hito que ni el gulag es capaz de igualar. Es el Mal absoluto. Y cualquier intento de negarlo o minimizarlo es por eso especialmente despreciable y debería ser tratado como inaceptable, y no sólo en el ámbito político. Especialmente por la derecha. No porque la derecha sea más antisemita, medalla que hoy día puede colgarse orgullosamente al pecho la izquierda antisionista, sino precisamente porque no lo es y no debe dejar que esa basura le manche.
De hecho, la izquierda está demostrando estos días lo poco que le importa el antisemitismo y el negacionismo del Holocausto al dedicarle mucha más atención tanto mediática como política al debate sobre las armas y la autodefensa, simplemente porque piensan que eso puede restarle más votos a Vox. Fernando Paz es cosa nuestra. Ni debería ser candidato ni debería participar en ningún debate ni programa de ningún medio a la derecha de Ferreras salvo con el objetivo de desacreditarle por completo. Otra cosa sería una vergüenza y una cobardía. Porque a ver si va a ser que Santiago Abascal, Javier Ortega e Iván Espinosa son la verdadera "derechita cobarde" que no se atreve a dejar fuera de sus filas a la, esta sí, extrema derecha por lo que puedan pensar unos electores que nadie decente querría que votaran a su propio partido.
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