miércoles, 20 de marzo de 2019

Lo que Greenpeace no te cuenta sobre el plástico

Francisco Nunes analiza lo que Greenpeace no te cuenta sobre el plástico, de dónde viene el problema y qué soluciones parecen funcionar y cuáles no. 
Y los hechos muestran (por enésima vez) que más capitalismo (mayor aplicación de derechos de propiedad, seguridad jurídica y libertad económica) es más protección del medio ambiente y más recursos y medios para la mejora del medio ambiente y de la prosperidad, y así se evidencia con cualquier análisis de correlación entre libertad económica y cuidado y preocupación por el medio ambiente. 

Artículo de Libre Mercado: 
Una bolsa de plástico en el mar | Alamy
Desde hace años, la Unión Europea, así como varias ONGs, se esfuerzan por reducir la cantidad de plástico que sus ciudadanos utilizan. Según ellos, la situación es alarmante y debemos actuar rápido para no causar mayores daños al medio ambiente, pero ¿cuál es la realidad del plástico, no sólo en la UE, sino en el mundo?

¿De dónde viene el plástico que acaba en los océanos?

Organizaciones como Greenpeace suelen publicar cada cierto tiempo alarmistas campañas acusando a los gobiernos europeos de no tomar las medidas necesarias para reducir el uso del plástico en Europa, pero la realidad es, según un estudio (Lebreton et al. (2017), sólo un 0,28% del plástico que llega a los océanos a través de ríos proviene de Europa.
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Fuente: Lebreton et al. (2017)
Así pues, lejos de crear alarmismo en Europa, los activistas contra la contaminación deberían centrar su atención en Asia, ya que de sus ríos proviene el 86% del plástico hallado en los océanos de nuestro planeta.

La prohibición de las bolsas

Además, antes de proponer soluciones al excesivo uso de plástico en ciertas regiones, debemos ver qué no funciona para que, en caso de que lo estemos haciendo, no sigamos cometiendo tal error.
La solución que muchos dan al "excesivo" uso del plástico es la prohibición de las bolsas de este material. Sin embargo, un estudio de Rebecca Taylor, de la Universidad de Sydney, concluye que la prohibición de las bolsas como, por ejemplo, las de supermercado, cambia los hábitos de los consumidores, que tienden a sustituir las bolsas de plástico normales por las de basura. En concreto, el estudio calcula que la prohibición de las bolsas de plástico normales causó un aumento en la venta de bolsas de basura pequeñas, medianas y grandes del 120%, 64% y 6%, respectivamente.
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Fuente: Taylor (2018)

¿Cómo reducir el uso del plástico?

Como se puede apreciar en la primera gráfica, el 86% del plástico vertido en los océanos proviene de ríos asiáticos, seguido por el 7,8% de ríos africanos. Así pues, es probable que el uso del plástico en estas regiones deba reducirse. ¿Cómo hacerlo?
Estudiemos la investigación de Schuyler, Q., Marine Policy (2018) sobre la CDL (Container Deposit Legislation), legislación probada en Estados Unidos y Australia, que consiste en la introducción de incentivos monetarios para el reciclaje de envases de plástico, como, por ejemplo, botellas.
Con esta legislación, los ciudadanos reciben una cantidad de dinero (normalmente, céntimos) al depositar unos envases plásticos determinados en puntos de recogida específicos. En la siguiente gráfica podemos comprobar cómo la proporción de envases plásticos es más baja en aquellos lugares con la CDL vigente, tanto en Estados Unidos como en Australia.
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Fuente: Schuyler, Q., Marine Policy (2018)
Así pues, los incentivos, en este caso, monetarios, han demostrado ser eficientes a la hora de reducir el uso de plástico. ¿Podrían ocuparse de este tipo de programas empresas privadas interesadas en sacar beneficios del plástico reciclado? Sería interesante ponerlo en práctica.
En conclusión, muchos se quejan del uso del plástico por considerarlo perjudicial para el medio ambiente y centran sus esfuerzos en su reducción en Europa, pero la realidad es que el foco debería estar puesto sobre Asia y África. Asimismo, la prohibición de bolsas de plástico, una idea popular en los círculos ecologistas, no parece ser la más adecuada para reducir el uso de este material. Sin embargo, una política de incentivos como la probada en Estados Unidos y Australia puede reducir significativamente el uso de este material.

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