martes, 8 de marzo de 2016

El eterno rescate de la banca

Daniel Lacalle sobre el eterno rescate a la banca, el Bail-In, el enorme problema de negocio del sector y el grave error de "usar el BCE y tipos bajos para financiar préstamos incobrables hasta el infinito" zombificando la economía.
Artículo de El Confidencial:
Foto: Billetes de yuanes junto a otros de dólares. (EFE)EFE
“So come on ye childhood heroes, won't your rise up from the pages of your comic-books your super-crooks and show us all the way”. Ian Anderson

Hace ya meses que comentábamos que el mecanismo de Bail-In (rescate interno de los bancos acudiendo a accionistas y acreedores) se ha demostrado como una mejor forma de solucionar los problemas de solvencia y liquidez de la banca mientras el banco central mantiene el apoyo con líneas de crédito y liquidez que impida que un problema temporal se convierta en sistémico.
Sin embargo, cuando no hay accionistas, como ocurre con la banca pública, es siempre el contribuyente el que paga la factura. Ya lo explicamos en 'Diez Mitos Sobre La Banca Pública'.
En China lo estamos viendo cada mes… Decenas de miles de millones inyectados en la banca (pública acaparando una gran parte ya que no tiene accionistas ni bonistas).
El último episodio -similar a nuestras cajas públicas- se encuentra en Portugal. Caixa Geral de Depósitos, (CGD) el primer banco del país y 100% público, va a necesitar este año una gran ampliación de capital. El Estado le ha prestado 900 millones de euros que aún no ha devuelto, y probablemente nunca lo haga. La CDG acumula cinco años de pérdidas y hasta 5.000 millones de euros de créditos impagados. Moody’s estima que los bancos portugueses deberán tomar medidas adicionales para reforzar su capital, ya que una gran parte de su capital de máxima calidad son créditos fiscales. Los españoles también cuentan con esos créditos en su capital, pero no suponen un porcentaje tan relevante como en los portugueses.
Y es que el problema, que los medios y políticos atribuyen a la propiedad -pública o privada- es completamente diferente. Es un problema de negocio. Cuando se financian decenas de elefantes blancos y sectores zombies de baja productividad (esos que llaman “estratégicos”) con un enorme endeudamiento, entre 15 y 20 veces sus activos, da igual que el dueño sea privado o público… El banco se descapitaliza a velocidad de vértigo ante cualquier riesgo, aunque haya hecho provisiones y la economía se recupere. Esa banca “sin objetivo exclusivamente económico” del pasado era simplemente una extensión de un sistema clientelar que mantiene a los sectores ineficientes bajo la cuestionable premisa de que son intereses nacionales.
Uno de los errores de las economías europeas ante la crisis ha sido el de usar el apoyo del BCE y los bajos tipos para refinanciar enormes préstamos incobrables hasta el infinito. Los Estados no solo se negaban a que su sector financiero se redujese -ya que se beneficia de ello al ser los mayores compradores de su la deuda pública- sino que han mantenido a una banca cuyos activos siguen pesando más del 300% del PIB de la Eurozona. Eso zombifica la economía.
Los tipos bajos no han hecho que esos préstamos fueran más solventes. Solo han dado la patada hacia delante en una gran cantidad de casos.
La alta liquidez no ha mejorado la demanda de crédito solvente y ha servido fundamentalmente para acumular deuda de los gobiernos.
Con ello, tras años desde que estalló la crisis, nos encontramos con que el porcentaje de préstamos de alto riesgo no ha bajado y la solidez del capital se pone de nuevo en cuestión.
Tras el episodio italiano llega ahora el portugués. En el caso italiano, negarse a reconocer los errores de zombificar su cartera de préstamos ha llevado a tener que inyectar más dinero y crear un banco malo. Italia acordó con la UE un plan para liberar al sector bancario hasta 200.000 millones de euros en deudas incobrables. La ratio de mora se había disparado a casi el 19% y alguna de sus entidades acumulaba hasta 40% de sus préstamos con problemas.
Pero el problema se mantiene.
Unos activos bancarios que pesan demasiado -más del 300% del PIB-.
Unos gobiernos que no quieren perder a sus entidades financieras, que son las que financian sus elefantes blancos y compran su deuda.
Una gran cantidad de sectores “estratégicos” zombificados donde ninguno puede caer por interés político. Perpetúa la sobrecapacidad.
En definitiva, aún existe una alta identificación entre objetivos gubernamentales y políticos con una parte de la banca.
Muchos criticaron a España por su reforma financiera porque hacíamos “algo que nadie más hace” y nos perjudicaba y, hoy, viendo lo que ocurre en Portugal e Italia, deberíamos agradecer que llevamos a cabo ese ejercicio de transparencia. Pero debemos mantener los ojos abiertos, porque no es una cuestión de “malos privados-buenos públicos” o al revés, es una cuestión de modelo de negocio profesional y prudente o político y arriesgado.

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