La cantinela de la izquierda para regular e imponer precios máximos, en este caso al alquiler, para tratar de limitar el ascenso de los precios de dicho alquiler, siempre se topa con el mismo resultado: el fracaso absoluto, algo que es explicado de manera contundente por la teoría económica (limites de precios por debajo del precio de mercado intensifica la escasez, siendo la solución el aumento de la oferta para ajustar la demanda y reducir los precios. Y es que los precios limitados aumentan la demanda aún en mayor proporción de manera artificial), así como por la evidencia empírica.
Los casos de Berlín y París, que trataban de tomar como ejemplos en España (por Podemos y sus corrientes, y de los que ves hablar en los "debates" televisivos a gente que no tiene la menor idea de lo que habla) han sido los últimos (como ya se advirtió en su momento, y aquí se ha tratado en numerosos artículos) desastres.
Pero que los hechos y la evidencia no suponga un freno a la ideología basada en eslóganes y utopías simplistas que provoquen el aplauso fácil. Si no funciona, pues demos otra vuelta de tuerca más, agravando aún más la situación. Todo menos rectificar y aplicar el sentido común.
Artículo de Libre Mercado:
Berlín | Pixabay/CC/javirue
Hace ahora cuatro años, el gobierno de coalición alemán conformado por los conservadores de la CDU y los socialdemócratas del SPD acordó la aprobación de una Ley federal que pretende "frenar el encarecimiento de los alquileres". La entrada en vigor de la norma generó una fuerte división en el seno del partido de centro-derecha que lidera Ángela Merkel, pero despertó entusiasmo entre sus socios de centro-izquierda, liderados entonces por Martin Schulz.
A raíz de la aplicación de esta Ley, la regulación ha impuesto numerosas condiciones y restricciones en el mercado del alquiler de las trescientas localidades más pobladas de la república teutona. Sin embargo, los resultados están siendo muy distintos de lo que esperaban los progresistas germanos.
Así, tomando como referencia los últimos doce meses, el portal inmobiliario Idealista encuentra que la subida del coste de alquilar ha alcanzado cotas del 5% en las ciudades de pequeño y mediano tamaño, mientras que el repunte ha llegado al 6% en las capitales con más de medio millón de habitantes.
En este sentido, el diario Welt recoge declaraciones de diversos dirigentes de la CDU que apuestan por un cambio de planteamiento en materia de vivienda. "Imponer topes a los alquileres no puede resolver el problema del aumento de los alquileres. Es importante que tomemos medidas para que se pueda construir más rápido y con menos coste. A largo plazo, esa es la única solución", declara Jan-Marco Luczak, portavoz del ramo en el partido que lidera Ángela Merkel.
Berlín y París: la misma historia
Como ya explicó Libre Mercado, el impacto de las restricciones está siendo especialmente nefasto en el caso de grandes urbes como Berlín. De hecho, los precios del alquiler en la capital han subido más desde que entró en vigor la nueva Ley orientada a regular el precio de los arrendamientos.
En París ocurrió algo similar con la aprobación de la llamada Ley Alur, aplicada desde 2015 con el objetivo de limitar los precios del alquiler. Sin embargo, la reacción del sector privado ha sido contundente: la oferta de vivienda para alquilar se ha reducido un 15%, dejando más de 10.000 pisos fuera del mercado. La regulación se suspendió en 2017.
El fiasco teutón o parisino no es, en absoluto, un caso aislado. De hecho, se trata de la versión europea que ya se vivió en San Francisco. La ciudad californiana es, probablemente, el caso de estudio perfecto para entender lo que ocurre cuando se restringe severamente la libertad del sector inmobiliario. En los años 90, el gobierno local impuso numerosas condiciones que buscaban "abaratar" el alquiler. Sin embargo, el resultado último ha sido la configuración de uno de los mercados inmobiliarios más rígidos del globo.
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