Elentir muestra en un pequeño repaso los devastadores incendios forestales en dictaduras comunistas que algunos olvidan y pretenden ocultar...en su absurda intención (como se ha visto en algún partido político) de acusar al capitalismo (que curiosamente han llevado a cabo los mayores desastres ecológicos).
A su vez, muestra algunos de los mayores desastres ecológicos producidos por el comunismo (bajo, el cual, recordemos, todo es amor, paz y vida feliz para la Tierra...).
A su vez, muestra algunos de los mayores desastres ecológicos producidos por el comunismo (bajo, el cual, recordemos, todo es amor, paz y vida feliz para la Tierra...).
Artículo de Contando Estrelas:
Como os expliqué ayer, la ultraizquierda quiere convencernos de que los incendios forestales son culpa del capitalismo. La idea es absurda, y más teniendo en cuenta algunos datos.
Para empezar, los incendios se producen por muy diversas causas. Los hay provocados por la mano del hombre, y también los causan tormentas eléctricas, por ejemplo. Cabe preguntarse si en las dictaduras comunistas no habían incendiarios ni tormentas eléctricas. ¿Acaso lograron erradicarlas en alguno de los “paraísos” socialistas? Por supuesto que no. Es más: ciertas dictaduras comunistas han sido el escenario de algunos de los más devastadores incendios forestales de la historia, tanto en superficie arrasada por el fuego como en personas muertas.
La cruz ortodoxa colocada en 2011 sobre la fosa común en la que fueron enterradas las 1.200 víctimas de la tragedia de Kursha-2, uno de los incendios forestales con más muertos de la historia (Fuente: Irina Teushchakova).
Kursha-2: el incendio forestal con más muertos del siglo XX
Uno de los incendios forestales más letales de la historia fue el que afectó a la comunidad industrial Kursha-2, un pueblo dedicado a la industria maderera en la región de Moscú, entonces en la Unión Soviética. En el verano de 1936 se desató un incendio forestal en la comarca de Meshchera, en la que se encontraba el citado pueblo, a causa de una tormenta eléctrica. El viento empujó las llamas hasta Kursha-2, hasta que en la noche del 2 al 3 de agosto de ese año las llamas amenazaban ya a sus habitantes. Esa noche los maquinistas de un tren maderero que iba vacío se ofrecieron a evacuar a la población de Kursha-2, o al menos a poner a salvo a las mujeres y a los niños. Sin embargo, el director de la explotación maderera soviética dio preferencia a los troncos: quería poner a salvo la producción antes que a los habitantes. Una vez cargados los troncos, los pobladores de Kursha-2 intentaron ponerse a salvo subiéndose a la carga de los vagones e incluso sobre el ténder que transportaba el combustible para la locomotora. Viajaban sobre una trampa mortal.
Cuando el tren salía del pueblo a tres kilómetros en dirección al norte se encontró con que el puente de salida, que era de madera, ya estaba ardiendo. Todo el tren se incendió como una antorcha, y con él sus ocupantes. Murieron unas 1.200 personas, casi todos los habitantes del pueblo, así como los soldados del Ejército Rojo y los prisioneros que intentaron apagar las llamas. Los escasos habitantes que se salvaron lo hicieron porque se escondieron en pozos de agua y en pozos negros del pueblo. Los medios oficiales de la URSS silenciaron totalmente aquella tragedia, y los cadáveres de los fallecidos fueron enterrados en una fosa común. En 2011 se instaló un monumento recordando la tragedia, que a día de hoy sigue siendo uno de los incendios forestales con más muertos de la historia. Del pueblo de Kursha-2 hoy ya no queda nada. Aquel incendio forestal fue el más letal de todos los registrados en el siglo XX.
Imágenes nocturnas del incendio ‘Dragón Negro’ en mayo de 1987. Este colosal incendio afectó a China y a la URSS y es, a día de hoy, el mayor incendio forestal registrado en los últimos siglos (Fuente: GFMC).
El ‘Dragón Negro’: el mayor incendio del mundo en los últimos siglos
Uno de los incendios forestales que más superficie han arrasado en todos los tiempos tiene nombre propio: el Dragón Negro, y se le conoce así porque afectó a la cuenca del río Amur, conocido en China como río del Dragón Negro. El incendio empezó el 6 de mayo de 1987 en los bosques de la Gran Cordillera de Khingan, en el noroeste de China, una zona que estaba siendo azotada por una sequía. Aún hoy no están claras sus causas, aunque la dictadura comunista acusó a un joven que operaba una desbrozadora. Las talas excesivas llevadas a cabo por los chinos y la desertificación provocada por las irresponsables políticas agrícolas del maoísmo contribuyeron decisivamente al desastre. Los fuertes vientos acabaron provocando un cóctel explosivo, arrastrando el incendio al norte, hasta la URSS.
Los chinos movilizaron a un ejército de 60.000 soldados y trabajadores para apagar las llamas, pero hubo episodios tan bochornosos como el de un jefe de bomberos que dio prioridad a salvar su casa, dejando que se incendiase el resto de su ciudad. Los soviéticos simplemente no hicieron nada, en la creencia de que sus reservas madereras no corrían peligro. Fue una grave negligencia que tendría consecuencias fatalas. El incendio duró un mes, y cuando por fin se extinguió, había arrasado más de 60.000 kilómetros cuadrados de bosque en la URSS (dos veces la superficie total de Galicia, y más de tres veces la superficie de la zona brasileña del bosque del Amazonas que ha ardido estas últimas semanas) y más de 12.000 kilómetros cuadrados en China (una superficie mayor que la de la Región de Murcia). Eso en un solo incendio.
Una imagen captada por el satélite LANDSAT que muestra la zona de China que se vio afectada por el incendio ‘Dragón Negro’ entre mayo y junio de 1987 (Fuente: GFMC / Ministerio de Silvicultura de China).
El colosal desastre mató a 240 personas y dejó sin hogar a 33.000 chinos (debido a que se produjo en una zona con muy poca densidad de población), y además provocó unos daños valorados en 110 millones de dólares de entonces. Los medios oficiales soviéticos ocultaron el desastre, como ya habían intentado el año anterior con el accidente de la central nuclear de Chernóbil, a pesar de que unos meses antes se había iniciado, teóricamente, la política de “Glásnost” (transparencia). Hoy en día la Enciclopedia Británica menciona el Dragón Negro calificándolo como “el incendio único más grande del mundo en los últimos cientos de años”. El periodista estadounidense Harrison E. Salisbury, que recorrió la zona tras el incendio entrevistando a personas que se vieron afectadas por el mismo, señaló en su libro “The Great Black Dragon Fire: A Chinese Inferno” (Little Brown and Company, 1989) que el “Dragón Negro” arrasó una superficie equivalente a la de Nueva Inglaterra, la zona nororiental de Estados Unidos.
Un mapa que muestra la superficie arrasada por el incendio del Dragón Negro (Fuente: NFPA / Haiku Deck).
Las impresionantes cifras de los incendios forestales en la URSS
Los años siguientes al Dragón Negro siguieron dejando cifras terribles de incendios en la URSS. Según un estudio hecho por Sten Nilsson, Ola Sallnäs, Mårten Hugosson y Anatoly Shvidenko (“The Forest Resources of the Former USSR”, The Parthenon Publishing Group, 1992), en 1988 ardieron en la URSS 792.400 hectáreas de bosque; en 1989 fueron 1.646.300; y en 1990 fueron 1.384.000. Esos autores citan a su vez la estimación publicada por Philip R. Pryde (“Conservation in the Soviet Union”, Cambridge University Press, 1972) de que la pérdida de masa forestal por incendios en la URSS rondaba un millón de hectáreas cada año.
Hay que señalar que no es fácil conocer con exactitud las cifras de los incendios forestales que han afectado a las dictaduras comunistas, debido al hermetismo de esos regímenes. En muchos casos los incendios fueron ocultados por medios oficiales. Uno de los pocos que se conocen es el enorme incendio que asoló el Oblast de Mari, en la URSS, en el verano de 1921, arrasando 2.660 kilómetros cuadrados de bosque, matando a 35 personas y destruyendo 60 aldeas. Por otra parte, la URSS se vio afectada frecuentemente por incendios en Siberia, una zona muy despoblada y sobre la que Occidente no pudo tener datos fiables hasta la aparición de los satélites artificiales.
Los otros grandes desastres ecológicos de la Unión Soviética
Por otra parte, hay que recordar que la Unión Soviética fue la protagonista -y en algunos casos la causante- de algunas de las mayores catástrofes ecológicas de la historia:
- El accidente nuclear de Chernóbil en 1986. Todavía hoy hay una zona de exclusión en Bielorrusia y Ucrania para marcar la zona afectada.
- El desastre del Mar de Aral, del que ya hablé aquí: es a día de hoy uno de los mayores desastres ecológicos de la historia, provocada por la Unión Soviética al desviar el cauce de los ríos Amu Daria y Sir Daria para el riego de cultivos de algodón. A causa de ello, el Mar de Aral tiene hoy la décima parte de la superficie que tenía a comienzos de la década de 1960.
- El desastre del río Tetcha: ocurrido entre 1949 y 1956, cuando la central nuclear de Mayak vertió 76 millones de metros cúbitos de aguas residuales radiactivas al río Techa. Unas 40 aldeas y 28.000 personas se vieron afectadas en el momento. Aún hoy medio millón de personas sufren los efectos de aquel vertido contaminante.
- El “Chernóbil biológico” de Sverdlovsk: ocurrido el 2 de abril de 1979 en la ciudad de Sverdlovsk (hoy llamada Yekaterinburgo), cuando una fábrica de armas biológicas liberó accidentalmente esporas de ántrax. Hubo al menos 105 muertos, entre ellos la mayoría de los trabajadores de la fábrica. Las autoridades no dieron aviso a la población. El alcance real del desastre se desconoce, pues la dictadura comunista ocultó los hechos y su servicio secreto, el KGB, destruyó todos los registros de los hospitales a los que acudieron los afectados. Hoy se conoce este accidente como el “Chernóbil biológico”.
- El accidente nuclear de Kyshtym: ocurrido el 29 de septiembre de 1957 en Mayak, donde la URSS producía el plutonio para sus armas nucleares, a causa de una explosión química de residuos nucleares. Es el tercer peor accidente nuclear de la historia. En total 22 poblaciones se vieron expuestas a la radicación y no fueron alertadas sobre el accidente. Unas 10.000 personas fueron evacuadas una semana después del accidente sin recibir ninguna explicación. El régimen soviético ocultó el desastre, que sólo se conoció en abril de 1958 cuando la prensa occidental empezó a informar sobre ello.
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