Diego Sánchez de la Cruz desmiente (simplemente con revisar los datos y medidas llevadas a cabo por el gobierno portugués, y que ya se han analizado en mayor profundidad en otros artículos) el pretendido relato de la izquierda española en tomar a Portugal como un ejemplo o referente).
Artículo de Libre Mercado:
El primer ministro de Portugal, António Costa | Efe
En los últimos años, el correcto desempeño económico de Portugal ha hecho que la izquierda occidental convierta al Ejecutivo de António Costa en uno de sus principales referentes. Sin embargo, un vistazo riguroso a las medidas implementadas por nuestro país vecino es suficiente para poner de manifiesto la fragilidad de este relato.
1. La crisis arranca con la izquierda en el poder
Portugal entró en crisis con un gobierno de izquierda. Desde 2005, la jefatura de Gobierno estaba en manos del Partido Socialista. Al frente del gabinete estaba José Sócrates, cuyo Ejecutivo fue incapaz de frenar la deriva económica desatada con el inicio de la Gran Recesión. El político luso cayó en desgracia, perdió las elecciones de 2011 y terminó encarcelado por un caso de corrupción, fraude fiscal y blanqueo de capitales.
2. Sí hubo austeridad, y fue draconiana
El relato que pretende instalar la izquierda occidental habla de Portugal como un bastión que representa la perfecta alternativa a la austeridad draconiana que implementaron otros países europeos. Sin embargo, la República lusa implementó realmente uno de los programas de ajuste más profundos de la pasada crisis, con medidas de estabilización valoradas en el 17% del PIB, un 42% más que España y un 54% más que Irlanda.
3. Los ajustes se volcaron por el lado del gasto
El paquete de medidas de ajuste se concentró principalmente en recortar el gasto. Aunque las subidas de impuestos generaron recursos equivalentes al 7% del PIB, lo cierto es que los ajustes presupuestarios tuvieron aún más peso, hasta el punto de que alcanzaron el 10% del PIB y supusieron el grueso de los esfuerzos de consolidación. Entre las medidas adoptadas, hubo reducciones de la inversión pública, congelaciones en la contratación de nuevos funcionarios, rebajas salariales de los empleados del Estado, recortes en las transferencias sociales, ajustes en las pensiones, limitaciones del gasto sanitario…
4. La reforma laboral golpeó la negociación colectiva
El número de trabajadores cubiertos por los acuerdos de negociación colectiva se ha reducido drásticamente como consecuencia de las reformas introducidas en el mercado de trabajo. En 2011, había 1,2 millones de asalariados dentro de dicho esquema de fijación salarial, mientras que hoy apenas hay 200.000 trabajadores en dicha situación.
El poder de los sindicatos fue golpeado notablemente y, en paralelo, se introdujeron reglas que endurecen notablemente la facilidad de cobrar un subsidio de paro. No solo eso: la indemnización por despido bajó de 22 a 14 semanas por año trabajado, mientras que el salario mínimo estuvo congelado durante años.
5. La recuperación se produjo con la derecha en el poder
La mejora en los indicadores macroeconómicos no llegó con el acceso de António Costa al poder, sino que se produjo con el conservador Passos Coelho en el Gobierno. El paro, que llegó a rondar el 15%, acumulaba tres años de caída cuando el centro-derecha salió del poder. Algo similar ocurre con el crecimiento, que también enlazó tres años de mejora antes de que Costa se convirtiese en primer ministro.
Por tanto, la herencia recibida fue más que favorable para los intereses del Ejecutivo socialista. De hecho, el país luso venía de abandonar prematuramente el programa de rescate en 2014, puesto que el buen funcionamiento de los ajustes hizo innecesario recurrir a la totalidad de los fondos comprometidos con la UE y el FMI.
6. Costa no ha desarrollado otra forma de hacer política
En líneas generales, la política fiscal de Portugal ha mantenido un tono moderadamente liberal desde que Costa es primer ministro. Más allá de algunas subidas en los impuestos Especiales, el resto de las figuras tributarias se han mantenido constantes o incluso han sido revisadas a la baja. En cuanto al gasto, el anterior Gobierno lo redujo del 52% al 45% del PIB, mientras que Costa ha profundizado esa línea y dirá adiós a su primera legislatura con el peso del Estado oscilando entre el 43% y el 44% del PIB.
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