viernes, 23 de agosto de 2019

“Que lo ecológico no lo atrape. Otra gran farsa, que triunfa en Wall Street”

Moisés Romero sobre el aprovechamiento (y timos basados en puro marketing) de la ola "ecológica" y vegana con la que se está tomando el pelo a base de bien (como ya ocurrió y fue advertido con lo "bio"), sin saber además las consecuencias que supone (medioambientales en muchos casos) de dicha fiebre. 


"Están muy de moda en Wall Sreet las compañías que salen a Bolsa con productos veganos, (del inglés veganism), ese estilo de vida que rechaza el uso de productos y servicios que provengan de animales no humanos, sea para alimentos, vestimenta, medicamentos, cosméticos, transporte, experimentación, ayuda en el trabajo o entretenimiento, a excepción en este último caso del mantenimiento de animales de compañía. Ahora que esas compañías venden hamburguesas que parecen que lo son, pero no lo son y otras fruslerías más ¿Sabe usted estimado director cuantas hectáreas de terreno son necesarias para que germinen cereales, crezcan viñedos y olivos, corran felices y contentas gallinas y gallos, a su vez alimentadas con piensos ecológicos? ¿Sabe cómo elimina plagas y otros atacantes con pesticidas que no lo son? No, no lo sabe. Se necesitan tres veces la extensión de la Tierra, como mínimo, para abastecernos y , aun así, no existiría la alimentación ecológica 100 % por 100 %. Desayunos con cereales ecológicos, huevos de gallinas, que viven en libertad, zumo de naranjas ecológicas y panceta de cerdo criado con cereales ecológicos. Llega la hora del almuerzo: lentejas ecológicas, con panceta, chorizo y morcilla de cerdo ecológico, a las que añadimos ajos, laurel, tomate y pimientos ecológicos. Todo, regado con un buen vino ecológico. En la cena, una frugal colación de ensalada de lechuga ecológica y un yogur ecológico. Hay más, todos los alimentos del Planeta Tierra son ya ecológicos ¿Qué temer entonces?..."
"Sí, hay que temer, y mucho, a la ignorancia del consumidor global y al auge del fraude ¿Harán algo las autoridades para frenar esta verdadera pandemia? La pasión por lo ecológico se ha trasladado a las Bolsas del mundo también, con compañías que fabrican hamburguesas sin carne y otras fantasías veganas más. Valores de dimensión reducida,  otrora casi, casi desahuciados, parecen cometas en el cielo, con fuertes subidas y fuertes caídas. Moda, y pasión, por la energía renovable, que ayuda en su empuje a la Ecología. Pero son cosas diferentes.
Les he comentado en alguna ocasión, que suelo ir a los mercados de abastos, que aún quedan en pie, y a todo tipo de hiper que pululan por el Reino de España y por Europa. Observo cómo aquí y allá hay una sobreabundancia de productos ecológicos, cuando, en buena lid, debería ser lo contrario ¿Por qué? Porque la mal llamada agricultura ecológica vende la propaganda de que no utiliza en sus productos ningún abono o plaguicidas "asesinos", que luego repercuten en él la salud de los humanos. La contestación de un ciudadano con escasos conocimientos (no digamos ya, grandes conocimientos) del mundo de las plantas y de los animales es NO. Imposible. Pueden desarrollarse productos alimenticios, con menores aportaciones de plaguicidas, fungicidas y abonos industriales. Pero es muy improbable, que un tomate, un pepino, un pimiento, una zanahoria, una uva, una patata, etc, etc estén libres de pecado, exentos del polvo y de la paja de los hábitos de la agricultura y de la huerta tradicional. Lo peor es el doble engaño, el descrito, y el precio desorbitado, que, como observo en todos los mercados (otra nota a considerar, todos), muchos están dispuestos a pagar.
El fenómeno de la alimentación ecológica llega al mundo de los huevos, de las gallinas, los pollos ecológicos, las vacas que duermen con música clásica y pacen alegremente con Heidi saltando a su lado. Hace unos días vi un córner en una gran tienda, con animales (sacrificados, claro) ecológicos. Pollo a 20 euros, el kilo y conejo, a 9 euros el kilo. A continuación, otro córner con carne de vaca y de ternera cuidada con mimo y sin colorantes ni conservantes ¡Toma del frasco!
Un poco más lejos, yogures con leche de no sé dónde. Y en la frutería tomates raf, cuando el que conoce este tomate tan genuino sabe que es escaso y muy caro. Pero el tomate raf ya te lo venden en las calles, en las tiendas llenas de suciedad y fruta putrefacta. En una de esas tiendas también vendían huevos ecológicos.
En el emblemático Mercado de Maravillas (Cuatro Caminos, Madrid) hablo con el pollero al que siempre le compro su género. "Juan Carlos ¿por qué no vendes productos ecológicos?", le pregunto. " Porque no quiero engañar a nadie. Buscos buenos pollos, gallinas, pavos, conejos y...caza, con máximas garantías. Pero la moda de lo ecológico es una mala moda, de la que muchos vendedores y consumidores se arrepentirán. Pronto, las Autoridades terminará con esta historia. Al tiempo. ¿Te acuerdas de los productos biológicos, los productos BIO? Pues eso. Tuvo que intervenir la Comunidad Europea". Esa es su sentencia.
Mi apunte personal es que mis padres (q.e.p.d.) eran temerosos con la utilización de antibióticos para pollos, conejos, gallinas, corderos y cerdos criados, doy fe, en total libertad y alimentados con pan, cebada, hierbas del campo. "Un día nos vamos a morir, solía decir mi madre hace 60 años (sesenta), con tanta mierda que les damos a los animales..." Y apenas eran unas gotas amarillas en el agua.
Lo mismo sucedía en la huerta. Huertos a la sombra de los chopos y regados con el agua de la fuente. Las patatas había que tratarlas con venenos (decían mis padres) contra el escarabajo patatero. A los pimientos, pepinos y tomates había que sulfatarlos y tratarlos con venenos contra el pulgón ¿Hablamos de la fruta y del tratamiento de los árboles frutales? Y otra pregunta ¿cuántas hectáreas de terreno se necesitarían para criar pollos, vacas, gallinas, conejos? Los números no salen.
Un grave problema para la Comunidad Europea. La alimentación ecológica, como la biológica lo fue en su día, se aferra a la letra pequeña de las ordenanzas alimenticias. Que no le timen y, por supuesto, me apunto a un buen tomate raf, a un pepino criado al aire libre (pronto comienza la temporada), a un tomate cogido de la mata, una sandía o un buen melón de agosto-septiembre ¡Y que ricos estaban los huevos de corral y los pollos que criaban mis padres! Eran ecológicos al cien por cien.

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