Diego Sánchez de la Cruz se hace eco de algunas conclusiones de la conferencia de Juergen Donges acerca de la globalización.
Artículo de Libre Mercado:
Conferencia de Juergen Donges en la Fundación Rafael del Pino
Juergen B. Donges es uno de los economistas más importantes que ha dado Alemania en las últimas décadas. Catedrático Emérito por la Universidad Colonia, Donges ha sido Presidente del Consejo Alemán de Expertos Económicos, el grupo de sabios que asesora al gobierno teutón en los asuntos de mayor importancia para la locomotora europea.
Quizá algunos lectores desconozcan los lazos de Donges con España. El economista germano nació en Sevilla y habla perfectamente nuestro idioma, de manera que su relevancia pública en nuestro país está más que justificada. Este mes, sin ir más lejos, el ex asesor del gobierno de Ángela Merkel pasó por España para impartir una conferencia en la Fundación Rafael del Pino, de la que es consejero.
El sugerente título de la charla era el siguiente: "Globalización económica, ¿maldición o bendición?". Donges arrancó definiendo la globalización como "la generalización del comercio exterior y de la migración de las personas. Ha sido un fenómeno multiplicador, que ha beneficiado a las empresas y a los consumidores. Hasta los detractores de la globalización se benefician de ella. Hoy viajamos más, tenemos acceso a más bienes y servicios, vivimos mejor…".
El economista alemán insistió en que "Trump es un antiglobalización más, pero el movimiento existe desde los años 90. La diferencia es que, por aquel entonces, los políticos se mantuvieron firmes a la hora de defender el libre comercio, la apertura de mercados… Hoy la cosa ha cambiado. En Europa, fue Hollande quien tumbó el Acuerdo Transatlántico con Estados Unidos. No fue Trump, fue Hollande quien dijo que estaba muerto. De manera que Trump solo sigue los pasos que le han ido marcando otros líderes, incluidos ministros del mismo gobierno alemán como Sigmar Gabriel, titular de Exteriores, quien declaró que el tratado ya no tenía perspectivas…".
'Disonancia cognitiva'
¿Por qué cala el sentimiento antiglobalización? Donges apuntó a una "disonancia cognitiva", que nos hace "percibir con dolor lo negativo pero asumir como normal lo positivo. Si un amigo va al paro porque cierran la fábrica, lo malo es la globalización. Pero si vamos a comprar un nuevo producto o servicio, no nos importa que venga de otros continentes… Si no se hace pedagogía, no se corregirá esa disonancia".
Pero hay otros factores que también preocupan al economista teutón: "también estamos viendo una nefasta alianza entre fuerzas antiglobalización de todo tipo. Hay populistas de ultraderecha y de ultraizquierda, pero también ONGs que cargan una y otra vez contra el capitalismo, como ATTAC, Intermón Oxfam… Además, están los sindicatos, los supuestos "defensores del consumidor", los ecologistas, las industrias que defienden medidas proteccionistas por interés… Y ahora incluso el Papa está contra la globalización".
Donges hizo memoria y pidió a los asistentes que recuerden "aquella España cerrada, en la que entraban productos por Canaria, de contrabando… ¡No podemos volver a las ideas mercantilistas de antaño! Es simplista pensar que exportar es bueno e importar es malo. Somos ricos porque comerciamos, porque exportamos y porque importamos. Abandonar esas ideas implica distorsionar el capitalismo y acabar en un mundo en el que se distorsiona la asignación de recursos, en detrimento de la eficiencia".
El ponente reconoció que la crisis ha golpeado con dureza a países como el nuestro, "pero la causa no ha estado en la globalización, sino en factores domésticos, que dependían de España y que, de hecho, se han empezado a solucionar en cuanto se han tomado medidas al respecto. Hablo en especial del mercado de trabajo, en el que hubo que esperar a 2012 para ver una reforma, a pesar de que la crisis explotó entre 2007 y 2008. De manera que no hay que culpar a la globalización de problemas locales, que exigen reformas estructurales pero no tienen nada que ver con la expansión mundial del comercio y el mercado".
Según Donges, "es una lástima que se generalicen tantas ideas falsas. Se habla de la era de la posverdad a raíz del triunfo del discurso de Trump, pero es que esa posverdad también está por ejemplo en muchas de las tertulias que vemos en la televisión española. Se repiten cuentos chinos que la gente termina creyendo. Y eso hace que cale el miedo, el enfado, la desorientación…".
Mirando al futuro, el economista alemán entiende que "la globalización continuará, porque el mundo no sólo depende de Europa y Estados Unidos… Aunque en Occidente haya más recelo al mercado, en otros rincones del mundo tienen claro que hay que apostar por el capitalismo". Según Donges, un factor positivo de la profundización que se seguirá del mantenimiento de la globalización es la "saludable presión sobre los gobiernos, que se ven obligados a adoptar reformas estructurales para no perder competitividad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario