El artículo explica a su vez cómo funciona el sistema eléctrico español, cómo se establecen los precios, de qué distintos costes se compone la factura de luz (cuánto es por consumo, por impuestos, por subvenciones...), la evolución de los costes del sistema eléctrico desde el 2003, lo que estamos pagando de más respecto al precio de mercado hoy en día por ciertas energías, hasta cuánto alcanzará el coste y la falta de autocrítica y responsabilidades en este tema.
Artículo de Libre Mercado:
La energía solar (fotovoltaica y termosolar) es la que recibe las primas más elevadas. | Pixabay/CC/skeeze
"Se nos fue la olla con las renovables" – Miguel Sebastián, octubre de 2015.
Incluso quien fue su principal valedor en su momento reconoce que algo se hizo mal. El ministro de Industria que más hizo para impulsar la energía verde en España ya admite que se pasaron, que no calcularon bien, que no previeron las consecuencias de sus actos… vamos, que se les fue la olla.
Pero, ¿cuánto? ¿Fue un error normalito? Como ese chaval que se va de fiesta, promete a sus padres que volverá a las 2.00 a casa… y aparece a las 3.30. ¿O fue una locura de las gordas? Con el chico llamando a casa a las 10.00 de la mañana desde una parada de autobús a 50 kilómetros de casa porque no tiene cómo volver.
Pues bien, hasta ahora, la locura de las renovables de Zapatero y Sebastián le ha costado a los contribuyentes españoles casi 85.000 millones de euros. Y no se quedará aquí. En los próximos años la factura continuará subiendo. No es fácil hacer una estimación total. María Teresa Estevan Bolea, primera mujer del Cuerpo de Ingenieros Industriales del Estado y decana del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, estuvo hace unos días explicándonos todo esto en una entrevista en Libertad Digital. Y nos dejó su sabiduría y sus cálculos: según sus cifras, la factura de las renovables se disparará hasta casi alcanzar los ¡200.000 millones de euros! Sí, parece una ida de olla de las grandes, de las que aseguran un castigo de los que no se olvidan. También en este caso lo habrá: eso sí, no lo pagarán los que se metieron en el lío, sino todos los españoles, en sus impuestos y en su factura de la luz. Es lo que tienen las noches locas, que siempre vienen seguidas de resaca.
El mix y el coste
De los 105.000 MW de potencia eléctrica instalada que tiene España unos 30.000 MW de renovables (más 6.700 de cogeneración). Eso nos sitúa como uno de los países del mundo con más porcentaje de su mix eléctrico basado en renovables. De esta forma, las fuentes se dividen en dos: régimen convencional (hidráulica, nuclear, gas en ciclos combinados, carbón, fuel-gas) y el régimen especial (renovables y cogeneración).
Para las primeras, la remuneración llega según los precios de mercado. Ese precio se fija diariamente y para cada hora, en función de la oferta y la demanda a través de un sistema marginalista: se paga a los productores el precio más alto que casa oferta y demanda. Buena parte de la producción entra a precio cero (renovables o nuclear) y sólo cuando con estas fuentes no se cubre la demanda van entrando a la subasta las fuentes más caras. Por eso las condiciones atmosféricas son tan importantes: si hay sol y viento y las renovables funcionan a plena potencia, se necesita menos aporte de las fuentes más caras; si en un momento de alta demanda no se puede tirar de renovables, entonces el precio de ese día es más caro.
Eso sí, hay que tener en cuenta que la electricidad generada a través del régimen especial recibe una prima. Es decir, que aunque el precio de mercado sea bajo, los productores tienen garantizados unos ingresos. Y esa prima también se paga en la factura de la luz. Es decir, que incluso cuando los precios son bajos, el coste final no baja como debería.
En el siguiente gráfico se detallan cuáles son los costes incluidos en la factura de la luz:
De esta manera, tenemos un sistema eléctrico en el que hay que pagar la energía, su transporte y distribución, como en cualquier otro mercado; y además, una serie de costes adicionales (primas, subvenciones, pagos por sobrecapacidad) que se suman a unos elevados impuestos. ¿El resultado? La electricidad en España está entre las más caras de Europa.
De primas y garantías
Pero hay un problema adicional. Como explica Estevan Bolea, "el verdadero problema de las renovables no es este coste tan elevado. La mayor dificultad es que sólo garantizan el suministro eléctrico unas 1.800 – 2.200 horas al año y en algunos casos, como la eólica, funcionan más por la noche, cuando la demanda es menor". Por eso, para que no haya apagones o interrupción en el suministro, el sistema necesita de una potencia firme de respaldo que asegure que incluso cuando no hay renovables, todos tendremos la electricidad que demandamos.
Si a eso le sumamos que las renovables se instalaron en España cuando la tecnología estaba en proceso de desarrollo y era más cara, el cóctel es explosivo. Porque instalar ahora la misma cantidad de potencia renovable sería bastante más barato: los procesos han mejorado mucho y han caído los costes de estas centrales. Pero lo que se les prometió a los productores es cubrir sus costes pasados, sin importar la diferencia con el precio de mercado. En la siguiente tabla pueden verse las subvenciones a las renovables en 2015 (en €/MWh) respecto al precio de mercado. Como puede verse, en el caso de la solar hablamos de primas que multiplican por 6 y por 7 el precio del mercado. ¿Una ida de olla?
El resultado puede verse en el siguiente gráfico que muestra la evolución de los costes del sistema eléctrico desde el año 2003. Lo que ha disparado el precio de la electricidad en España han sido las primas al régimen general. Y no hablamos sólo de pasado, sino también de lo que supondrán a futuro.
Los cálculos de Estevan Bolea sobre el coste de las renovables, siguiendo datos oficiales del Ministerio de Energía apuntan a que, sumando los 7.000 millones que se prevé que costará este mismo año 2017, las primas al régimen general han ascendido a unos 84.000 millones de euros. Si a esa cifra le sumamos lo que habrá que ir abonando a los productores (si no hay cambios en el marco legal que, por otro lado, podrían ser impugnados en los tribunales), llegamos a casi 199.000 millones de euros. Y aunque mal de muchos... ya se sabe que no es gran consuelo, hay que decir que no somos los que peor estamos. En Alemania, la política de subvenciones a las renovables ya ha costado 150.000 millones y se estima que en los 25 años que hay previsto que se sigan pagando estas primas alcanzará los 520.000 millones. (Ver la siguiente tabla con el desglose de las ayudas en España por tipo de energía):
No está mal que un político reconozca sus errores. Unos errores, por cierto, que comparte con buena parte de sus compañeros, en su partido y en los contrarios. Porque sí, la locura de las renovables alcanzó su apogeo con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pero comenzó con el PP en el poder (aunque hay que reconocer que en este tema hay diferencias de magnitud que son muy importantes). También podría señalar a los medios de comunicación, porque es misión casi imposible encontrar a alguien que entre 2004 y 2011 criticara lo que se vendía como la "apuesta por la energía verde" que situaría a España en la vanguardia de la tecnología. Y a los que lo hacían (lo hacíamos, porque Libertad Digital fue uno de los pocos medios críticos con aquella política) se les tachaba de agoreros, de estar en contra del progreso o de enemigos del medio ambiente. Pero no estaría de más preguntarse tampoco si esos errores, cuando son de esta magnitud, no deberían tener aparejados alguna consecuencia.
Decía Miguel Sebastián, en la frase con la que comenzábamos este artículo: "Se nos fue la olla". Hay otra expresión popular, muy popular en estos años de Youtube y vídeos virales, que también podría haberle servido para ilustrar lo que ha ocurrido en el pasado y lo que seguirá ocurriendo en el futuro: miles de millones de euros malgastados, inseguridad jurídica, reclamaciones, empresas quebradas, fraude en el cobro de las ayudas, una industria menos competitiva, una factura de la luz incomprensible, consumidores que se sienten estafados… Porque da la sensación de que los gobiernos españoles, en este tema de las renovables, la han liado parda.
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