martes, 5 de marzo de 2019

Los pedos de las vacas también tendrán que pagar impuestos

El hambre política por controlar cada punto de la sociedad y economía y obtener más recursos para gastar no tiene fin. 

Brusela ha decidido que los propietarios de vacas tendrán que pagar impuestos por las ventosidades de sus animales (por el metano que expulsan). Así que a partir de entonces el número de productores se reducirá y los precios de la carne y los lácteos aumentará en detrimento de consumo y poder adquisitivo de las familias. 

Y los políticos a su vez se quejarán por el menor poder adquisitivo de la gente, el aumento de precios y mayores dificultades de las familias para llegar a fin de mes y acusarán al capitalismo (la rueda es la misma cada vez cambiando la medida y regulación enfocándola a otro sector/sujeto y el objeto de la misma) de ello y justificarán nuevas y mayores intervenciones e impuestos para hacer frente al problema (dando nuevas vuelta de tuerca y generando y agravando nuevos problemas). 

X.R. Alvite se hace eco de la noticia en el siguiente artículo. 


Artículo de La Voz de Galicia:

Alberto López

Ganaderos y agricultores europeos pagarán caro el calentamiento global. Y no solo por los previsibles efectos del cambio climático sobre el ganado y las cosechas, sino también porque las autoridades comunitarias buscan la manera de hacerles pagar por las consecuencias que, en términos de gases de efecto invernadero, tiene su actividad. Tanto es así que, en el caso de los ganaderos, acabarán teniendo que abonar un impuesto por las ventosidades de sus reses. 


Sobre la mesa de Bruselas está la posibilidad de gravar la producción agroganadera en su territorio. Se plantea establecer un impuesto a la leche y la carne europeas con el fin de controlar la actividad de un sector que es responsable del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, porcentaje que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) eleva hasta el 20 % en el conjunto del planeta.


Aunque hasta el momento no han trascendido datos concretos sobre el hipotético alcance de esta medida, varios expertos la engloban dentro del nuevo marco normativo para el período entre el 2021 y el 2030 que persigue reducir un 40 % las emisiones de este tipo de gases nocivos. En cualquier caso, no es la primera vez que se plantea una iniciativa de este tipo, con la que se persigue reducir el consumo de carne y, consecuentemente, también el número de rumiantes que están considerados como grandes productores de metano, un gas que tiene 23 veces más capacidad para atrapar calor que el dióxido de carbono que, por ejemplo, producen los automóviles.

300 litros de metano

Se calcula que una vaca puede producir diariamente en torno a 300 litros de metano, cantidad suficiente para mantener una nevera de pequeño tamaño, tal y como apuntan varios estudios científicos que analizan fórmulas para reducir este problema. Una de ellas pasa por modificar la alimentación de los animales para reducir la cantidad de gases que genera el rumen de las reses durante el proceso de digestión. De hecho, ya se han puesto en marcha distintas iniciativas en forma de aditivos alimentarios que, con distinto éxito, buscan rebajar las emisiones de metano a la atmósfera.

Algunas explotaciones también se han lanzado a aprovechar la fermentación de los purines y el estiércol que producen sus animales para generar energía. Esto es posible gracias a la colocación de unos colectores especiales que aprovechan la capacidad energética del metano para dar calor o electricidad a sus viviendas y granjas. La colocación de una instalación de este tipo en una granja vacuna gallega de tamaño medio oscilaría entre los 60.000 y los 70.000 euros, cantidades que se amortizarían en poco más de cinco años, según apuntan desde una de las empresas que se dedican a la fabricación de este tipo de equipos de aprovechamiento del metano.

[...]

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twittear