sábado, 18 de enero de 2020

En defensa del pin parental

Juan Rallo analiza las declaraciones de la ministra de Educación (PSOE), Celaá (y apoyada en tromba por el ejecutivo), acerca de su rechazo a la implantación de un pin parental (a raíz de lo aprobado en Murcia) que proteja el derecho a la educación de los menores.

En el vídeo explica por qué son los padres, y no los políticos, quienes tienen una potestad preferente a determinar la educación de sus hijos, respondiendo y resolviendo las dudas (o críticas al pin) que ha suscitado esta polémica.

Un derecho esencial, por cierto que pretende (e históricamente ha sido así por parte de los regímenes totalitarios, comunismo, nazismo, fascismo) destruir los políticos para controlar (y adoctrinar) desde niños a toda la sociedad, para convertirlos en súbditos intelectuales, en siervos voluntarios.


Como bien, afirma, "la función del Estado no debe ser la de suplantar a los padres como tutores legales en el ejercicio legítimo de su patria potestad, sino la de únicamente vigilar que dicha patria potestad no es abusada en contra del menor, siempre respetando los límites muy amplios que ha de tener dicha patria potestad, dado que no existe una única forma de satisfacer todas las diversas obligaciones que integran esa patria potestad hacia el menor".

Pero por desgracia dicho terreno ha ido comiéndoselo el Estado (ha ido nacionalizando, expropiando la patria potestad a los padres) con el paso de los años, y que ya es patente, no solo en la educación pública, sino también privada, por múltiples formas, como bien ejemplifica. Por ello, el pin parental es precisamente un paso en la restauración de la patria potestad y del derecho a la educación de los padres sobre el Estado, que precisamente las personas que lo rechazan hoy por cuestiones ideológicas serían las primeras en exigirlas ante una diferente imposición ideológica estatal (imaginemos una teocracia).
Pero hoy afirman eso por el hecho de que creen tener el Estado a su servicio, y por lo tanto porque creen que son ellos los que creen que tienen la capacidad de adoctrinar a los menores del país.

Pero lo ideal, desde luego no es el pin parental, ni remótamente, pues efectivamente, habría que ir más allá, pues lo que hay establecer en España es la libertad de educación, de tal manera que los padres puedan escoger libremente entre un amplio abanico de oferta educativa (aún con límites genéricos para que no se atente con el objetivo último de la educación, que no es otro que la de permitir el desarrollo del menor, objetivo que no se alcanza de una única manera, y que ésta tenga que ser impuesta por el Estado y el político arbitrariamente). Y si la primera pata es la libertad de los padres (no los políticos) para escoger libremente el tipo de educación y el método de educación de sus hijos, la segunda es la libertad por el lado de la oferta, por el lado de los centros docentes para organizarse de manera heterogénea distintos planes educativos (por ejemplo, combinando el cheque escolar con la liberalización de los planes de estudio). Es decir, que son los padres (y no los políticos) los que escogen a qué colegios acuden sus hijos gracias al cheque escolar y son los colegios y no los políticos los que deciden cómo se organizan y qué asignaturas impartes y su método.

Comienzan pronto con las expropiaciones estos liberticidas...




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