Maduro quiere ahora privatizar la petrolera PDVSA por falta de dinero

Es la historia del socialismo real. La destrucción del sistema de mercado y la socialización de los medios de producción mediante las nacionalizaciones, la persecución y ataques (cuando no destrucción) de la propiedad privada y la planificación centralizada de la economía siempre ha dado lugar (Mises y Hayek explicaron bien los motivos ya antes, especialmente Mises, de empezar los proyectos de puesta en práctica de dichos sistemas en países enteros) al fracaso más estrepitoso (en lo económico y en lo social, pues ambos van muy unidos), y que incluye la desigualdad de las élites políticas respecto al mísero pueblo, la brutal corrupción, los mayores mercados negros para escapar de la bota del Estado...

Este rotundo fracaso lleva a sus dirigientes a aparcar parcialmente la ideología para llevar a cabo medidas de corte capitalista (ya ocurrió con el mismo Lenin hasta su muerte con la adopción del NEP ante el absoluto fracaso de la socialización del país), para evitar la destrucción absoluta (muerte y miseria creciente) del país. 

Cuanto mayor grado de socialismo adoptes, mayor destrucción de las libertades civiles y económicas, y peores los resultados. De ahí, que nunca se haya podido adoptar sus principios plenamente ni mucho tiempo, puesto que hacerlo sería morir (literalmente) en el intento. Y esto es a lo que muchos defensores del comunismo se aferran por pura ignorancia o por pura trampa. El negar que el comunismo (puro se entiende) se haya adoptado en ningún sitio y les lleva a buscarlo, aunque sea como mera propaganda (nadie se va a atrever a ello, empezando por Cuba, que vivió de subvenciones inmensas, dilapidándolas, primero de la URSS y luego de Venezuela, así como del turismo capitalista, de las remesas de los fugados a los que se quedan en el país y de la privatización parcial o permiso del capital extranjero en ciertos sectores, como el turismo). Un sistema que les permite sobrevivir (especialmente a las élites políticas enriquecidas) a costa de la miseria del pueblo mientras hacen propaganda de las bondades del socialismo, mientras mantienen vía el socialismo la dictadura bajo el que el pueblo se ve sometido a la fuerza. 

Artículo de Libre Mercado:

Nicolás Maduro | EFE

Ante la crisis económica que viene afrontando Venezuela, Nicolas Maduro, en un intento de buscar medidas a la desesperada para la situación límite a la que ha abocado a su país, está considerando privatizar la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). Según la información publicada por la agencia Bloomberg, Maduro estaría interesado en que entraran corporaciones internacionales como la rusa Rosneft, la italiana Eni y la española Repsol.

Sin embargo el Ejecutivo controlado por la cúpula chavista no lo tiene tan fácil: la propuesta debe ser aprobada por la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional porque es la única manera de conseguir la seguridad jurídica en cualquier inversión. Por tanto la última palabra ante esta estrategia de Nicolás Maduro, está en manos de Juan Guaidó.

En estos momentos el estado venezolano está en bancarrota y hace mucho tiempo que no puede sacar partido a la capacidad productiva de la compañía. El diputado opositor y presidente de la Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional, Elías Matta, aseguró en octubre que para recuperar la industria petrolera, y para que se pueda volver a producir al menos dos millones de barriles, se necesita una inversión de entre 180.000 y 200.000 millones de dólares.

En 1998, PDVSA tenía una producción de 3,5 millones de barriles diarios, ahora bombea a un mínimo histórico de 700.000 barriles por día, a pesar de tener una de las reservas petroleras más grandes conocidas del mundo. Asimismo, las reservas extranjeras del Banco Central han disminuido a su menor nivel en tres décadas, mientras que el efectivo del país suma menos de 1.000 millones de dólares.

Sin embargo, la inmensa crisis que atraviesa Venezuela ha provocado la caída de los precios del petróleo y junto con la presión extranjero. Maduro se ha visto obligado a doblegar muchos principios socialistas recientemente. Por ejemplo, terminó con los controles de divisas e importaciones, lo que permite el crecimiento de una economía de mercado dolarizada y restringida.