martes, 21 de enero de 2020

10 bochornosos ejemplos de cosas normales que la izquierda ha tachado de ‘ultraderecha’

Elentir expone 10 bochornosos ejemplos de cosas absolutamente normales que la izquierda tacha de ultraderecha para deslegitimarlo, descalificar e imponer así sus ideas limitando cada vez más la libertad de pensamiento y de expresión.

Artículo de Contando Estrelas: 
Hace ya muchos años que la izquierda viene usando varias palabras-policía para demonizar al que discrepa de sus dogmas ideológicos. Uno de sus términos favoritos es «ultraderecha».
Con esta palabra, curiosamente, la izquierda pretende lograr que se identifique cualquier posición liberal, conservadora o cristiana con el fascismo y el nazismo, a pesar de que esas ideologías totalitarias surgieron del socialismo, que es una ideología izquierdista. Recordemos que Benito Mussolini militó en el Partido Socialista antes de formar el Partido Fascista, y que Adolf Hitler llamó a su partido, significativamente, «Nacional-Socialista». El afán de la izquierda por señalar como ‘ultraderechistas’ a todos los disidentes se ha ido ampliando de tal forma que casi cualquier cosa puede ser hoy ‘ultraderecha’, incluso cosas tan normales como las siguientes:
  1. El patriotismo: tanto el socialismo como el comunismo son ideologías internacionalistas, por lo que han puesto un especial empeño en criminalizar un sentimiento tan legítimo como es el amor a la Patria. Es por eso que la izquierda en España ha venido tachando sistemáticamente como ultraderechista y facha a todo el que hacía gala de un patriotismo sin complejos, pero sin poner nunca motes parecidos a los que profesan un nacionalismo extremo y excluyente basado en el odio a España.
  2. La maternidad: en 2011, el Partido Socialista lanzó una absurda acusación contra el gobierno regional gallego de querer «exportar a Galicia el modelo familiar de la ultraderecha» por el mero hecho de implementar un plan de apoyo a la maternidad.
  3. Defender la libertad de educación: este derecho está amparado por el Artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, además de por otros tratados. Para protegerlo se han creado iniciativas como el pin parental: ayer el socialista Pedro Sánchez lo presentó como un invento de la «ultraderecha», en medio de una ofensiva de su gobierno socialista-comunista contra ese derecho humano. La mayoría de los españoles se han mostrado a favor de esa medida para proteger ese derecho humano.
  4. Defender la igualdad ante la ley para hombres y mujeres: en octubre de 2018, un medio izquierdista tachó eso como la «neolengua de la ultraderecha». La ofensiva izquierdista contra ese derecho ha llegado a extremos tales como la ley aprobada por los socialistas en 2004 que impone penas distintas en función del sexo del agresor, algo abiertamente contrario a la igualdad ante la ley que amparan el Artículo 14 de la Constitución Española y el Artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
  5. Pedir ayuda para madres sin recursos: la izquierda lleva su apoyo al aborto hasta unos extremos grotescos. En 2019, un dirigente del Partido Socialista de Málaga tachó de «ultraderecha» a Vox por pedir ayudas para las embarazadas sin recursos para que no se vean obligadas a abortar. El PSOE ya había lanzado la misma acusación contra el PP en Galicia en 2009 por apoyar una iniciativa legislativa de apoyo a la mujer embarazada.
  6. Defender la presunción de inocencia del varón: en julio de 2019 un diario izquierdista citó ese derecho fundamental como una de las «condiciones ultraderechistas» puestas por Vox para apoyar un gobierno del Partido Popular y de Ciudanos en la Región de Murcia. En España, tanto socialistas como comunistas han atacado directamente ese derecho.
  7. Defender la vida de los hijos por nacer: la defensa de ese derecho humano viene siendo denostada por la izquierda con una especial virulencia. Durante el mandato de Rajoy, las Juventudes Socialistas de España tacharon de «posturas tradicionales de ultraderecha» la mera posibilidad de modificar la ley del aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, como había prometido -y finalmente no cumplió- el Partido Popular en su programa.
  8. La libertad lingüística: en septiembre de 2018, la lucha por este derecho fundamental en el ámbito escolar fue tachada como «una concepción del Estado claramente de ultraderecha» por la web de extrema izquierda Kaos en la Red, a pesar de que esa libertad es la que existe en todos los países democráticos con más de una lengua oficial, con la única excepción de España.
  9. Rechazar la negociación con terroristas: que se negocie el cumplimiento de la ley con una banda de asesinos es un insulto a la justicia, a la igualdad y a las víctimas. A pesar de ello, durante el mandato del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) fue tachada de «ultraderecha» por medios izquierdistas por el mero hecho de oponerse a esa negociación. Las Juventudes Socialistas incluso llamaron «fascista» a la AVT.
  10. Rechazar el comunismo: el comunismo es una de las ideologías totalitarias que más muerte y opresión han provocado en toda la historia. Rechazar esa ideología es tan normal, legítimo e incluso necesario como rechazar el nacional-socialismo y el fascismo. Sin embargo, en junio de 2019, el Partido Comunista de España publicó un documento identificando el «anticomunismo» con la «extrema derecha». En las últimas elecciones europeas, los comunistas de Izquierda Unida incluyeron en su programa la pretensión de que la Unión Europea persiguiese a los anticomunistas, equiparándoles con racistas y xenófobos.
En vista de todo lo anterior, empieza a resultar obvio que el problema no está en esas cosas normales que disgustan a la izquierda, sino en que la izquierda quiere demonizar todo lo que es bueno, justo y sensato para poner en su lugar sus disparates ideológicos, que nadie se atreva a discutirlos e ir, así, limitando cada vez más la libertad de pensamiento y de expresión. Personalmente hace ya tiempo que me importa un bledo que a esa izquierda le parezca mal que defienda cualquiera de los puntos que acabo de exponer. Es más: si esa izquierda irracional, totalitaria y sectaria me llama «ultraderechista» por defender todo esto, me lo tomo como un piropo. Lo que me preocuparía sería recibir elogios de unos fanáticos.
Imagen: fotograma de ‘La invasión de los ultracuerpos’ (1978).

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