miércoles, 15 de enero de 2020

Podemos asigna el Instituto de la Mujer a una extremista que justificó la quema de iglesias

Elentir expone las execrables ideas y odio discriminador de la diputada de Podemos, Beatriz Gimeno, recién nombrada nueva directora del Instituto de la Mujer. 
Artículo de Contando Estrelas: 
El gobierno socialista-comunista de Pedro Sánchez ha puesto de relieve su extremismo ideológico con la designación, por parte de Podemos, de la nueva directora del Instituto de la Mujer.
Una activista de ultraizquierda con un odio visceral contra el catolicismo
Según informó ayer el diario socialista El País, la diputada de Podemos Beatriz Gimeno será la persona que ocupe ese cargo. Esta extrema izquierda publicó un artículo el 30 de octubre de 2013 en el digital ultraizquierdista Eldiario.es en el que exhibía un odio visceral al catolicismo, atacando a la Iglesia Católica a base de falsedades (la acusaba, por ejemplo, de mantener «la incultura», cuando fue precisamente la Iglesia la principal promotora de universidades y escuelas en España durante siglos) y llegaba a justificar la quema de iglesias durante la Segunda República: «Era una institución tan odiada por la clase trabajadora, por el campesinado, por la mayoría de los intelectuales que, en cuanto se prendió una chispa, la gente corrió a quemar iglesias». Obsérvese que para Gimeno la que quemó iglesias fue «la gente», obviando el hecho de que había millones de católicos en España. Omitió, además, que aquellos izquierdistas también quemaron conventos, escuelas, bibliotecas y obras de arteademás de asesinar a miles de personas por razón de su fe, crímenes a los que la activista de ultraizquierda no dedicaba ni una palabra.
¿La admitirían en ese cargo si hubiese justificado la quema de mezquitas?
Gimeno continuaba su justificación de esa brutal persecución religiosa disertando sobre la «necesidad» de quemar iglesias en España: «En aquellos países en donde la Iglesia (o las iglesias) forman parte normal del ámbito de las libertades, nadie siente la necesidad de quemarlas. Pero ese no es nuestro caso. El aborrecimiento profundo que muchas personas sentimos aquí por la Iglesia católica se lo ha ganado ésta a pulso»Imaginemos que Gimeno hubiese escrito algo parecido sobre incendiar mezquitas: ¿en qué gobierno civilizado le ofrecerían la dirección de una institución pública? Y dicho sea de paso: ¿cómo piensa hablar este gobierno sobre delitos de odio, cuando nombra para un alto cargo a alguien capaz de justificar esas atrocidades contra los católicos?
Dijo que la heterosexualidad no es natural y que oprime a las mujeres
Las afirmaciones polémicas de Beatriz Gimeno no se limitan a la religión. En 2013 escribió un artículo diciendo que la heterosexualidad no es natural«es imprescindible asumir que homosexualidad y heterosexualidad no son equivalentes, ni son distintas maneras de vivir la sexualidad sin más, sino que son regímenes que cumplen distintas funciones sociales. La heterosexualidad, el régimen regulador por excelencia, no es la manera natural de vivir la sexualidad, sino que es una herramienta política y social con una función muy concreta que las feministas denunciaron hace décadas: subordinar las mujeres a los hombres». Gimeno añadía que la heterosexualidad «tiene como finalidad contribuir a distribuir el poder de manera desigual entre mujeres y hombres construyendo así una categoría de opresores, los hombres, y una de oprimidas, las mujeres». Y añadía que «el poder masculino se ha ejercido sobre las mujeres, sobre todas las mujeres, a través de la institución de la heterosexualidad», concluyendo: «La heterosexualidad es la herramienta principal del patriarcado». Una paranoica forma de demonizar a la orientación sexual de la amplia mayoría de los hombres y mujeres.
También cargó contra los gays por el mero hecho de ser hombres
Tras declararse feminista lesbiana y atacar a la heterosexualidad, en ese artículo Gimeno también arremetía contra los gays por el mero hecho de ser hombres, una declaración cargada de misandria: «mientras el lesbianismo puede vivirse como una condición liberadora, esto es imposible para los hombres. La condición masculina significa la pertenencia al género que detenta todo el poder. Ser gay significa renunciar, o ser privado, de alguno de los privilegios masculinos, aunque nunca de todos o de ninguno en el caso de que la homosexualidad no se haga visible». Gimeno continuaba así su ataque a los gays: «El interés de los homosexuales varones pasa por despatologizar la homosexualidad masculina, pero por despolitizarla también, puesto que ellos, como varones, no tienen nada que ganar con la desaparición del patriarcado. Es cierto que la heterosexualidad oprime también a los gays, pero ese es precisamente el objetivo del movimiento de liberación homosexual: que deje de oprimirles en tanto que gays, pero que deje incólumes los beneficios que reciben en tanto que varones».
El cínico anticapitalismo de un partido que apoya a dictaduras
Gimeno también ha abundado en las tesis de la extrema izquierda en otros aspectos. Por ejemplo, en 2011 escribió que «los derechos humanos y el capitalismo son incompatibles», afirmación cargada de cinismo, teniendo en cuenta que eso lo escribió la hoy diputada de un partido que se niega a condenar las violaciones de derechos humanos en dictaduras comunistas como Cuba y Venezuela. En diciembre de 2017 Gimeno escribió un artículo en otro digital de ultraizquierda, CTXT, en el que tras citar al ideólogo comunista Friedrich Engels, afirmaba: «Necesitamos un nuevo pacto que rompa con este modelo social, económico y político pero también con este modelo patriarcal que es constitutivo de las democracias, y las constituciones liberales».
Propuso una constitución que «redistribuya» el tiempo de las mujeres
Ese discurso antiliberal no es nuevo: todas las ideologías totalitarias del siglo XX -fascismo, nacional-socialismo y comunismo- han arremetido contra las democracias liberales, al tiempo que proponían alternativas mucho peores. Algo parecido pasa en este caso. En aquel artículo, Gimeno pedía una constitución que «proteja nuestro tiempo y que lo redistribuya en todo caso». ¿En qué cabeza cabe que una constitución se dedique a redistribuir el tiempo de las mujeres? Hablamos de personas adultas que deciden por sí solas a qué quieren dedicar su tiempo sin que ninguna ultraizquierdista iluminada venga a dictarles órdenes. La diputada podemita también pedía un pacto «en el que las mujeres, por primera vez sean consideradas sujetos de sus vidas y no objetos para las vidas de otros»Se le debió pasar por alto el Artículo 14 de la Constitución: «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social». Que Podemos nombre para un alto cargo a alguien que dice esas cosas deja en evidencia el enorme grado de fanatismo ideológico y de alejamiento de la realidad del nuevo gobierno de Pedro Sánchez.

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