sábado, 11 de enero de 2020

Neoliberalismo feroz

Carlos Rodríguez Braun analiza y contesta las declaraciones "a la ligera" del escritor francés Nicolas Mathieu acerca del neoliberalismo, el comunismo y la socialdemocracia...

Artículo de Libre Mercado: 
“El neoliberalismo feroz produce efectos políticos criminales”, ha sentenciado el escritor francés Nicolas Mathieu, que lamenta la desaparición de la Europa comunista.Nicolas Mathieu | Wikipedia
Leí en ABC una entrevista de Inés Martín Rodrigo a Nicolas Mathieu, escritor francés, ganador del último Premio Goncourt. A propósito de la reducción del gasto público, el pensador declaró: "El neoliberalismo feroz produce efectos políticos criminales".
Igual usted se pregunta qué dirá el ilustre pensador sobre la ferocidad del antiliberalismo. Pues lo dice. La caída del Muro de Berlín fue lamentable, porque
después de 1989 el Partido Comunista fue barrido y los partidos socialdemócratas se gentrificaron y aburguesaron y se alejaron de las preocupaciones obreras.
Dos aspectos llaman la atención. El primero es, por supuesto, que el destacado intelectual ignora lo que pasó antes de 1989 en los países comunistas, cuando decenas de millones de trabajadores murieron por la puesta en práctica de políticas antiliberales, ésas sí, realmente feroces.
El segundo aspecto llamativo es que el escritor da por sentado que los obreros tienen unas "preocupaciones" de las que solo la izquierda se hace eco. Naturalmente, si el Partido Comunista es barrido y los partidos socialistas se aburguesan, entonces el proletariado queda huérfano.
Pero no solo los comunistas y los socialistas representan a los obreros. Es bien sabido, en efecto, que los obreros son de su padre y de su madre, y que votan lo que les da la gana, y no votan necesaria y exclusivamente a la izquierda –resulta ciertamente insultante descartar la posibilidad de que los trabajadores piensen por su cuenta.
Y el fondo del razonamiento de Nicolas Mathieu es asimismo equivocado, aunque de forma paradójica y luminosa.
Efectivamente, despotricar contra la reducción criminal del gasto público, sin más, equivale a ignorar que dicho gasto no es gratis, sino que lo pagan los mismos trabajadores que don Nicolas pretende defender. Y, paradójicamente, está equivocado porque esa reducción no se ha producido de forma apreciable en ningún país del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twittear