sábado, 16 de marzo de 2013

La estrecha relación entre la expansión crediticia y el daño al medio ambiente (Medio ambiente. 125)

La relación entre la expansión crediticia, llevada a cabo como consecuencia de la adopción del dinero fiduiciario sin respaldo real y el control monopolístico del dinero por los bancos centrales, y el daño realizado al medio ambiente es muy elevada.

Esta política económica provoca burbujas especulativas y euforia financiera, que termina afectando y de qué manera a la economía real (se presta mucho más dinero de lo ahorrado), apareciendo múltiples proyectos como rentables pero que no lo son, y provocando a un elevado stress al medio ambiente (se talan muchos más árboles de los necesarios, se extrae mucho más petróleo, minerales, gas...de los necesarios, se poluciona más, se contaminan más rios...debido a que se realizan proyectos que en realidad el consumidor no demanda.

El mercado finalmente impone los criterios de los consumidores ante la creación artificial provocada  e incentivada por políticos y bancos centrales, quedándose muchos bienes de capital ociosos quedando patente los errores cometidos (los agentes económicos entre ellos los empresarios se dejaron engañar por las distorsiones económicas impuestas por los bancos centrales y demás autoridades monetarias en forma de tipos de interés artificialmente reducidos y las facilidades de crédito ilimitado).

Y esto deriva en recesiones, como la vivida actualmente.

En definitiva, la expansión crediticia obstaculiza el desarrollo económico (sano y sostenible) y daña el medio ambiente, por lo que la conclusión es obvia:

Los amantes de la naturaleza deberían defender un sistema monetario libre, sin banco central y en el que los bancos privados operaran con un coeficiente de caja del 100% para los depósitos a la vista y equivalentes, utilizando como base monetaria por ejemplo el patrón oro. Solo de esta manera se erradicarían las etapas recurrentes de auge artificial, crisis financiera y recesión económica que tanto daño hacen al entorno económico, al ser humano y al proceso de cooperación social.

Sin embargo, la gran incongruencia es como sucede hoy apoyar ambas cosas. Se exige más dinero, más gasto, menos "austeridad", más expansión monetaria, en definitiva nuevas burbujas y más daño al medio ambiente aunque se critica ese mismo daño que provocan las medidas que se defienden.

Y en la misma línea se muestran los partidarios (que incluye a la mayoría de partidos políticos) que abogan y defienden el salir de la crisis con más gasto ("crecimiento" les gusta llamarlo) y nada de austeridad pero que a su vez, critican y denuncian la imposibilidad del "crecimiento ilimitado" y sus repercusiones para el planeta.

Y solo la Teoría austriaca del ciclo económico explica estas distorsiones y ha sido capaz de predecir las burbujas y recesiones que hemos padecido, negadas en su máximo esplendor desde todos los ámbitos.

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