Luís I. Gómez analiza el enorme coste (cuyas implicaciones sociales serían enormes) que tendría que soportar Alemania para lograr su objetivo de reducción de CO2 en un 80%.
Artículo de Desde el Exilio:
En ocasiones el mundo de las redes sociales parece Fantasia. Y si de “Energías Renovabes” se trata, de discutir sus defectos, lo que debemos mejorar, sus costes o quién debe correr con ellos, entramos directamente en el campo de lo mágico. No se equivoquen: yo soy muy de renovables. No porque emitan menos CO2 que el uso de combustibles fósiles – las emisiones de CO2 no me preocupan en absoluto (les explicamos por qué en 1, 2, 3 , … y más artículos) – sino porque estoy convencido de que la generación a partir de viento, agua o el sol terminará por resultar increíblemente barata y de fácil acceso para todo el mundo. Además nos ahorramos con ellas las emisiones que sí son contaminantes: NOx, SOx, Micropartículas, hollines, … siempre que no nos pongamos a quemar madera, claro. Y estoy seguro que surgirán nuevas tecnologías que hoy ni sospechamos.
Artículo de Desde el Exilio:
En ocasiones el mundo de las redes sociales parece Fantasia. Y si de “Energías Renovabes” se trata, de discutir sus defectos, lo que debemos mejorar, sus costes o quién debe correr con ellos, entramos directamente en el campo de lo mágico. No se equivoquen: yo soy muy de renovables. No porque emitan menos CO2 que el uso de combustibles fósiles – las emisiones de CO2 no me preocupan en absoluto (les explicamos por qué en 1, 2, 3 , … y más artículos) – sino porque estoy convencido de que la generación a partir de viento, agua o el sol terminará por resultar increíblemente barata y de fácil acceso para todo el mundo. Además nos ahorramos con ellas las emisiones que sí son contaminantes: NOx, SOx, Micropartículas, hollines, … siempre que no nos pongamos a quemar madera, claro. Y estoy seguro que surgirán nuevas tecnologías que hoy ni sospechamos.
Sea como fuere, casi todas las semanas sale alguien en algún medio contando la historieta de que en Alemania la energía nos sale gratis en ocasiones, en otras nos pagan por encender la luz y el futuro será rosa en cualquier caso. Los Verdes alemanes lo piensan también, a veces. Y los mensajes se repiten tan frecuentemente que al Bundesverband der Deutschen Industrie (BDI) se le ocurrió la idea de sentar durante un año a un grupo de 200 expertos para hacer cuentas. Recogieron los datos de más de 60 asociaciones independientes. Sentaron a científicos, empresarios del ramo renovable, representantes de los sindicatos y del gobierno en más de 40 foros de discusión para diseñar todos los escenarios posibles de mix energético para el futuro en Alemania. Y entregaron los resultados al Instituto Prognos y al Boston Consulting Group para que hicieran un informe de 300 páginas bajo el nombre “Klimapfade für Deutschland“, algo así como “Los caminos climáticos para Alemania”. Pues el informe ya está aquí, y los resultados son escalofriantes: los alemanes (y los que aquí pagamos impuestos) deberemos invertir 1,5 BILLONES (con B y DOCE ceros) de Euros para lograr alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de CO2 en un 80%, objetivo mínimo marcado por los políticos.
Una verdadera barbaridad. Les parece mucho? Pues ya les digo yo: eso son peanuts. Si nos fiamos de los Verdes y los Merkel-Boys, debemos alcanzar los objetivos “fijados” en el tratado de París: una reducción del 95%, es decir, la práctica decarbonización de todo proceso industrial, logísitico o social en Alemania. Según el estudio del BDI, el sueño supondria una inversión de 2,3 BILLONES (con B y DOCE ceros) de Euros.
“Desde nuestro punto de vista, una reducción del 95 por ciento en las emisiones de gases de efecto invernadero, que algunos políticos climáticos querían incluir en el acuerdo de coalición, no puede lograrse de manera realista en Alemania”, concluye el presidente del BDI Dieter Kempf al presentar el estudio en Berlín.
Pero no todo son malas noticias. Después de todo, los billones de inversión en protección climática supondrán también ahorros, fundamentalmente en la importación de petróleo crudo o carbón. Los verdaderos “costos adicionales” serían así menores: el estudio, y tras deducir de la “factura” lo ahorrado por dejar de importar combustibles fósiles, los sitúa en 470 mil millones de euros hasta el 2050 para alcanzar el objetivo mínimo y 960 mil millones de euros, unos 30 mil millones de euros al año, para alcanzar el objetivo máximo de la descarbonización casi completa.
Buenas noticias? No parece:
La mayoría de las medidas de ahorro de emisiones de carbono producen inicialmente perdedores económicos. “Cuatro quintas partes de las medidas necesarias para alcanzar el objetivo climático del 80 por ciento están asociadas con los costos directos de mitigación“, advierte Kempf: “Eso significa que estas medidas no rinden frutos para quien debe tomar las decisiones de mitigación, ya sean empresas industriales, propietarios o consumidores privados“.
Alguien tiene que pagar esos miles de millones. Por lo tanto, inevitablemente se les pide a muchos propietarios de viviendas, propietarios de calefacción de gasóleo y automovilistas que paguen por los requisitos de protección climática, sin que tengan una ventaja económica inmediata.
Para ganar aceptación, incentivar y evitar desequilibrios sociales, se deberán usar grandes sumas de dinero que generen un efecto compensatorio. El programa billonario de descarbonización se convierte de este modo, en un programa de redistribución fiscal nunca antes visto.
Para ganar aceptación, incentivar y evitar desequilibrios sociales, se deberán usar grandes sumas de dinero que generen un efecto compensatorio. El programa billonario de descarbonización se convierte de este modo, en un programa de redistribución fiscal nunca antes visto.
Si me preguntan, dudo mucho que la cosa quede en los 1,5 Billones previstos por el BDI. Después de todo, la cifra está calculada siempre que se den unas condiciones óptimas de desarrollo del plan. Los autores del estudio han calculado sus objetivos bajo la premisa de que todo funcionará a la perfección, lo que presupone que “las decisiones correctas se tomarán en el momento correcto”. ¿Han sido los políticos de cualquier país capaces, en algún momento, de tomar las decisiones adecuadas en el momento adecuado?
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